El hombre y la naturaleza

Tenemos el problema de que el ser humano, al contrario que los animales que se adaptan al medio o mueren; decidimos cambiar el entorno para que se adecue a nuestras necesidades. Si nos fijamos bien, a medida que pasa el tiempo, hemos ido destruyendo y alterando la naturaleza. Por ejemplo, si nuestra población aumenta construimos ciudades, arrasando los campos y bosques que rodean el pueblo; o construiremos caminos y carreteras que atraviesan el campo para unir las ciudades y los pueblos.

Hasta hace relativamente poco, no nos dimos cuenta de las repercusiones que nuestros actos conllevan. Estamos destrozando y destruyendo la naturaleza sin darnos por aludidos, y cuando nos enteramos del daño causado ya es demasiado tarde; y a medida que pasa el tiempo se hace más peligroso, porque se corre el riesgo de que se vuela irreparable, convirtiendo el planeta en una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento.

Esto nos hace preguntarnos porque nos ha creado la naturaleza. Podría tener como finalidad que la destruyéramos o por el contrario que la salvemos. En este punto opino que nos hemos inclinado hacia la primera opción, porque a pesar de que nos esforcemos para arreglar el daño que causamos este ya es casi irreparable.

Si nos fijamos bien en la historia de nuestro planeta, de la cual apenas hemos formado parte, podríamos ver que la Tierra está arraigada en un ciclo casi sin fin. Si retrocediéramos en el tiempo, podríamos ver que en la mayoría de los periodos de tiempo de la historia en los que ha habido un ser que controlaba la mayor parte de la extensión del planeta, por alguna razón u otra este ser ha desaparecido y no puedo evitar tener la sensación de que la naturaleza quiere volver a iniciar el ciclo una vez más con la cantidad de catástrofes que nos rodean.

Al final da igual, nosotros vivimos en este tiempo, y el futuro no se puede conocer, da igual cuanto nos esforcemos, lo mejor será intentar salvar nuestro planeta y no destruirlo más.

Blanca del Pozo

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