Cuatro Acuerdos

Miguel Ruiz

Don Miguel Ruiz nació en una familia humilde con las antiguas tradiciones del México rural, el más joven de 13 niños. Se considera muy afortunado, ya que era donde aprendió desde muy temprana edad que todo es posible, si es que realmente queremos.

Sus padres, Don José y doña Sarita, así como su abuelo, Don Leonardo, todos creían que Miguel iba a continuar su legado en la centenaria tradición tolteca. En vez Don Miguel asistió a la escuela de medicina, y se convirtió en un cirujano.

Desde hace varios años practicó la neurocirugía con sus hermanos, y se dio cuenta de que lo que se necesita para ser sanado era no sólo el cerebro físico, pero la mente humana.

Un accidente automovilístico casi fatal cambió el rumbo de la vida de Don Miguel. Él experimentó a sí mismo como conciencia pura fuera de las limitaciones de su cuerpo físico. Se dio cuenta de que la sabiduría tolteca de su familia contenía todas las herramientas necesarias para cambiar la mente humana. Don Miguel regresó rápidamente a su madre para terminar su formación y se convirtió en un Chaman.

“Por favor, ayúdanos a cambiar el mundo. Sólo se puede cambiar el mundo que cree, y cambiando su mundo, el mundo va a cambiar... y esa es la verdad que los hará libres".

Introducción

En esta lectura, aunque muy breve, nos enseña muchísimas cosas, una de ella es el valor de la vida misma. Nos hace pensar acerca de las malas acciones que hemos realizado para así poder cambiar un poco nuestro estilo de vida asi como nuestros pensamiento, preocupándonos principalmente por nosotros mismos, y no hacer caso del que diran.

En los cuatro acuerdos dice muy claramente que el ser humano es domesticado, y es verdad, nuestros padres, la escuela o incluso la misma religión nos enseñan desde muy pequeños lo que está bien o lo que está mal, lo que debemos hacer y lo que no, inclusive en quien debemos creer, y nosotros aprobamos todas esas enseñanzas por el simple hecho de ser aprobados ante una sociedad.

Los seres humanos somos muy inteligentes, sin embargo, en pleno siglo XXI aun pedimos la aprobación de las personas para poder encajar en una “sociedad” o simplemente para ser más “popular” sin pensar en que nosotros mismos nos hacemos mucho daño, pues queremos encajar cueste lo que cueste aun poniendo en riesgo nuestra propia vida.

“Sé impecable con tus palabras”, “No te tomes nada personalmente”, “No hagas suposiciones”, “Haz siempre lo máximo que puedas”. Con estos cuatro acuerdos podemos cambiar nuestros pensamientos y dejar atrás todo odio y rencor que solamente hacen que nos hagamos daño nosotros mismos, pero sobre todo entender que la mente humana y las palabras son armas muy poderosas, que pueden cambiar la vida de alguien pero también la pueden destruir si no se sabe utilizan correctamente.

Primer acuerdo

**Sé impecable con tus palabras**

Es uno de los acuerdos más importantes y del cual abarcan los otros tres. “Se impecable con tus palabras” esto quiere decir que las palabras son muy poderosas y dependiendo el uso que les demos estas harán un bien o un mal. Muchas veces cuando estamos enojados maldecimos a una persona incluso le deseamos lo peor sin medir las consecuencias, lo que no sabemos es que todo ese odio nos daña a nosotros mismos, incluso cuando una persona pide nuestra propia opinión en lugar de animarla la desanimamos mucho más, haciéndole un daño muy grave, pues hablamos por hablar, sin pensar en lo que decimos. Pero también podemos alegrar el día de alguien, animándola o diciéndole lo importante que son para nosotros.

En la lectura dice que las palabras son magia, y es verdad, esa magia se puede usar para el bien o para el mal, podemos destruir o bien podemos salvar. Todo depende del uso que se le den, pero también depende de la mentalidad que tengamos, si tenemos una mentalidad muy débil obviamente nos vamos a creer lo que nos dicen, y esas palabras se quedaran por dentro haciéndonos mas miserables cada día, creyendo que en realidad somos eso que nos dijeron cuando en realidad somos mucho mejores pero obstruimos la capacidad de poder demostrarlo. Pero si somos fuertes esas palabras no nos podrán herir ni mucho menos dañar, al contrario nos harán mucho más fuertes, incluso las podemos tomar como un consejo o como una opinión, y demostrarles que somos capaces de superarnos a nosotros mismos, y dejándolos como quien dice: “Con el ojo cuadrado”.

Los chismes son uno de las cosas más atroces que se hayan inventado

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