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Ensayo De La Odisea De Homero


Enviado por   •  15 de Abril de 2015  •  2.196 Palabras (9 Páginas)  •  210 Visitas

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Introducción

Homero, el primer poeta subjetivo, no en vano menciona que el oráculo de Delfos le atribuyó gran veneración: oráculo a través del cual el dios Apolo se comunicaba con los mortales, el cual demandaba de sus seguidores una vida de templanza, donde se manifiestan amores sin furor y una armonía que surge de la dominación que uno ejerce sobre sí. Opuesto totalmente a lo que Dioniso demanda en sus cultos, esa desmesura, característica de las tragedias griegas.

Homero va a resaltar esas cualidades apolíneas en un Odiseo astuto y perspicaz, gracias a las cuales saldrá airoso de todas sus aventuras.

El esquema corriente de la interiorización del sacrificio, la renuncia, el astuto sobrevive sólo al precio de su propio sueño, que paga desencantándose a sí mismo y desencantando a las potencias externas. Sin olvidar que el protagonista sabe interiormente que si alcanza una meta prefijada su destino pierde sentido, ya que el mismo se alimenta del peligro y del sacrificio, hasta que la vida le proponga un nuevo desafío.

Este poema homérico relata sucesos legendarios o históricos de importancia nacional o universal.

Homero en la odisea narra los trabajos y sufrimientos a que, por la voluntad de los dioses, fue sometido Odiseo, rey de Ítaca, cuando ya vencida Troya por los griegos, después de diez años se embarca en sus naves de regreso a su patria. No habría de terminar allí a continuación el personaje principal, sufriría una sucesión de dificultades, aventuras y problemas.

Desarrollo

Odiseo un barón valiente y de mucho ingenio, que después de destruir la ciudad de Troya, anduvo peregrinando durante mucho tiempo y sufriendo muchos trabajos mientras trataba de salvarse Y salvar a sus compañeros en su navegación por el vasto ponto hacia Ítaca su patria. Poseidón el dios de los mares fue quien no se cansaba de trastornar todo intento que hacia el desgraciado Odiseo por tratar de continuar su viaje.

Habiendo pasado diez años desde la caída Troya, Odiseo todavía no pudo volver a su hogar en el reino de Ítaca en Grecia. Mientras tanto Penélope, su esposa, resistía a los pretendientes que la cortejaban e intentaban convencerla de que el héroe griego había muerto.

Ayudada por Mentor, amigo fiel de Odiseo, Penélope crió al príncipe Telémaco, hijo de Ulises. Telémaco anhelaba desesperadamente expulsar a los pretendientes de su madre, pero no tenía la confianza ni la experiencia para luchar contra ellos. Uno de los pretendientes, Antinoo, planeaba asesinar al joven príncipe y así eliminar el único obstáculo en su plan de dominar el palacio. Lo que no sabían los pretendientes es que Odiseo aún estaba vivo en la isla Ogigia, de la bella ninfa Calipso, quien enamorada de él lo mantenía allí encarcelado. Ulises deseaba volver con su esposa e hijo pero no tenía forma de escapar.

Mientras los dioses del Monte Olimpo debatían el destino de Odiseo, la diosa Atenea decidió ayudar a Telémaco.

Disfrazada de un amigo del padre de Ulises, lleva al príncipe a Pilos y Esparta, donde los reyes Néstor y Melenao, compañeros de Odiseo durante la guerra, le informan que su padre sigue vivo y atrapado en la isla de Calipso. Telémaco planea volver a su casa en Ítaca, pero Antinoo y los otros pretendientes lo esperaban con una emboscada con la que planeaban matarlo al llegar al puerto. Mientras tanto, para rescatar a Odiseo, el dios de los dioses Zeus decide enviar a Hermes, quien logra persuadir a la ninfa Calipso de que permita a su prisionero construir un barco y abandonar la isla de Ogigia.

De esta forma Odiseo recupera su libertad. Al pasar por esta isla Odiseo sabía muy bien que quien come ese alimento está perdido. Pero en este caso a la víctima no se le reserva nada malo "los lotófagos no tramaron ciertamente la perdición de nuestros amigos, sino que tan pronto como hubieron gustado del fruto, dulce como la miel, se olvidaron de sus diligencias, y ya no pensaron en tornar a la patria, antes bien llenos de olvido querían quedarse con los lotófagos".

La maldición que representaba estos manjares sólo los condenaba a un estado original, sin lucha y sin destino. Este idilio con la naturaleza, a los ojos de Odiseo, no puede ser consentido, ya que su objetivo era la auto conservación racional. Ese alimento representaba para Odiseo la mera apariencia de la felicidad, en el mejor de los casos, sería la ausencia de la conciencia de la infelicidad.

Pero la felicidad implica verdad: es esencialmente resultado, se desarrolla a partir del dolor superado. Por eso el héroe no tolera quedarse con los lotófagos, sostiene contra ellos su misma causa: la realización de su destino. Más yo los llevé por la fuerza a las cóncavas naves y aunque lloraban, los arrastré y los hice atar debajo de los bancos".

Partimos con el ánimo afligido y llegamos a la tierra de los soberbios cíclopes, gentes sin ley, que confiados en los dioses inmortales no cultivan los campos ni labran las tierras, sino que todo les nace sin semilla y sin arada". En este episodio el cíclope representa una era posterior, la edad propiamente bárbara, que es la de los cazadores y los pastores.

El atributo de la barbarie de este pueblo coincide en Homero con el hecho de que no se practica una agricultura sistemática, y justamente la falta de leyes objetivas de estos trogloditas es por lo que Homero dice "se abandonan y viven en estado salvaje".

Una vez capturados Odiseo y sus compañeros por Polifemo, y al comprobar la malicia y barbarie del cíclope, el héroe trama un ardid: espera que devore a otros de sus compañeros y le ofrece de su vino: "éste está hecho con ambrosía y néctar y cuando los vapores del vino envolvieron la mente del cíclope, le dije con lisonjeras palabras: Cíclope, pregunta cuál es mi nombre ilustre, y voy a decírtelo. Mi nombre es Outis (, y Outis me llama mi padre, mi madre y mis compañeros todos". Tal astucia pertenece a un folclore bastante difundido.

En griego constituye una confusión verbal: en una misma palabra el nombre Odiseo y el significado nadie, difieren entre sí. Pero para nuestro oído Odiseo y Outis tienen un sonido semejante y se puede pensar que en uno de los dialectos en los que se transmitía la historia del regreso a Itaca, el nombre del rey de la isla sonase como "nadie".

El hecho de que después de la agresión Polifemo hubiese respondido "nadie" a la tribu que preguntaba el nombre del culpable, contribuye así a ocultar lo

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