ENSAYO LA ODISEA
Enviado por elazuldelcielo • 21 de Noviembre de 2011 • 2.347 Palabras (10 Páginas) • 2.265 Visitas
El relato de Homero en esta obra es sobre la “Guerra de Troya”, después de 9 años de lucha, detalla las últimas batallas entre aqueos, buscando dominar la ciudad, bajo pretexto del robo de una mujer llamada Helena, casada con Menelao, hermano de Agamenón, rey de los micenas o aqueos. Aquiles, era el mejor caudillo del reino, y en torno a éste, gira gran parte de la trama.
Espero que en las páginas siguientes, la descripción de mis percepciones de la lectura, no suenen tan incoherentes como prosaicas.
II. DESARROLLO
El relato inicia con descripciones detalladas de la guerra, aqueos contra troyanos, una guerra que lleva 9 años en lucha constante. Cansados de pelear y enfermos, los aqueos se sienten derrotados. Durante el viaje se alimentan con dificultad, se hacen de concubinas y Agamenón se apodera de Criseida, hija de Crises, sacerdote de Apolo. Aquiles se adueña de Briseida.
La enfermedad llega al campamento aqueo, la peste ha afectado a todos. Los sacerdotes dicen que es por las maldades de Agamenón y éste devuelve Criseida a su padre, pero le quita a Aquiles su ahora esclava Briseida.
Aquiles acusa a Agamenón ante la asamblea de guerreros. Se niega a seguir en combate, se arrepiente y se recluye en sus barracas, al extremo del campamento. Hecho que hace que los Troyanos se armen de valor y salgan de la ciudadela y haya crisis entre los aqueos.
Durante nueve días calamidades pasan. En el décimo, Aquiles convocó al pueblo al ágora y pide a los aqueos regresen sin la victoria.
Al mismo tiempo los dioses se dividen y celebran una asamblea. Le toca a Tetis, madre de Aquiles recibir el castigo por Aquiles y pierden una batalla, apoyados por Zeus, que al principio no quería pero lo hizo por darle la contra a su esposa.
Parece ser común que los dioses se comuniquen a través de los sueños. Zeus engaña a Agamenón a través de uno, promete la victoria. Este último, habla con sus hombres “huyamos en las naves a nuestra patria, pues ya no tomaremos a Troya la de anchas calles”.
Tersites, zahiriendo a Agamenón, provoca una rebelión, pero Ulises (Odiseo) y Néstor lo detienen matándolo con un cetro de oro. “El belicoso Polipetes dejó sin vida a Astíalo; Ulises, con la broncínea lanza, a Pidites percosio; y Teucro, a Aretaón divino. Antíloco Nestórida mató con la pica reluciente a Ablero.”
Finalmente retoman la lucha. Se describen minuciosos detalles de lucha y se nombran cada uno de los caudillos y sus orígenes geográficos, tales como: Toante, Idomeneo, Tlepólemo, Nireo, Fidipo, Anfito, Itón, Protesilao, Podarces, Eumelo, Filoctetes, Podalirio y Macaón.
En medio de la lucha, y después de que Héctor le reprochase a Alejandro los motivos de la guerra. Éste le propone a Héctor, hagan un duelo que defina el destino de la guerra, Helena y sus riquezas. Un duelo entre Alejandro y Menelao.
Cuando la suerte parecía estar definida a favor de Menelao, afrodita lo envolvió en una nube y se le llevó de vuelta a los brazos de Helena en el Palacio.
Los micenos dieron el triunfo a Menelao. Se pactó un nuevo duelo, esta vez entre Ayax (mejor soldado aqueo después de Aquiles) y Héctor, el valiente hermano de Paris. Este combate se suspendió al llegar la noche sin consagrar un vencedor.
Hera, indignada en la asamblea de los dioses, no pudo contener ya su odio contra los troyanos e insiste ante Zeus a fin de que conceda que los aqueos den muerte a Paris. Este encarga a atenea que complique la situación, y ella, disfrazada de guerrero, hiere a Menelao de un flechazo.
Meneón cura a Menelao. Agamenón indignado, se presta para el combate. Se reanuda la lucha, en la que Ares por una parte y Apolo, Atenea y otras divinidades por la otra, ayudan respectivamente a los troyanos y a los aqueos.
El campo de batalla se cubre de cadáveres.
Atenea, diosa de la sabiduría y las estrategias, promete acompañar a Diomedes y dirigir su espada, la cual hiere a Eneas, hijo de Afrodita, quien baja por su hijo, y también resulta herida por Diomedes, y rescatada por Iris. Afrodita se queja con Zeus. Quién a su vez le responde que son asuntos de guerra.
Se quejan con Zeus, Hera y Atenea, el padre de los dioses y los hombres, permite que Atenea se involucre. Atenea se pone su traje de guerra y usa su escudo llamado égida. El escudo tiene la cabeza de la Gorgona (Medusa), con lo que se convertía en mujer de cabellos de serpientes, petrificando a quien osara mirarla.
Durante la lucha, Menelao captura a un troyano de nombre Adresto. Quiere pedir rescate por él, pero Agamenón lo mata. Por otro lado, Diomedes y Glauco están a punto de pelearse. Antes de empezar se dan cuenta de que son parientes así que avientan sus espadas e intercambian armaduras.
Héctor regresa a la ciudad para hacer una ofrenda a Atenea y buscar a su esposa Andrómaca. Se encuentra con su madre, y le pide que reúna a todas las mujeres y le recen a Atenea.
Después va a la casa de su hermano menor, quien reposaba con Helena, y le reprocha el abandono de la batalla. Paris, recapacita y regresa a las armas.
Heleno, guiado por Minerva y Apolo, le dice a su hermano Héctor que su muerte no está próxima. Héctor se arma de valor y entra en la lucha cuerpo a cuerpo con los aqueos. Al principio no se atreven a luchar con él, pero, luego, Néstor los reprende y “nueve en junto se levantaron”. La suerte decidió que fuera Ayax.
Luchan por un día completo, al final ninguno gana, Héctor le pide a Ayax que intercambien valiosos regalos para que digan aqueos y teucros: “combatieron con roedor encono, y se separaron por la amistad unidos”. Propone también una tregua, para sepultar los cuerpos de los caídos.
Zeus ordena a los dioses se mantengan al margen de la batalla y no apoyen a ninguno de los dos contrincantes, utiliza una balanza de oro para decidir la suerte entre troyanos y aqueos. La balanza cae sobre troyanos y Zeus manda rayos sobre los aqueos para espantarlos.
Diomedes, no quiere que Héctor se burle de él si huye, pero Zeus le hace ver que no le queda más que irse. Todo parece indicar que los aqueos perderán la guerra, pero Agamenón convence a sus hombres y la pelea se empareja de nuevo.
Entre los aqueos, una vez pasado el peligro, Agamenón reúne a sus guerreros, y les dice que tal vez deberían regresar, pero ahora no los está probando, en realidad lo piensa. Diomedes, lo enfrenta, le dice que él seguirá la pelea.
Se llenan de fogatas las trincheras de los campamentos, preparan una cena en la tienda de Agamenón. Intenta a toda costa hacer las paces con Aquiles y atraerlo al ejército. El mismo Agamenón mandó decir que si cedía en su enojo ante la pública necesidad, le prometía devolverle intacta a Briseida y magníficos
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