El relato de Тimeo
Enviado por zoebrig • 10 de Mayo de 2013 • Tesis • 1.237 Palabras (5 Páginas) • 251 Visitas
El Timeo fue uno de los últimos diálogos escritos por Platón, en el que adopta la forma narrativa del mito para exponer a sus discípulos una doctrina verosímil sobre temas muy complejos: la formación del universo y de los seres vivos. Que el protagonista sea un anciano pitagórico, Timeo de Lócride, nos indica el contexto de procedencia de una buena parte de las ideas que contiene la obra. Hay además un claro paralelismo con el diálogo República: si en éste se describe la polis ideal en aquel se va a explicar el universo real formado a semejanza del Mundo de las Ideas.
1. EL RELATO DE TIMEO
Timeo inicia su relato afirmando que el Demiurgo, dios supremo, actúa sobre el caos primordial y ordena el universo según la inteligencia, tomando como modelo el mundo eterno de las Ideas. Mientras que este es inmutable el universo está en perpetuo devenir. La belleza de los entes sensibles es un reflejo de la perfección de los seres ideales. El universo queda constituido como un ser vivo provisto de un Alma racional que lo gobierna. El discurso de los filósofos sobre este mundo material sólo puede aspirar a lograr una convicción fundada, sin poder alcanzar la verdad demostrable que la razón nos proporciona sobre el mundo inteligible.
El Demiurgo comenzó su obra a partir del fuego y de la tierra, intercalando entre ellos otros según medias proporcionales el aire y el agua. Estos cuatro elementos primordiales constituyen el Cuerpo del universo. Le dio una figura esférica, porque tiene la simetría más simple, y le imprimió un movimiento de rotación en torno a sí mismo. Luego formó el espacio, ente intermediario entre el ser y el devenir, que participa de la esencia de ambos: inmutable como el ser y receptáculo de todos los cuerpos en devenir. Sitúa la esfera de las estrellas fijas como límite exterior del universo y siete astros entre ella y la Tierra, que ocupa el centro. Coloca a la Luna, el Sol, los cinco planetas y la octava esfera estelar en órbitas circulares cuyo radio es proporcional a dos series geométricas: 1, 2, 4, 8 y 1, 3, 9, 27. A estos astros les comunica un movimiento de rotación de sentido contrario al de las estrellas. Al Sol, Mercurio y Venus les comunica una velocidad semejante, a la Luna, Marte, Júpiter y Saturno una velocidad variable proporcional. Los astros más cercanos a la Tierra giran con mayor velocidad que los más lejanos.
Al poner los astros en movimiento el Demiurgo crea el tiempo, que se mide según números, como imagen móvil de la eternidad. El orden que le impone al universo es eterno, pero mientras exista el tiempo. Construye las estrellas de fuego, para que iluminen los cielos y las hace girar a cada una sobre sí misma. La esfera entera gira en relación a la Tierra según el eje oblicuo de la eclíptica. El movimiento transmitido a los planetas les hace variar continuamente de posición relativa, pero cuando se cumple el Gran Año todos los astros han vuelto a su posición original. A cada astro el Demiurgo le otorga su propia alma, que lo sujeta a las leyes de la naturaleza y del destino.
Después de afirmar que el Demiurgo forma el universo según inteligencia y según necesidad Platón retoma el comienzo del relato desde otra perspectiva. Quiere detallar mejor los procesos que ocurren en el espacio, ese ente intermediario entre las Ideas y las cosas. Tras definirlo como el lugar de todo lo generado, lo califica de indestructible e inalterable –pues su naturaleza no se ve afectada por lo que contiene-, inteligible –porque es perceptible sólo para la razón– y sin forma determinada. El espacio es el soporte necesario de la imagen del mundo de las Ideas que es el universo.
Asimismo explica Timeo que puesto que los cuatro elementos
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