ENSAYO COMPARATIVO BODINO Y CICERON

TEORÍAS POLÍTICAS CLÁSICAS

UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO

ABRIL DE 2012

BODINO Y CICERÓN

A través de los años notamos que los conceptos y teorías que han sido desarrolladas por nuestros antepasados, muestran una evolución y una adaptación de los conceptos de acuerdo a la época en la que se encuentren, además se reproducen por medio de otra persona y esta realiza ciertas modificaciones según lo vea conveniente, para las necesidades que puedan surgir dentro de un determinado momento histórico. En esta ocasión se estudiará el pensamiento de dos grandes filósofos (una entré muchas de sus profesiones) Bodino y Cicerón, que se dedicaron especialmente a abonar y agregar sus puntos de vista pero siempre con base en sus predecesores los filósofos griegos, Platón y Aristóteles. Lo que se pretende hacer con este escrito es descifrar si aún con el paso de los años se mantiene la esencia de los filósofos griegos, o si por el contrario Cicerón y Bodino únicamente hacen una vaga recopilación de ellos, con el fin de elaborar nuevas teorías, lo anterior debido a que ambos pertenecen a unas épocas que difieren la una de la otra, además del contexto en donde desarrollan su filosofía, como se explicará más adelante. Es necesario aclarar que tanto Cicerón como Bodino hacen parte de los autores clásicos y por lo tanto, los dos serán de igual importancia en este escrito.

Empezaremos por hablar sobre Marco Tulio Cicerón, quien fue abogado litigante, político romano destacado por: cursar la carrera de los honores y ocupar los cargos más altos (que hoy se podría comparar con la carrera política), su gran habilidad en la oratoria. Vivió entre 106 y 43 a.C. es decir para el periodo final de la república, caracterizado de manera especial por seguir fielmente el modelo platónico puesto que en un primer momento escribió su obra Sobre las República, poco tiempo después escribe otra titulada Sobre las Leyes al igual que Platón. Según Sabine, G. (2006) “El pensamiento político de Cicerón no es importante por su originalidad; como él mismo francamente reconoce, sus libros eran compilaciones. Tenían, sin embargo, un mérito que no es, en modo alguno, despreciable: todo el mundo los leía”.  En cuanto al pensamiento político y filosófico de Cicerón, se puede decir que gira entorno a dos puntos claves: el primero la concepción del Estado perfecto y el segundo el desarrollo del concepto de Derecho Natural.

Para Cicerón un modelo de Estado perfecto debía tener un gobierno mixto, es decir compuesto por la constitución romana, que en su concepto era la más perfecta, y también debía componerse de la anaciclosis o teoría de los ciclos, planteada por Polibio, que consistía en una clase de circulo vicioso, en la cual se establecía las degeneraciones que podría sufrir un estado y aunque se dice que se esperaba que todas las ciudades caigan en él, hay que aclarar que Roma fue la excepción. Entonces para Cicerón la fusión entre la constitución romana y la anaciclosis, con ciertas modificaciones podrían llevar a un modelo de Estado perfecto. Debido a que Roma no cayó en ese círculo vicioso, el profesor George Sabine (2006) dice que “En realidad, Cicerón tenía un plan verdaderamente prometedor y que hubiera podido dar óptimos frutos de haber tenido su autor la capacidad filosófica necesaria para llevarlo a la práctica.”

En segundo lugar, la propuesta hecha por Cicerón en lo que tiene que ver con el Derecho natural, lo destaca de forma especial debido a que su pensamiento en lo referido a este tema aun lo tenemos en la actualidad puesto que desde un principio ella fue acogida por la Iglesia, quien se encargó de transmitirla hasta la actualidad. Cicerón al estar influenciado por el estoicismo, comprendía el Derecho natural como algo universal en donde existe un Dios y por concesión de él los humanos contamos con una multiplicidad de facultades. El hombre era entonces pieza clave dentro de una sociedad, además pensaba que al estar sometidos a esa ley natural todos somos iguales, aunque esa igualdad no se refería a los conocimientos ni a la riqueza.

...