Cogito Ergo Sum

La frase de Descartes expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: ¿qué es mi pensamiento? Y ¿qué es de mi propia existencia?, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas.

Cogito ergo sum

La expresión latina “Cogito ergo sum”, que en español se traduce frecuentemente como “Pienso, luego existo”, siendo más exacta la traducción “Pienso, por lo tanto existo”, es un planteamiento filosófico de René Descartes, el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental, mismo que se desarrolló en la Europa continental durante los siglos XVII y XVIII, formulado por René Descartes, que se complementaba con el criticismo de Immanuel Kant, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento.

Este planteamiento sirvió de base para el racionalismo ya que en el "Discurso del método", Descartes busca algo concreto en lo cual se base la razón (y por esto el racionalismo), entonces, tal cual lo expresa muy claramente Descartes en ese libro suyo, comienza a dudar de todo lo que existe (a esto se llama duda metódica, que es el método esencial de la filosofía cartesiana cuyo objetivo es la fundamentación radical del conocimiento y que consiste en rechazar como inadecuadas todas aquellas creencias de las cuales pueda plantearse alguna duda).

Esta frase pone el pensamiento por encima de todo, ya que tiene una gran lógica, y se entiende que cuando una persona piensa en una determinada situación la lleva a ver las cosas desde otro punto de vista y así puede ver todas las posibles soluciones.

Después de "pensar", se sigue a realizar la acción de solución y es ahí donde interactúa con la sociedad y así "existe", una sociedad. Una persona con mente y pensamiento propio unida a otras personas que igualmente piensan.

Si bien esta frase se basa en el pensamiento que tuvo Descartes sobre "pienso y luego existo" o "existo y luego pienso" también ponía en duda todos los razonamientos sobre lo que existe, hasta dudaba de los dogmas, que eran una verdad inapelable en aquellos tiempos.

Descartes también pensaba que cualquier idea indudable o evidente podría ser puesta en duda, pues no todos tienen el mismo pensamiento, él solía decir que todo podía ser entendido.

Muchas veces esta expresión se malentiende, por ejemplo, se llega a creer que significa que "a partir del pensar se existe".

Esta confusión viene de la traducción, que es relativamente inexacta o antigua, ya que para nosotros “luego” significa que viene o que va después de una cosa primera, por ejemplo: la letra “C” viene luego de la letra “B”.

Antiguamente, “luego” tenía en su significado las cargas de “Consecuencia necesaria” o “deducción necesaria”.

Esta frase no señala que la existencia dependa solo de la conciencia, o sea, no se cumple el recíproco. Que alguien piense es una prueba de que ese alguien existe, pero eso no significa que todo lo que exista piense, y por lo tanto, el hecho de que algo no piense no implica que no exista.

En cuanto a si “pensar” realmente es una prueba de la existencia o no, bueno, si se dice que “pensar implica existir”, de ningún modo podemos deducir de eso que existir implica pensar.

Siguiendo el método aporético preconizado por Sócrates, se llega a un punto indudable: "aquel en el cual reconoce que su pensamiento sale de un punto llamado “yo”, sea lo que sea ese “yo” es indiscutible que existe y si existe algo que es el “yo", entonces también puede existir la realidad de la cual el “yo” es un subconjunto y ciertamente lo real que hace concreto al “yo”, esa es la base de la objetividad de la existencia. Tal descubrimiento cartesiano sirve de piedra de toque para que la filosofía e incluso la ciencia tuvieran cimientos racionales y no metafísicos.

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