El Bien
Enviado por josueavalos • 6 de Abril de 2014 • Trabajo • 1.689 Palabras (7 Páginas) • 152 Visitas
Introduccion
Decidi hacer este ensayo porque me parecio muy interesante investigar un poco más acerca de que es el bien, en que consiste el bien en realidad; me dí cuenta que estas dudas, eran preguntas filosoficas y ya habian sido cuestionadas mucho tiempo atras por los grandes filosofos griegos.y del durante toda la historia de occidente, el concepto de BIEN se ha escrito de manera abundante. Vi que era necesario realizar un desarrollo del concepto de Bien en la historia del hombre a partir de los pensadores griegos.Cuando se habla de virtud se debe aclarar que se refiere a la prudencia, templanza, justicia, fortaleza y finalmente el amor desinteresado por los hombres y las cosas.
Así, el desarrollo de este trabajo lo trato de describir desde la raíz de la palabra, lo que significa hoy en día, a donde nos lleva las cosas el bien, los diferentes tipos de bien, las concepciones del Bien para los grandes filosofos, etc..
Este escrito esta hecho esencialmente para que el lector pueda adquirir más conocimientos acerca de este concepto, podrá analizar y dar su propio punto de vista, si esta de acuerdo o no.
Desarrollo
Para comenzar con este tema, debemos de darnos una idea de que es el bien. Todo mundo sabe que el Bien como el contrario del Mal; muchos lo definen mejor como Dios, y el mal, ausencia de Dios. Existen muchas definiciones de la palabra bien, dependiendo de lo que se quiera hablar: es una cosa material (acumular bienes), actuar correctamente (hacer el bien), realizar un trabajo de forma adecuada (hacerlo bien), pero en todos estos implica una relación contrapuesta con lo que es el mal, como ocasionar un mal (causar una perdida material), actuar mal (no comportarse como es debido), hacerlo mal (realizar un trabajo incorrectamente).
Para entender mejor el concepto de Bien en cuanto a su profundidad y significado, debemos ir la raíz del asunto. Proviene de latin "bene" o “bonum” que significa propiedad. Es por esto que el bien se asocia con lo propio, actuar con propiedad, actuar propiamente, ser muy propio.
Quitando de por medio la moral marcada por costumbres y la ética podemos decir que un individuo actúa siempre para su bien propio. Por ejemplo, hasta un suicida, si va a cometer el acto de quitarse la vida, por la razón que sea, lo hace porque él cree que será lo mejor para él, pero no va en contra de su propio bien
Según Albert Taule existen diferentes tipos de “actos de bien”, el primero es hacer algo, un bien, un favor a un tercero, pero esperando consiente o inconscientemente algo a cambio. El segundo caso, cuando hacemos un favor o una obra de bien, incluso sabiendo que la persona a la que estamos ayudando no puede devolvernos el favor, sea porque no tiene medios o por lo que sea, pero que sabemos que no podemos recibir algo a cambio. Pero en este segundo caso sí es posible que recibamos algo a cambio: el agradecimiento. El ser humano paga por diversas acciones que nos producen placer, como por ejemplo ver una película, escuchar música, etc, por lo que, el agradecimiento podría adecuarse a un placer más, y si realizamos una obra de bien puede que sea para recibir el agradecimiento de la persona a la que ayudamos. Pero existe una tercera variante, y es realizar una obra de bien sin esperar nada a cambio, ni siquiera un agradecimiento, y por ende, aunque sepamos de ante mano que ésta persona que reciba el favor no nos lo agradecerá, sea porque no quiere o sea porque no se enterará de la obra, de todas maneras la realicemos. Esta tercera variante sí que es exclusiva de los creyentes, ya que en estos casos el único que podrá “devolvernos” el favor será Dios en otra vida en la que creemos. Pero, por otro lado, si realizamos la obra esperando recompensa en otra vida no estamos haciendo más que actuar nuevamente esperando algo a cambio, con la única diferencia que este intercambio se remite a otra vida. Y por ultimo ésta una cuarta variante, la del bien puro, que por otro lado es favorecida por el misterio de la fe, que no nos revela a ciencia cierta la existencia de otra vida.
La fe es arrojarse al vacío, si supiéramos a través de fórmulas o estudios empíricos que Dios existe no sería fe sino conocimiento, estaría en los libros de ciencia. Pero Dios es sabio y por ello no se revela sino que nos deja intuir que “puede que exista algo detrás de la puerta” pero no lo sabremos hasta la muerte. Nos da la posibilidad de deducir su existencia, de hacernos esa pregunta. Bajo este principio, uno podría actuar realizando una obra de bien sin esperar respuesta, incluso por parte de Dios. Pues éste es el objetivo que pretende el creador sobre los católicos, que actúen sin esperar recompensa, ni siquiera de él mismo, y éste es el máximo esplendor del bien, ese al que se debe apuntar, el obrar de manera completamente desinteresada, sin esperar nada, pero nada, a cambio,
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