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Educacion Gratuita


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  2.028 Palabras (9 Páginas)  •  212 Visitas

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En defensa del neoliberalismo

¿Educación gratuita? Algunas reflexiones

Santos Mercado Reyes*

Decía Milton Friedman (1912-2006, Premio Nóbel de Economía 1976) que

en este mundo nadie puede comer un sándwich gratuitamente. En

efecto, si usted come un sándwich sin que saque la cartera para

pagar, puede deberse a las siguientes razones:

1. Su amigo Juan tuvo el gusto de invitarlo a comer para

platicar de sus viejos tiempos.

2. Entró usted a una fiesta donde el anfitrión se está dando el

placer de regalar sándwiches a todos los invitados, incluso, aunque

no los conozca.

3. Usted entró a un restaurante, pidió un sándwich y se echó a

correr antes de que le cobraran.

4. El gobierno hace una Ley para que las mujeres paguen un

impuesto a fin de darles sándwiches “gratis” a los hombres.

5. Usted fue a una marcha del PRD y le dieron un sándwich y un

sombrero sin cobrarle ni un centavo.

Nótese que en todos los casos se habla de sándwiches “gratuitos”

pero, en realidad,&nbs p; hay un manejo engañoso del lenguaje pues si

usted no pagó, alguien tuvo que pagar.

En este mundo hay pocas cosas gratuitas. Se puede respirar aire

fresco o contaminado gratuitamente; puede tomar un baño de sol en la

azotea de su casa sin que nadie se sienta despojado; Puede mirar un

lindo atardecer sin pagar ni un centavo. Pero no puede consumir un

refresco, una torta o un servicio médico de manera gratuita, pues,

nada de esto cae del cielo, en realidad, alguien tiene que pagar.

Bueno, esto nos obliga a repensar y redefinir el término “gratuidad”

a fin de no engañarse ni engañar a nadie.

No ayuda demasiado acudir al diccionario de la Real Academia de la

Lengua Española, nos las tenemos que arreglar nosotros mismos

proponiendo una definición.

Definición: Podemos decir que algo es gratuito cuando lo puedes

tomar o disfrutar sin que alguien se sienta despojado.

Si aceptamos esta definición, entonces cambia nuestra forma de decir

las cosas:

1. No me comí un sándwich gratuito, pues éste no cayó del

cielo; más bien comí a expensas de Juan, quien voluntariamente quiso

pagar la cuenta.

2. El anfitrión pagó los sándwiches que los invitados

consumieron.

3. El dueño tendrá que pagar, contra su voluntad, el sándwich

que usted no pagó.

4. Las mujeres tendrán que asumir, involuntariamente, el costo

de los sándwiches que consumieron los hombres.

5. Los contribuyentes pagaron, sin contar con su

consentimiento, los sándwiches de los marchistas del PRD.

Nótese que sólo en los casos 1 y 2 hay voluntad y acuerdo de que

otro pague la cuenta, los demás son casos involuntarios, forzosos,

podríamos decir, incluso, que hay una especie de delito pues implica

un costo sin consentimiento, casi un robo.

Analicemos ahora al caso de la EDUCACIÓN GRATUITA. Me refiero al

sistema que consiste en que el que estudia no paga por los servicios

educativos que recibe. Este sistema se aplica en las escuelas del

gobierno mexicano. Es cierto que en algunas universidades se cobra

20 centavos por el trimestre, otros pagan dos mil pesos, pero

comparando con los costos reales, estos pagos no significan nada

para la institución.

La gratuidad de la educación la hemos vivido toda la vida que no

advertimos nada malo en ello, es más, se llega a defender como una

de las grandes conquistas del pueblo. Pero si usted ya acepta que

nadie puede comer un sándwich gratis, entonces está a punto de

aceptar que tampoco existe “educación gratuita”, pues ésta no cae

del cielo.

Puede uno pasarse años y años en las escuelas y universidades,

recibiendo certificados de primaria, secundaria y preparatoria, o

bien, títulos de licenciado, maestro y doctor y nunca preguntarse

quién pagó por los gastos que se generaron. O se prefiere aceptar

una respuesta simple: “se paga con los impuestos”.

Casi cualquier licenciado, maestro o doctor salido de las

universidades públicas opinará que el sistema de educación gratuita

es algo correcto, y el argumento es que “gracias al sistema gratuito

él pudo lograr los títulos que posee”.

Consideremos grosso modo que alguien que recibe el grado de doctor

y que posiblemente estuvo becado desde la primera, implicó los

siguientes gastos pagados por los contribuyentes:

Primaria $ 100,000.00

Secundaria $ 75,000.00

Preparatoria $ 120,000.00

Licenciatura $ 2, 000,000.00

Maestría $ 3, 500,000.00

Doctorado $ 5, 000,000.00

Es decir, formar un doctor cuesta más de diez millones de pesos. Al

nuevo doctor le parece qu e el sistema de educación gratuita es una

maravilla pues él nunca pagó nada, es más, le pagaron buenas becas y

gastos por estar estudiando, “es un sistema perfecto”, pensará.

Cuando se le pregunta al flamante doctor que logró disfrutar de

esta “gratuidad” invariablemente pensará que se debe defender ese

sistema “pues de otra manera nunca hubiera yo estudiado”.

Es comprensible su respuesta pues él es uno de beneficiados. Es

como si se le preguntara a un diputado si es bueno que exista el

Congreso. Con los sueldos que tienen, los bonos, la posibilidad de

viajar a donde quieran con cargo al erario, de darse aumentos de

sueldos cuando deseen, aguinaldos extravagantes,...jamás opinarán

que haya algo inmoral en la Cámara de Diputados.

Pero qué pensará el graduado universitario cuando se le diga que

todo ese dinero fue aportado involuntariamente por los

contribuyentes (por eso se llaman impuestos), que dejaron de co mer

para pagarle sus gastos y que por eso ahora ya están más pobres.

Qué pensará nuestro graduado cuando se le demuestre que quienes más

contribuyeron a sus gastos, no fueron los empresarios, pues ellos

tienen forma de evadir los impuestos, sino los empleados de cheque

...

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