Egoísmo Altruista

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Egoísmo Altruista – Un argumento egoísta para hacer al mundo un mejor lugar

Como contexto, hasta hace poco, la gran mayoría de la población mundial trabajaba en granjas y la producción mundial estaba limitada por la cantidad de tierras que una nación tenía, por lo que la producción total mundial no cambiaba realmente año tras año. A esto se le conoce como un mundo de “suma cero” y en un mundo estancado en “suma cero” la única forma de que te vaya mejor, es que a alguien más le vaya peor, puesto que tendrías que quitarles su parte del “pastel”.

Las naciones constantemente se invadían y mientras que había algunas naciones que tenían todo el “pastel” que querían habían otras que se quedaban con las “migajas” y como consecuencia de lo anterior el progreso estaba estancado y la brecha de desigualdad entre naciones crecía y crecía.

Así siguió el curso del mundo hasta que, en 1760 en Inglaterra, empezó un fenómeno conocido como la revolución industrial, la cual, entre muchos otros inventos, le dejo al mundo mejor maquinaria para producción, mejores fertilizantes, mejores cultivos, entre otros grandes inventos.

La producción en el sector de agricultura se disparó desde la revolución industrial, pero no solo estábamos produciendo más comida, todos los demás sectores estaban siendo más productivos que nunca, la producción de hierro en Inglaterra de 1700 a 1870 incremento 137 veces como contexto.

La economía del mundo había cambiado radicalmente, el mundo finalmente había pasado de ser “suma cero” o ser “suma positiva” de alguna forma, habíamos encontrado la forma de crear un pastel más grande para todos que crecía año tras año, suceso que jamás habría sucedido en un mundo “suma cero”.

Dicha transformación se sigue viendo hoy en día, nosotros estamos acostumbrados a ver progreso constante en todos los sectores de la economía, pero si volteamos a ver atrás en el pasado, observaremos que el cambio que trajo la revolución industrial es el hecho más drástico para el progreso humano en historia reciente como podemos ver ilustrado en la siguiente gráfica.

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Los cambios que llegaron con la revolución industrial se desprenden de la innovación y para los propósitos de este ensayo, entenderemos a la innovación como soluciones para problemas que tenemos o como soluciones para problemas que no sabíamos que teníamos. Entre más innovamos, encontraremos problemas más complejos e interesantes conforme evolucionen nuestras necesidades.

Una vez que obtenemos lo que queremos, no nos detenemos y conformamos, sino, buscamos la forma de mejorar nuestras vidas aún más y como solucionar más problemas aún.

De hecho, como reflexión al progreso que hoy vemos, el mundo en “suma positiva” ha existido por tan solo 0.01% de la historia de la humanidad y aún no nos acostumbramos a dicho mundo.

Hay una consecuencia personal a todo lo que he planteado anteriormente, en un mundo de “suma positiva” te conviene (egoístamente) que a todos los demás les vaya bien.

¿Cómo es posible que haya un argumento egoísta para ser altruista? ¿A qué se debe esto?

Bueno, esto se debe a la naturaleza de la innovación, fundamentalmente se mueve por la oferta y demanda. La única forma de incrementar la oferta es si la gente tiene la capacidad de contribuir a la innovación y para incrementar la demanda es necesario que la gente tenga más recursos para poder pagar por nuevas soluciones a problemas

La innovación se mueve con incentivos, por lo que, si más gente puede pagar por algo, habrán más recursos para innovar y al haber una demanda, hay incentivos para incrementar la oferta, de alguna forma, mejorar la vida de los demás tiene un efecto multiplicador.

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