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DOCENTE PARA EL SIGLO XXI COMO ENSEÑAMOS A LOS DOCENTES: NUEVOS MODOS DE TEORIZAR SOBRE LA PRACTICA Y PONER EN PRACTICA LA TEORIA.


Enviado por   •  12 de Abril de 2015  •  564 Palabras (3 Páginas)  •  366 Visitas

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DOCENTE PARA EL SIGLO XXI

COMO ENSEÑAMOS A LOS DOCENTES: NUEVOS MODOS DE TEORIZAR SOBRE LA PRACTICA Y PONER EN PRACTICA LA TEORIA.

Para responder a los retos de la escuela del siglo XXI se espera que los maestros tengan capacidad de reflexión, sean aptos para el trabajo en equipo, la indagación independiente y analítica y estén dotados para el pensamiento crítico basado en criterios éticos y en la integridad personal. Sin embargo, la realidad en Nueva Zelandia es que las recientes reformas de los planes de estudios han desembocado en una estructura rígida y prescriptiva, que debe aplicarse en niveles específicos a los educandos (ya no se los llama “niños”: síntoma de la deshumanización y del enfoque empresarial de la educación). Los niños (educandos) serán ulteriormente evaluados en función de resultados de aprendizaje preestablecidos. Se ha coartado la autonomía profesional del docente, reemplazándola por un papel de técnico que inculca un programa predeterminado, respondiendo a exigencias externas de evaluación y de rendición de cuentas que garantizan una cultura de control y de acatamiento. Las reformas aplicadas recientemente en Nueva Zelandia se inspiran en una racionalidad que valora la educación, esencialmente, a la luz de su contribución económica a la sociedad. A través de la adopción de un modelo mercantil, la educación se ha estructurado como un producto básico privado. La docencia como transmisión se funda en una epistemología de la racionalidad técnica que concibe a los que enseñan como expertos proveedores de un plan de estudios prescrito y da poca importancia al aprendizaje a partir de la experiencia o a través de ésta (Schön, 1983, 1995). En este contexto se hace hincapié en “qué” se enseña (contenido) y en “cómo” se enseña (competencias), sin hacer gran caso de la importancia de quien lo hace o del porqué de la enseñanza.

Los alumnos-maestros necesitan comprender los imperativos pedagógicos, sociales, culturales y educativos que rigen la práctica docente, o sea, examinar y reconciliar la teoría y la realidad de la enseñanza.

La moraleja que se desprende indiscutiblemente es que, pese a décadas de progreso en nuestro conocimiento de la importancia de la formación docente, seguimos produciendo profesores que no logran comprender el papel del maestro y que, por lo tanto, experimentan serias perplejidades al pasar de su fase de formación al primer año de ejercicio de la enseñanza (Loughran, Brown y Doecke, 2001).

Los encargados de la formación de futuros profesores tienen los medios para prepararlos a responder de manera crítica a las presiones que apuntan actualmente a definir su papel con un criterio estrecho.

Los formadores de docentes podemos reabrir el debate e iniciar a los futuros maestros en el diálogo acerca de la teoría y de la práctica de la docencia. Para ello debemos examinar críticamente nuestra

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