El Uso De La Amistad Real Y Virtual
Enviado por majoespinoza1 • 30 de Agosto de 2013 • 3.353 Palabras (14 Páginas) • 475 Visitas
INTRODUCCIÓN
Durante este escrito profundizaré o desarrollaré un tema que en la actualidad, en mi opinión, el ser humano ha ido evolucionando mediante la tecnología, alejándose cada vez de su realidad: “El uso de la amistad real y virtual”.
¿Pero qué es realmente la amistad?
Algunas personas consideran que la amistad es sólo un valor que debemos fomentar día a día, pero otros piensan que la amistad se encuentra en todas partes, pero desafortunadamente no logran encontrar una sincera y real amista, por lo tanto recurren a las famosas redes sociales. Ahí encuentran “amigos” y pasan horas y horas charlando con personas desconocidas. Es por eso que elegí este tema, para tratar de encontrar el verdadero significado de esta palabra o buscar una posible respuesta a ésta cuestión.
Algunas frases que Aristóteles mencionó, y las cuales me motivan:
“El amigo de todo el mundo no es un amigo”; “La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido”; “Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud”.
Estas palabras de este gran pensador y filósofo me dejaron sorprendida. Nunca había visto la amistad desde un punto de vista tan claro como lo hizo Aristóteles. Supongo que mientras continúe investigando sobre este tema interesante, voy a tener la posibilidad de dar una respuesta clara a: El uso de la amistad real y virtual, espero que Aristóteles como otros grandes pensadores, escritores y ensayistas me guíen para poder encontrarla.
EL USO DE LA AMISTAD REAL Y VIRTUAL
Como definición general sabemos que la amistad es una relación afectiva entre dos o más personas. Es considerada como un valor y como una virtud que posee el ser humano.
Este “valor” tiende a ser una relación interpersonal muy común en la mayoría de las personas, debido a la convivencia que incluye momentos agradables, tristes, preocupantes y solidarios, brindando apoyo cuando más lo necesitamos. Por consiguiente estas definiciones generales, nos dan paso a crear el concepto de amigo. En un término muy universal, el amigo es el “otro” en quien podemos confiar, compartir nuestros logros y fracasos, es alguien con quien podemos vivir nuevas aventuras, experiencias, compartir gustos y pedir ayuda en tan poco tiempo o en un período muy extenso. Pero esto último fue lo que captó mi atención, pues haciendo una reflexión sobre los “amigos” que he tenido, me di cuenta que con algunas personas establecí una amistad en cuestión de minutos u horas, más que todo en mis establecimientos educativos, y esa amistad duró el tiempo en el que conviví con ellas y luego ya no tuve noticias sobre esas personas. Pero también recordé que tengo amigos (no distinguiendo género), que en un principio no me agradaban y pasó un largo tiempo para que contara con su amistad, y ahora irónicamente soy inseparable de ellos.
Entonces es esto lo que me hace dudar y pensar sobre el uso, que como seres humanos, le damos a la amistad. Pues al reflexionar sobre aquellos “amigos”, con los cuales establecí esa relación afectiva en tan poco tiempo, me doy cuenta que algunas personas utilizan o mejor dicho utilizamos en algunas ocasiones “la amistad” como beneficio propio, ya sea en el estudio, el trabajo o simplemente cuando vamos a un lugar en donde no conocemos a nadie. Por ejemplo, cuando vamos a un banco y hay una gran cola, de la nada, empezamos a charlar con otra persona, tal vez ese “otro” llega a confiar en nosotros y hasta llega a contarnos parte de su vida personal, y algunos sólo por “pasar el tiempo” y no aburrirse aceptan la conversación mientras llegan con el receptor, pero al llegar a la ventanilla, simplemente pronuncian las palabras o frases “con permiso” “gusto de conocerlo” y ya no se muestra mayor interés en impregnarse de ese otro, en brindarle un apoyo, ya no hay preocupación por saber si va a resolver sus problemas o algo similar.
“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”.
Aristóteles
Según el diccionario, “La amistad es una relación afectiva entre dos o más personas, o entre personas y animales”.
Compartir una sonrisa es la semilla de una gran amistad. Compartir una lágrima es el sello de que esa amistad perdurará mucho tiempo.
Cuando el destino nos abre una puerta, nos entrega a un amigo para que crucemos esa senda hacia lo desconocido. Los amigos nos extienden su mano para que tomemos nuevo impulso, así también nosotros extendemos nuestras manos en señal de cordialidad y unión; pues idealmente, la amistad debe ser recíproca. Sin embargo, hay casos de deliciosas amistades desequilibradas, que sólo Dios sabe por qué funcionan. Después de todo, la amistad es dar sin exigir. Por eso también la amistad debe estar dispuesta a perdonar. No debemos olvidar que perdonarse a uno mismo es renacer y perdonar a los demás es una puerta hacia la paz. Para los momentos espinosos, lo mejor es contar con muchos amigos, pues siempre serán bienvenidas varias perspectivas.
Los amigos que nos critican en forma constructiva son maravillosos, porque nos ayudan a sacar provecho de nuestras grandes potencialidades. Por eso también son muy valiosos los aplausos de nuestros amigos, pues nos permiten reconocer nuestros mejores dones.
También puede suceder que por el momento no tengamos amigos. Si ése es el caso, quizá deberíamos tratar de hacer nuevas amistades. Después de todo, cada nuevo amigo nos invita a hacer una labor de descubrimiento, es como el Cristóbal Colón de nuestra alma. Por eso dice Miguel de Unamuno que: “Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da”. Y sin embargo, ¡cuántas cosas recibimos de nuestros amigos! Alegrías, penas, chistes, apoyo y mil situaciones más.
“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”.
Proverbios 17:17
La amistad y el tiempo van de la mano. Nos sorprenden con su movimiento, y nos dan una lección con su juego de relaciones.
Confiar en el porvenir es un aspecto en el cual nuestra mente se muestra más abierta. Imaginar el futuro de nada sirve, sino para que nos sorprendamos con su caprichoso desarrollo. Nos cambiamos a un barrio que no conocíamos, entablamos amistad con los nuevos vecinos y un buen día nos aventuramos en el bosquecillo que rodea nuestra casa de los suburbios. Cuando
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