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Dialogos "Ion"


Enviado por   •  17 de Octubre de 2014  •  1.146 Palabras (5 Páginas)  •  1.216 Visitas

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Obra: Diálogos de Platón “Ion”

Bibliografía: Platón (2003). Diálogos. Obra completa en 9 volúmenes. Volumen I: Apología. Critón. Eutifrón. Ion. Lisis. Cármides. Hipias menor. Hipias mayor. Laques. Protágoras. Editorial Gredos. Madrid.

En este dialogo entre Ion y Sócrates. Ion: Es un rapsoda, es decir, un artista que va de ciudad en ciudad recitando poemas épicos a la población, acaba de ganar el premio de la recitación en los juegos de Epidauro por su excelente conocimiento de Homero. Ion trata sobre la poesía y Sócrates interroga más específicamente sobre la naturaleza de la fuente de donde los poetas sacan su talento. ¿Es la poesía un arte o es solo una cuestión de inspiración?

Sócrates se encuentra con Ion, rapsoda de Efeso, cuando este vuelve de Epidauro, tras haber competido en las fiestas de Asclepio. Ion cuenta que ha obtenido buenos resultados en la competencia, y Sócrates le comenta que siempre ha envidiado su profesión, dado que es un requisito de la misma introducirse en el pensamiento de grandes poetas, como Homero. Ion no solo está de acuerdo con esto, si no que se jacta de ser el mejor cuando de decir cosas de Homero se trata, y a partir de esta auto proclamación, Sócrates le pregunta si estaría dispuesto a someterse a prueba.

Tras aceptar la propuesta, Sócrates le plantea la siguiente cuestión: cuando alguien tiene conocimiento sobre un determinado tema, puede ser crítico de lo bueno y de lo malo, es decir puede opinar sobre la totalidad de la técnica. En este caso, Ion solo se encuentra a gusto cuando debe hablar sobre Homero, el mejor de los poetas, mientras que no le ocurre lo mismo cuando debe hablar de otros poetas peores, aun cuando tratan los mismos temas.

Ante esta realidad, Sócrates dice que la razón por la cual Ion puede hablar del mejor de los poetas pero no del resto, es que lo que Ion posee no es una técnica, si no inspiración, al igual que el poeta mismo: cuando un poeta poetiza, no es él quien genera sus palabras, si no que estas están dirigidas por la musa inspiradora. “De ahí que todos los poetas épicos, los buenos, no es en virtud de una técnica por lo que dicen todos esos bellos poemas, sino porque están endiosados y posesos”.

Con este punto de partida es que Sócrates compara la inspiración poética con la piedra magnética o heráclea, que al entrar en contacto con anillos de hierro les pasa a estos su magnetismo característico: en ambos casos, el poder inicial, la inspiración o el poder magnético, provendría de un ente ajeno, la musa y la piedra magnética respectivamente, pasando luego sus cualidades particulares a los poetas o primeros anillos, para que luego estos lo pasen a los rapsodas o segundos anillos, para que finalmente sean participes de las mismas cualidades el publico o los terceros anillos. A partir de esta idea se hace claro que lo que el rapsoda o el poeta mismo posee no es una técnica determinada, sino una virtud emanada de lo divino que se encarna en su persona, ya sea de manera directa o pasando antes por otro “anillo”. Es así como el poeta es intérprete de la divinidad, y el rapsoda es “interprete de un intérprete”.

Posteriormente, Sócrates pasa a analizar la singularidad de cada técnica, utilizando ejemplos de la Iliada, ya sean estos recitados por Ion o recordados por el mismo Sócrates. Con estos ejemplos

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