El Vitalismo de Niezsctche
Enviado por nacho cortes • 27 de Enero de 2022 • Ensayo • 1.918 Palabras (8 Páginas) • 143 Visitas
El Vitalismo de Nietzsche
La mejor respuesta para explicar qué concepto tiene Nietzsche de vida, es decir, lo que no es, y no es la felicidad, comenzare diciendo que; Nietzsche se aparta de la filosofía antigua, del eudemonismo, de los utilitaristas ingleses, y no menos del amor al prójimo del cristianismo. Detesta las moralidades, pero no del todo, ya que lo único que quiere hacer Nietzsche es rechazar la moral anterior, idealista, eudemonista, cristiana y burguesa alemana, para poner otra en su lugar y esa es: la moral de la vida. Eso es transmutación de los valores en todo su esplendor.
En el momento de hablar sobre la vida según Nietzsche, se corre el peligro de caer en sentimentalismo, en dejarnos llevar por su estilo de escritura embelesadora y musical y contentarnos con bellas palabras, creyendo que aquello que parece profundo es tan solo sentimentalismo y afecto. En el momento en que creemos atrapar su pensamiento, cuando las palabras parece que van tomando forma, todo se esfuma, se aleja el pensamiento buscado.[1]
Solo pensando con Nietzsche, no tratando de pensar como él, ni mucho menos querer encerrar su pensamiento en un libro, ¡no!, se entiende a Nietzsche con la pasión, a martillazos si es necesario, se tiene que rumiar sus frases, “no es fácil el comprender la sangre ajena” nos dice en Así habló Zaratustra, es necesario el sufrir para amar, mara para comprender, suena a locura, a demencia, y en esta demencia existe algo de razón, por lo tanto, Nietzsche nos invita a amar para que de algún modo, comprendamos el sentido de la vida. Es curioso como Nietzsche, escribe su deseo de año nuevo, precisamente, en el aforismo llamado “Año Nuevo” de La Gaya Ciencia, en el que nos dice:
[…] y yo también voy a decir lo que yo mismo anhelo y cuál es el pensamiento primero que me ha llegado al corazón este año, cuál es el pensamiento que en adelante será para mí la razón, la garantía de la vida. Quiero aprender cada día a considerar como belleza lo que tienen de necesario las cosas; así seré de los que embellecen las cosas. Amor fati: sea este en adelante mi amor. No quiero hacer la guerra a la fealdad. No quiero acusar, ni siquiera a los acusadores.[2]
Si, Nietzsche nos presenta el amor el cual será su guía en la vida, pero no es cualquier amor, este es el amor fati, es aceptación de vida; este amor que nos enseña Nietzsche, es amor al destino, a la vida como amor supremo, es poner delante todo aquello que he vivido, lo que vivo y quizá viviré, y aceptarlo tal como es, como viene. Este amor fati rechaza todo aquello que debilita la vida, lo que la envenena, todo lo que está en contra de la vida es malo, es así que todo aquello que la aumenta, que está en favor de la vida y el mundo, por lo tanto, es bueno. Nietzsche al hablar del eterno retorno nos invita a no querer cambiar nada de nuestra vida, es vivir asumiendo todas sus consecuencias y así mismo, con su vitalismo nos empuja a vivir de tal forma que, al momento de nuestra muerte, volteemos atrás y decir, ¡genial, este es mi mejor “yo” !, y querer repetir esto una y mil veces más, así como lo plasmo aquella pregunta que resuena como una campanada a media noche, en la Gaya Ciencia,” ¿quieres que esto se repita una e innumerables veces?”[3], ¡Cuánto se tendría que amar la vida para querer eso eternamente!
Es por esto que Nietzsche nos habla de la muerte de Dios, esta famosa frase tan controversial, y que no es más que, un celebrar la vida, en el aforismo 125 de la Gaya ciencia, nos habla del loco que gritó “Dios ha muerto”, esto en nombre del dios dionisiaco que ama la vida y es terrenal, es así que, al morir Dios se ha dado paso a la vida, los hombres se han liberado de ese fundamento trascendental que nos aferra a una aspiración no asegurada. Ha muerto el fundamento de aquellos valores cargados de falsedad. En el Anticristo, lanza una maldición al cristianismo, ya que ha privado al hombre de todo placer que es vital, considerando todo esto como pecado. Ha prohibido al hombre de toda su humanidad, ha considerado todo lo que es bueno, como malo, ha invertido todo. Nos ha prohibido sentir, sentir los placeres de estar vivos. [4] En esto consiste la voluntad de poder. Todo lo bueno: noble: es aquello que cuadre el carácter, que apunta a una euforia de vida, mientras que lo que proviene de lo malo es la conformidad, la resignación, eso es de débiles. Ya lo dijo Zaratustra habla:
Lo que no existe no puede querer; y lo que está en la existencia, ¿cómo habría de apetecer lo que ya tiene? […] Solamente hay voluntad allí donde hay vida: pero no voluntad de vida, sino —tal es mi doctrina— ¡voluntad de poder! Muchas cosas tiene el viviente en mayor aprecio que su propia vida. Mas en su propio apreciar habla ¡la voluntad de poder![5]
Voluntad de poder, es entendida por Nietzsche como aquello que nos constituye como vivientes, no es una dominación sobre los que se someten, sino afirmar que vivo, es el poder de la vida misma que nos da la garantía de vida, no da el poder para superarnos. Es la voluntad de poder que nos lleva a romper los viejos esquemas que nos impiden sentir que estamos vivos.
Incluso va contra la misma cultura, ya que no ha impuesto valores los cuales nos prohíben de celebrar la vida, nos condicionan desde el nacimiento para crear un dominio moral en nosotros, y Nietzsche no propone en así hablo Zaratustra, en “las tres transformaciones”; en donde el espíritu se transforma de camello a león y de esté a niño, dicho mejor, del deber, al querer y finalmente, al creador. Solo así podremos ser libres y, por tanto, vivir, creando nuestros propios valores o, mejor dicho: transvalorándolos, yendo más allá del bien y del mal, más allá de lo cotidiano y conservador. Tenemos que crear nuevos valores, con la muerte de Dios, se ha caído en un nihilismo pesimista, en un sin sentido de la vida, es justo aquí que se apodera de nosotros aquella pregunta schopenhaueriana “la existencia en general tiene algún sentido”[6]. Es esencial que el hombre se supere y construya nuevos valores y dar sentido a nuestra existencia, así comprender que los valores existentes no son absolutos. Es necesario que el hombre invente un nuevo hombre, es decir, un super hombre, un hombre que vaya más allá del hombre, que ama la tierra y cuyos valores son la salud, la voluntad fuerte, el amor, la ebriedad dionisiaca y un nuevo orgullo.[7]
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