“El Suicidio, mirada histórica y fracaso social”
Claudia Beatriz Concepción BaezEnsayo15 de Noviembre de 2022
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“El Suicidio, mirada histórica y fracaso social”
“El Suicidio, mirada histórica y fracaso social”
En la actualidad, en el mundo globalizado, la idealización del éxito como la acumulación de bienes y la necesidad de obtener todo lo que deseamos aquí y ahora, nos llevan a una banalización de la muerte y a una creciente crisis del valor de vida.
La muerte de un individuo tiene un importante significado dentro de la sociedad, el suicidio se aborda como fenómeno social y repercute profundamente en los individuos que conforman un grupo social. Es por eso que es considerado como un fracaso social.
Ya desde la prehistoria, el ser humano manifestaba conductas auto-sacrificio, los ancianos enfermos o aquellos con dificultad de movilidad, se auto-eliminaban para beneficio y favorecer a los recurso de la tribu, en la mayor parte de las civilizaciones el suicidio era aceptado, la muerte era entendida como el paso de una vida a otra, por lo que acabar con la vida de forma voluntaria no implica el fin de una existencia.
Para los primeros cristianos la muerte voluntaria no estuvo estigmatizada, entre 10.000 y 100.000, seguidores de Cristo, recurrieron a la muerte voluntaria, para obtener los beneficios que la comunidad cristiana ofrecía a quienes decidan dar su vida por Dios, san Agustín de Hipona, contribuyo con el fin de esos actos, condenando al suicidio como una clara violación al quinto mandamiento, por lo que desde entonces el suicido era un pecado.
Para la edad media, el suicida no solo era un pecador, si no que se convirtió en un delincuente ante la ley, merecedor de castigos físicos y sociales extremos, Santo Tomás de Aquino publicó en su obra Summa Theologica en 1272 que suicidarse era el peor de los pecados puesto que no admitía penitencia. Acabar con la vida de forma voluntaria atenta contra de la propia naturaleza humana, injuria a la comunidad y a Dios.
Se consiguió paulatinamente la definitiva secularización y discriminación del suicida, sin embargo quedo ligado a la enfermedad mental. En el siglo XIX con la llegada del romanticismo el suicidio pierde su carácter peyorativo, se valoraran los las motivaciones psicológicas por encima de la ética y se considera como acto de máxima libertad o como expresión de estados de desesperación. A finales del siglo XIX destacó la figura del sociólogo francés Emile Durkheim qué pensaba en el suicidio no como fenómeno visual sino marcadamente social.
Basadas en el Informe de UNICEF “El suicidio en la adolescencia. La situación en la Argentina. Mayo 2019”, consideramos que el suicidio como problema social tomó gran importancia en las instituciones educativas, ya que las escuelas son la caja de resonancia de lo que ocurre en la sociedad en general. Los adolescentes comenzaron a expresar en las escuelas, su deseo de suicidarse. En este sentido, el ámbito escolar aparece como un lugar privilegiado para desarrollar acciones preventivas apropiadas.
También como dato relevante de este informe queremos resaltar que los datos disponibles en los certificados de defunción solo permiten analizar el nivel de educación. En esos datos se observan mayores tasas de suicidio entre las y los adolescentes con menores niveles de educación. Ante esto creemos que esas muertes se podrían evitar si los adolescentes están escolarizados y con el debido acompañamiento de los profesionales que intervienen en el proceso escolar.
El flagelo del suicidio adolescente refleja una gran ausencia del mundo adulto, ya sea por la desaparición de los roles partenos/maternos o por la ausencia de políticas públicas verdaderamente efectivas para la prevención. Además de la minimización de los problemas de la juventud.
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