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Cerrando Circulos


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2012  •  586 Palabras (3 Páginas)  •  549 Visitas

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Cerrando círculos

O cerrando puertas.

O cerrando capítulos.

Como quiera llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos.

Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van

clausurando.

¿Terminó con su trabajo?

¿Se acabó la relación?

¿Ya no vive más en esa casa?

¿Debe irse de viaje?

¿La amistad se acabó?

Puede pasarse mucho tiempo de su presente 'revolcándose' en los porqués, en devolver el cassete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.

El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos.

A pasar la hoja.

A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir para adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado.

Ni siquiera preguntándonos por qué.

Lo que sucedió, sucedió.

Y hay que soltar, hay que desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

No.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa.

Papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de

superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse.

En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.

Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que

tenemos en el presente.

El pasado ya pasó.

No espere que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que ”alguna vez se den cuenta de quién es usted”.

Suelte el resentimiento, el prender “su televisor” personal para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.

La vida está para adelante, nunca para atrás.

Porque si usted anda por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción.

Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de “regresar” (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.

¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo! Si no, déjelo ir, cierre

capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve.

Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio, usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.

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