EL HOMBRE
Enviado por WIND • 20 de Noviembre de 2012 • 474 Palabras (2 Páginas) • 272 Visitas
EL HOMBRE SER INHERENTE A DIOS
En el campo de la educación religiosa, existe un elemento que da sentido y que a su vez se convierte en el objeto de este componente educativo del área, llevar al hombre a su fuente, es decir, acercarlo en una relación profunda de amor con Dios que lo lleve a transcender. Ya que esa necesidad del hombre por buscar a Dios, se debe a que Él tiene un propósito para cada uno de nosotros desde el momento que fuimos creados.
“El hombre es criado para alabar, reverenciar y servir a Dios nuestro señor y, mediante esto, salvar su alma y todas las otras cosas sobre la faz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado” (López de loyola, 9 de julio de 1541, # 23). A sí pues somos creados por Dios con la misión de: Disfrutar la Creación (alabar) reconociendo su gran obra creadora que me incluye a mí; Administrar su obra (hacer reverencia) tomando conciencia de que soy su hijo (y por eso me ama) pero también su administrador ( y por eso (loyola)necesito hacer Su voluntad); y Amar (servir) satisfaciendo las necesidades de sus creaturas, y atreves de esto Ser verdaderamente Feliz, logrando una vida plena.
En esta dinámica Dios se convierte en fuente de bondad, amor y misericordia, porque esta es su esencia. El solo saber amar al hombre. Por el contrario el hombre no opera con esta misma naturaleza de forma evidente, porque en Él existen muchas imágenes falseadas de Dios: el Dios bonachón, el Dios mago, el Dios milagrero, el Dios castigador el Dios de la conveniencia, entre otras.
A sí pues se denota que la verdadera la unidad y medio entre Dios y el hombre, la encontramos en la persona de Jesucristo que se hace persona, como regalo de Dios: “al principio existía la palabra y la palabra estaba junto a Dios, la palabra se hizo carne y habito entre nosotros. Y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria que recibe el Padre como hijo único, lleno de gracia y verdad” Juan 1, 1.14.
Es tan clara la relación del hombre con Dios que solo nos queda iniciar un proceso de discernimiento, que nos lleven a purificar las imágenes falsas y a encontrar la mejor forma de relacionarnos con nuestro Padre del cielo.
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