De dónde venimos y a dónde vamos?
Enviado por edisongaglay • 28 de Octubre de 2012 • Documentos de Investigación • 1.118 Palabras (5 Páginas) • 630 Visitas
¿De dónde venimos y a dónde vamos?
Vicente Galán
El hombre, desde que el mundo es mundo se ha preguntado muchas veces, ¿qué hago yo en esta vida? ¿De dónde vengo? ¿Hay otra vida más allá de esta que vivimos? Y, por supuesto, muchos, a través de los siglos de la historia humana han dado una respuesta a todos estos interrogantes.
Según el punto de vista materialista, somos el producto de la casualidad, nacemos, morimos y todo se acabó; no hay otra vida, no hay Dios, y, aunque estas respuestas no solucionan los grandes vacíos del sentimiento humano por todo lo espiritual, misterioso y transcendental que le rodea, hay unos pocos inocentes que aceptan estas respuestas como válidas.
Desde el punto de vista filosófico (aunque hay varias líneas de pensamiento) la respuesta más popular es que todo comenzó con el agua o en el fuego, por una pequeña célula viva que fue desarrollándose casualmente hasta llegar a ser un ser vivo, un pez o una ave, y así poco a poco, pasar a formas más concretas y desarrolladas, un mono, el cual por el uso va desarrollando facultades y a través de un proceso de milenios llegar a ser el hombre de la actualidad.
Sólo que, si por esta teoría, se nos quiere decir que todas las cosas tienden a perfeccionarse por el uso, y aceptamos esta respuesta como válida, nos encontramos en un verdadero problema racional y lógico, ya que según nuestra experiencia de la vida, todo tiende a deteriorarse y estropearse con el paso del tiempo; en la vida animal y la vegetal y humana , así está demostrado, todo degenera y nada tiende a perfeccionarse, por eso la evolución no nos contesta a esos interrogantes del principio de este capítulo, no nos soluciona las grandes demandas de nuestra conciencia y espíritu, dejándonos aún más confusos, pues no hay elementos que estén evolucionando actualmente, pero estos militantes del racionalismo justifican este problema de la forma más irracional; dicen ellos, pues, de seguro que debe de haber algún eslabón de la cadena evolutiva perdido, y así, tan bonitamente se lo tragan muchos en el día de hoy. La filosofía de la evolución no contesta a las profundas necesidades del ser humano, ni a sus ansias de justicia, respeto mutuo, paz y amor, cosas éstas que sólo se exigen al ser humano, y no entre los monos o los lagartos; además, esta verdad está apoyada por la experiencia racional de todos los hombres de la tierra.
¿Tiene el cristiano respuestas válidas para estos problemas? ¡Claro que sí! Además, espirituales, lógicas y científicas apoyadas por la experiencia universal del individuo.
En la narración del primer libro de la Biblia, sobre la creación, se destaca como única y especial la creación del hombre, a diferencia de la creación animal o de las otras especies, minerales o vegetales.
La creación del hombre, según la historia bíblica, estaba precedida por el anuncio de Dios de que el hombre había de poseer una personalidad que reflejara a su Creador en ciertos aspectos. Dice el relato: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y señoree en toda la tierra y en todo animal...» (Génesis 1:26).
Esto, por lo menos, concuerda con la experiencia universal de todos los hombres que pueblan los continentes de este planeta, por lo menos el hombre y no el
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