Clarice Lispector

“Desperté con la clara idea de que algo había ocurrido. Desperté sin pies y mis manos todavía se veían transparentosas, mi boca estaba amarrada por los hilos del sol y con un deseo espantoso por morir bailando me paré de la cama y olvidé con gradual luz que había despertado incompleta”.

Clarice Lispector (A Vida Íntima de Laura, 1974)

Lispector hacía una clara referencia a algo que olvidaba, algo había ocurrido durante su estado de dormir, lo más intrigante es que su incompleto estado va siendo olvidado conforme pasan las horas, su estado sonaba difícil como para irlo ignorando. Comparando la situación de Laura (Protagonista de la novela) y cada uno de los estados por los que pasa se pueden diferenciar e identificar diferentes articulaciones, procesos y partes del sueño, sin embargo la que más hace ruido es aquella que se hace con el acrecentar del día un olvido; Desde la postura psicoanalítica el órgano funcionario de esta responsabilidad es la censura, es la versión de la represión durante la vida nocturna que toma la función de diversas actividades de tipo protector, debería filtrar con tremenda efectividad los contenidos pulsionales y deseosos del inconsciente durante la gestación de los sueños, sin embargo existen muchos casos en los que el trabajo de la censura luce mísero pues se logra advertir al despertar muchas imágenes, sensaciones y preocupaciones angustiosas por lo vivenciado dentro de este estado pero que con el día y el pasar de las horas va cediendo terreno al olvido, cada vez se recuerdan menos cosas, se sabe de cierto que algo ha ocurrido pero ya no se sabe qué cosa es la que ha ocurrido y que no logra readvertir, el hecho de que a la censura escapen recuerdos señalados en el estado consciente no significa que esta ya no puede hacer nada, al contrario si estos recuerdos son lo suficientemente dolosos y angustiosos para el sujeto la censura intentará proteger al Yo obligándolo a olvidar todo lo conflictivo para la estancia más educada e inpermisible al sufrimiento.

Olvidar un sueño.

Pero cuando pese a las labores censurales se ha hecho todo en cuanto le es posible y el sueño persiste en ser recordado entonces los deseos inconscientes han obtenido un triunfo en su trabajo, el deseo ha prevalecido ante la adversidad, y aunque romántico suene esto es muy dañino y conflictivo para sujeto si bien el recordar el sueño no nos asegura el padecer cierta sintomatología manifestada tampoco nos asegura no padecerla, simplemente se nace la obertura a la posibilidad manifiesta.

Retomando el fragmento de la novela anteriormente citada se menciona que había despertado con “un deseo espantoso por morir bailando”, entonces me atrevo a conjeturar que este se le refiere al deseo que no había logrado ser evadido ni reprimido durante el proceso natural interno de los sueños, también se podría interpretar como origen o principio del síntoma, el deseo por

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