Educación Y Política, Factores De Crisis: El Discurso De Hannah Arendt.
Enviado por aoalarco • 29 de Abril de 2013 • 1.962 Palabras (8 Páginas) • 669 Visitas
En términos de una lectura acrítica y focalizada solamente en el ensayo “La crisis en la educación”[1] las ideas que articula y pone en debate Hannah Arendt resultan estimulantes para el lector. La autora parece estar decidida a promover la construcción de pensamiento nuevo, de ímpetu intelectual, es más, elabora una línea argumentativa original utilizando sus propios macro conceptos, porque claro, la estructura argumentativa que plantea al analizar el tema educativo parece ser una ramificación necesaria de su teoría de la condición humana. Sin embargo, para lograr una necesaria lectura crítica creemos relevante “abstraernos” de aquel primer acercamiento y analizar lo que el autor dice, o consideramos que pretende señalar en los puntos más relevantes del relato y ponerlo en contexto.
Como buena parte de los intelectuales de mitad de siglo XX Arendt muestra preocupación por un “crisis general” de mundo moderno, la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y la bifurcación del mundo en dos polos ideológicos son elementos históricos claves presentes en las conclusiones generales de la autora, es menester señalar que en “la crisis de la educación” no se hace alusión explicita a estas experiencias. Para dar cuenta de la crisis educativa norteamericana Arendt recurrirá a su herramienta analítica por excelencia: el origen. ¿Por qué es tan relevante una crisis educativa en un país como Norteamérica? El problema educativo es fácil de politizar ¿y porqué? vamos al origen. Los padres fundadores como Washington, Jefferson y Adams cimentaron una política de Nuevo Orden del Mundo, la nueva república proyectaba una misión particular frente al mundo “que planeaba abolir la pobreza y la esclavitud”, para Arendt la inmigración humana es una dinámica que responde la articulación de ese principio: Estados Unidos recibe a los pobres del mundo, el inmigrante se convierte en “garantía” para un país que necesita la renovación para preservar, casi holísticamente, el Nuevo Orden.
La política según Arendt la hacen los hombres libres, los individuos emancipados de las necesidades cotidianas – la casa- que se reúnen entre iguales para plantear soluciones a los problemas que aquejan a la comunidad, tratando de lograr el “bien común”. En La Condición Humana la autora lo ejemplifica en el origen del caso de la polis griega, en la época moderna el caso de los padres fundadores norteamericanos se acerca paradigmáticamente al ideal político que Arendt articula: hombres libres, sin necesidad económica (eran todos ricos) que se reúnen entre iguales y buscan el “sentido común”. En otras palabras, la Revolución Norteamericana es un proceso altamente valorado por la autora; en “Sobre la Revolución” Arendt la compara con el caso francés, siendo categórica en ensalzar la virtud de la política norteamericana que construyó una nación poderosa y próspera. Quienes no representaban al hombre político- mujeres, esclavos, indígenas, inmigrantes pobres y niños- simplemente se les margina de la política bajo el elegante argumento de la autora en esta revolución gloriosa.
En fin, la educación norteamericana para Arendt se planteó como “americanización” de los inmigrantes (no como segregación social) y fue masiva con importante injerencia del gobierno central. Aquí la tarea de educar estuvo hecha por adultos (nativos) que introdujeron el mundo a los niños o nuevos (inmigrantes) Hasta allí la educación norteamericana cumple la función que Arendt estima debería cumplir. Pero también surgirán problemas con este sistema.
“El fenómeno de los nuevos” colonizó el tema educativo, y este se articula nuevamente en el origen, en Rousseau y sus planteamientos seguidos en el caso revolucionario francés. La utopía revolucionaria radical e igualitaria plantea un tipo de educación en que se politiza a los niños y se les incita a cambiar al mundo: ciudadanos. La autora lo ve como inaceptable porque se produce una dictadura de contenidos en que el adulto traspasa sus propios intereses al niño. La política como campo de acción exclusivo de los hombres libres (ya educados) no puede combinarse con la educación, en el esquema macro conceptual de la autora se debe dar como una fase preparatoria entre la labor (reproducción de la vida) y las demás instancias adultas del ser humano, el trabajo (aporte económico a la sociedad) y la acción (política principalmente). El modelo que se originó en Europa sólo sería el de “la coacción sin el uso de la fuerza”. Al niño se le niega su propio papel de futuro en el campo político: el mundo por nuevo que se lo presenten estos adultos utópicos siempre será viejo para los niños. Para ella, el germen de la educación progresista se impuso desterrando todas las tradiciones y métodos de enseñanza y aprendizaje establecidos, se rechazaron todas las normas de sensatez, la nueva pedagogía fue aplicada acríticamente en un país donde la educación era un derecho inalienable .Esta influencia negativa es grave porque los problemas particulares que se puedan dar un país como Estados Unidos afectaran otros sistemas educativos en el mundo. A nuestro entender aquí se visualiza claramente su postura pro norteamericana en la Guerra Fría: Arendt cree que Estados Unidos (sentido común) es la luz del mundo cuando hay incertidumbre (¿comunista?) En suma, el análisis de política y educación norteamericana en Arendt está claramente coloreado por su propia postura ideológica de preferencia por la democracia liberal norteamericana. De hecho, la llamada “igualdad” norteamericana que agudiza la crisis por una una especie de lucha interna por borrar las diferencias, por tanto las medidas “desastrosas” que se aplicaron tienen mayor grado de impacto, se plantean como “supuestos”, veamos los principales.
Primeramente se creó un mundo y una sociedad infantil gobernada por ellos, el adulto lo ayuda rompiendo las relaciones “normales” entre estos sujetos: gravísimo, porque la independencia del niño queda atorada por
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