Derechos O Privilegios

¿DERECHOS O PRIVILEGIOS?

Por: Marinela Murcia Barrios

Lic. Ciencias Sociales

En el aula de clase las cosas y los discursos políticos tienen color y sabor. Al descubrir los primeros escritos de la Constituciòn política de Colombia, empiezan las preguntas, las incógnitas y hasta las contradicciones. A veces como docente de Ciencias Sociales, tratamos de esquivar estos temas que parecieran utópicos cuando los mandatos constitucionales se convierten en “letra muerta”. Los estudiantes, sujetos activos de su propia realidad, desmenuzan y aterrizan ese enfoque que se mueve entre el liberalismo individualista y el socialismo: el estado social de derecho, de acuerdo al art. 1 de la Constitución Política Nacional.

"Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de república unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general".

Profe… Profe.. ¿y qué es un estado social de derecho? Preguntan los más inquietos. La respuesta no puede ser otra que la que recitan todos los libros. “Aquel estado donde los ciudadanos acatan la legalidad y la Constitución y su función es respetar y proteger los derechos de los ciudadanos”

Profe.. profe.. ¿Para qué nos sirve vivir en un estado social de derecho? Advierte Narvàez el pica pica de la clase y a quien no le gusta escribir. Con pesadumbre tendremos que advertir que para “exigir que nuestros derechos, consignados en la Constitución, se cumplan, para que se nos respete la vida, la libertad, la salud, para que tengamos trabajo y educación y así se lo exijamos a nuestros gobernantes y funcionarios del estado”.

Pero.. ¿Cuàl?... ¿qué mentira? Mi papà hace 2 años que no tiene trabajo y cada vez que va a dejar la hoja de vida en una empresa llega a la casa con la cara más larga de la que tiene. Manifiesta Adriana, la más extrovertida del curso. Todos se funden en carcajadas…

Si.. si. -dice Dussàn- eso es cierto. Cuando van a pedirle ayuda al concejal o al político, siempre le “maman gallo” o tienen que conseguirle artos votos en las elecciones.

Ah… y disque derecho a la educación, cuando tenemos que comprar lo que necesitamos para venir aquí al colegio y pagar fotocopias con lo que nos dan para el recreo. -Expresa Carlos Iván, en forma de susurro-. Y cuando la gente sale a protestar en lugar de derechos le dan palo, como les sucedió a los campesinos en Tunja y en otros lugares del país hace poco.

Y cuando se atreven a denunciar los amenazan y les dan “materile” como a Jaime Garzòn, entonces es mejor callar y que todo siga así. –Cortò nuevamente Narvàez-.

Con sensación de indignación y con dolor de patria al escuchar los imaginarios acerca de la situación, se siente la obligación de ser leal con aquellos con quienes siempre hacemos mayoría (las clases bajas), pero que nunca nos vemos representados en ese mismo estado social de derecho porque una minoría, la èlite colombiana nos sigue recetando lo mismo de siempre. Con razón William Ospina expresa que “Del Estado colombiano se puede decir que presenta dos características absolutamente contradictorias. Esto es: es un Estado que no existe en absoluto, y es un Estado que existe infinitamente.

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