El Mito de la Caverna de Platón

El Mito de la Caverna

El mito de la caverna, como es conocido,  es un dialógo alegórico escrito por el filósofo griego Platón, presente en el Libro VII de su obra más importante y trascendental titulada “La República”, entre su maestro Sócrates y Glauco, personaje ficticio de la obra.  

El dialogo se centra en la forma cómo percibimos la realidad. Una primera forma, es la percepción o mundo de lo sensible, esto es, todo aquello que podemos percibir a través de los sentidos; y, una segunda forma, el mundo de lo inteligible o las ideas. En Platón, el verdadero conocimiento o realidad se alcanza a través del mundo de lo inteligible, en ir más allá de los sentidos, ser crítico. Por el contrario, confiar en los sentidos estrictamente conduce a vivir engañados, objetos de una realidad impuesta o con percepciones erróneas.

Los seres humanos, atendiendo al dialogo platónico, preferimos mantenernos en el mundo de los sentidos, apegado a lo conocido, predecible, a lo que acostumbramos; rechazando alcanzar la verdad y dependientes de la verdad que otros nos imponen, hasta el punto de rechazar, de todas las maneras y medios posibles, otras verdades. Llegados a este punto, es cuando estamos en presencia del fanatismo: la creencia ciega en algo, una creencia acrítica, necia, obstinada e intolerante, que puede convertirse en enemiga del avance de la humanidad y motivo de males humanos, como las guerras, exterminios, etc. El fanatismo nos mantiene en las sombras, impidiendo alcanzar la luz del conocimiento, en donde yace el fanatismo, no hay avances, solo desventuras.

Carlos Eduardo Martínez Salazar

El Mito de Sísifo

El Mito de la Sísifo nos trae múltiples

1. El irrespeto a las leyes de la naturaleza o subvertir el orden natural de las cosas, apareja consecuencias siempre negativas.
2. La inteligencia y astucia aplicada, transgrediendo los límites éticos y sin sabíduría, siempre apareja consecuencias perniciosas.

Por otra parte, el famoso filósofo Albert Camus, nos ofrece, una interpretación, entre muchas, que nos parece fundamental, que es la aceptación por parte del ser humano de un destino sin propósito, condenado a un esfuerzo en vano y estéril, asimilandolo al absurdo, que adquiere valor solo cuando la hacemos propia, le asignamos un propósito.

Otras interpretaciones, como la del poeta romano Lucrecio, asimilan el esfuerzo de Sísifo por subir la roca, a la lucha por el poder de los políticos, que al llegar al final de la pendiente, se dan cuenta que no pueden soportar el peso del poder.

Carlos Eduardo Martínez Salazar

El dios Ares liberó a Tánatos para restablecer el orden, y castigó a Sísifo al inframundo. Antes de fallecer, Sísifo pidió a su esposa no cumplir con las ofrendas funerarias. Una vez en el inframundo, el astuto Sísifo hizo queja de la “falta” de su esposa y pidió que se le permitiera regresar a castigarla. Le fue concedido, a condición de volver, pero se las arregló para permanecer en la tierra indefinidamente.

Al morir finalmente, le impusieron a Sísifo el castigo de subir una roca por la cuesta de una montaña, roca que volvería a caer antes de tocar la cima, en un ciclo infinito. Así, sufriría una eternidad de trabajo inútil.

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