Ensayo Sobre La Muerte
Enviado por zilpio • 25 de Febrero de 2014 • 1.663 Palabras (7 Páginas) • 319 Visitas
La muerte sólo será triste para los que no hayan pensado en ella.
FRANCOIS DE SALIGNAC DE LA MOTHE FÉNELON
Nadie puede escapar de la muerte. La cesación de la vida es tan segura como la certeza de que la noche sigue al día, el invierno viene después del otoño, y la vejez llega cuando la juventud queda atrás. La gente toma precauciones para evadir el sufrimiento y no verse en apuros durante el invierno o en la vejez; pero pocas personas se preparan para la muerte, que adviene indefectiblemente.
Hace ya casi 50 años que el sociólogo inglés Geoffrey Gorer (1963) señaló cómo la muerte se ha convertido en tabú y reemplazado al sexo como símbolo de censura. Antiguamente se les decía a los niños que nacían de un repollo, pero asistían a la escena del adiós a la cabecera de un familiar moribundo. En la actualidad, los niños son iniciados desde pequeños en la fisiología del amor y la anticoncepción, pero jamás podrán ver cómo su abuelo deja este mundo. Pero aun en la sociedad moderna aparta su mirada de este tema esencial. Para la mayoría de las personas, la muerte es una cuestión temible y fatal; para otras, significa la simple ausencia de vida, un estado en blanco, un vacío. Hay quienes hasta la consideran algo absurdo.
Parece ser que técnicamente admitimos la posibilidad de morir cuando padecemos una enfermedad, pero en el fondo solemos sentirnos inmortales. Sin duda, la medicina también aporta sus motivaciones para creer que no vamos a morir, o que por lo menos no existirán más muertes .prematuras. La idea que nos hacemos de este buen porvenir parece estar autorizada por los trasplantes de órganos, la terapia génica y celular, la clonación o las terapias rejuvenecedoras. Arthur Schopenhauer (1819) exclama “Exigir la inmortalidad del individuo es querer perpetuar un error hasta el infinito” (Schopenhauer,1819:183)
Pero ¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de que morimos? Si nos empeñamos, podemos ignorar tales preguntas. Y en efecto, muchos lo hacen. Pero si no adquirimos profunda conciencia sobre la realidad de la muerte, terminaremos viviendo una existencia superficial y de poca estabilidad espiritual. Es posible que logremos convencernos de que, de alguna manera, lidiaremos con la muerte cuando llegue. Algunas personas se mantienen asiduamente ocupadas en todo tipo de tareas, para evitar reflexionar sobre los temas fundamentales de la vida y de la muerte. Sin embargo, con una actitud semejante, la dicha que podamos experimentar siempre será efímera y nos veremos acosados sin cesar por la preocupación de una muerte inevitable. Estoy convencido de que encarar el tema de la muerte les permite a las personas gozar de una existencia estable, pacífica y profunda.
Dentro de una concepción dualista, la muerte se define por contraposición a la vida. La vida como una realidad de la que se tiene experiencia inmediata aquí y ahora, y la muerte como negación de aquélla y de la que no existe ninguna experiencia.
La mayoría de las religiones, o de las culturas basadas predominantemente en creencias religiosas, consideran a la muerte como una plataforma hacia otras vidas y no la reconocen jamás como un final real. Para la cultura egipcia antigua, por ejemplo, la muerte consistía en una separación de los elementos materiales y espirituales del individuo. Suponían que “el alma” necesitaba de la conservación del cuerpo para sobrevivir y así en los primeros tiempos los cadáveres eran enterrados en pieles y rodeados de elementos que podían servirles en la vida de ultratumba; posteriormente se usaron suntuosos sepulcros y complicados ritos descriptos en su “Libro de los Muertos”. De esta misma manera, la mayoría de las religiones orientales creen que el hombre obra más allá de la muerte. El nacimiento y la muerte no delimitan la vida humana Antes de nacer existe el complejo de antepasados
y la vida post mortem se concibe desde una modalidad poco elaborada o sombría que salva la idea de supervivencia hasta la concepción minuciosamente elaborada y ya señalada del reino de los muertos de los egipcios. (Rivera,1993:35-36) Todas estas ideas pueden encuadrarse en el modelo arqueológico del hombre arrastrado por el tiempo hacia el futuro, pero con su vista y anhelo puestos en el regreso al pasado. El hombre de cara al origen y de espaldas al fin. En definitiva, en múltiples ejemplos como éstos, cada cultura ha preferido considerar una vida después de la muerte en lugar de aceptar la muerte después de la existencia terrena.
A pesar de su tradicional formación judeocristiana, la sociedad occidental actual se unifica en una respuesta habitual de vergüenza ante la muerte. Al admitirla pareciera que acepta un fracaso en el mandato social de ser felices y tener éxito. La muerte, inevitable en la existencia humana, se convierte así en un acontecimiento absurdo soportado con ignorancia y pasividad. Y si en una visión universal del hombre, la existencia del mal, o la inexistencia del alma ya no le dieran sentido, la muerte perdería toda comprensión y justificación. Es justamente esta pérdida de sentido que hace que el temor a la muerte sea difícilmente manejable. (Blank-Cereijido,1988:125-126) Seguramente, quienquiera que fuese preguntado acerca de qué es la muerte, invariablemente respondería
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