El Pensamiento

Me parece que siempre es bueno ser serios, especialmente cuando nos encontramos aquí, sentados, hablando sobre cosas serias. Necesitamos cierta atención, cierta cualidad de penetración y una investigación profunda de los distintos problemas que tiene cada uno de nosotros y de los problemas a los que se enfrenta el mundo. Como se puede observar, no solo en nuestro país, sino por todo el mundo, hay caos, mucha confusión y sufrimiento humano de todo tipo que no parece disminuir. A pesar de que hay gran prosperidad y riquezas en el país, este tiene muchos problemas, no solo en niveles sociales y económicos, sino en un nivel mucho más hondo. Allí ha estallado una rebelión de la juventud; los jóvenes ya no aceptan la tradición, la autoridad, el patrón de lo establecido en la sociedad, y cuando uno mira, ve la rápida decadencia, la pobreza, la absoluta falta de respeto hacia los seres humanos, las patrañas de la política, el cese total de cualquier tipo de indagación religiosa o profunda, la lucha trivial entre varios grupos y el ayuno por causa de algún asunto sin importancia. Cuando la casa está en llamas, cuando hay un caos total, cuando hay tanta miseria, dedicarle la vida o incluso convertirse en exhibicionista por causa de alguna nimiedad refleja el estado mental de aquellos que se supone son líderes religiosos o políticos.

Cuando uno observa todos estos hechos, no solo en lo externo, en las organizaciones, la economía y la sociedad, sino también en lo interno, aparte de toda la repetición de las tradiciones, aparte de las normas establecidas de pensamiento y de los innumerables lugares comunes que uno enuncia cuando se profundiza más allá de todo esto, interiormente se descubrirá que también ahí hay un gran caos y contradicción. Uno no sabe qué hacer. Esta siempre incesantemente buscando, yendo de un libro a otro, de una filosofía a otra, de un maestro a otro. Y lo que verdaderamente estamos buscando no es claridad, no es el entendimiento del estado mental tal cual es, sino que más bien estamos procurando encontrar distintos modos y medios de evadirnos de nosotros mismos. Las religiones han proporcionado distintas formas de esta evasión por todo el mundo, y nosotros nos contentamos con intentar descubrir un refugio conveniente, agradable, satisfactorio, consolador.

Cuando uno observa todo esto, la población creciente, la absoluta indiferencia de los seres humanos, la total falta de respeto para el sentir y la vida de los demás, el completo abandono de la estructura social, entonces uno se pregunta si se puede llegar a generar orden en este caos. No orden político. La política no podrá nunca producir orden, ni tampoco puede hacerlo una estructura económica ni una ideología distinta. Pero precisamos del orden en la existencia exacerbada del desorden, tanto interior como exteriormente, del que uno es consciente de forma imperiosa, especulativa, casual. Uno siente que los problemas son enormes. Hay un crecimiento demográfico tan acelerado que uno se pregunta, << ¿Qué puedo hacer como ser humano que vive en esta miseria caótica en esta violencia y estupidez? ¿Qué puedo

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