Ensayo del dolor

Ensayo del dolor

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”

M. Kathleen Casey

El dolor es inevitable. Imposible es escapar de él. Tal vez, por su increíble habilidad para irrumpir en nuestras vidas de una y otra forma. Desde una mala decisión hasta la pérdida de un ser querido, relaciones dañinas, problemas económicos, o incluso enfermedades.

Y es que el dolor va a tomar la forma de lo que cada uno de nosotros defina como dolor. Definición formulada en base a nuestros conocimientos, experiencias, cultura, creatividad, edad, género, contexto histórico, valores, y creencias religiosas. Lo que nos lleva a afirmar, que siendo todo ello diferente de una persona a otra, hace imposible que dos personas conciban el dolor de la misma forma.

No obstante, a pesar de que nuestra definición de dolor sea completamente diferente a la definición de todos los demás, nuestra actitud frente al dolor puede ser significativamente parecida, y es esta actitud la que determina la magnitud del sufrimiento experimentado.

Por lo que se puede decir, que la intensidad del dolor se asume desde el individuo, ya que sólo él sabe lo que sufre y lo que en un momento determinado está dispuesto a tolerar. Es decir, que cada quien es dueño de una cierta capacidad para sufrir o soportar el dolor, donde roto el umbral, habrá más y más dolor.

El dolor raramente es visto como componente esencial de la vida que permite el desarrollo de múltiples habilidades cognitivas, sensoriales y prácticas para atender y responder ante la angustia o la ansiedad. Ya que por lo general, tiene más peso la concepción sugerida por nuestra cultura, en la que desafortunadamente se le ha dado mala fama, puesto que nos limitamos a verle como resultado de una mala acción, algo similar a un castigo.

Aunque también puede se percibido como una herida, visible o no; una herida que nos abre el cuerpo o la razón y nos expone al sentido de “peligro” real sobre la vida. Que se impone y produce efectos físicos y no físicos, que nos aísla y excluye de lo que es ordinario y común.

En lo que respecta a los efectos físicos, existe, apenas, un lenguaje corporal relacionado con él: piel tensa y húmeda, cejas bajas, ojos apretados, nariz arrugada, boca abierta o cerrada con dientes apretados, labios tendidos en extremo, manos frotándose como para producir el fuego primitivo, voz ahogada, inaudible. De igual forma, el dolor también se hace oír a gritos, escandalizando y causando perturbación, y por último, puede llegar a desarticular toda comunicación, ocasionando la pérdida toda racionalidad.

La realidad del dolor es sumamente compleja donde se descubren, al menos, dos grandes posibilidades de ocurrencia: el dolor sin aparente intervención directa del hombre y el dolor por intervención directa del hombre. En esta segunda posibilidad, se presenta una variedad de formas y usos: desde el castigo, hasta el suicidio; de lo que duele la palabra que acusa y lástima, hasta la autoflagelación.

El dolor visto como entidad total ataca al cuerpo y a la conciencia delos individuos como totalidades únicas. De tal forma que se le reconocen dos tipos de manifestaciones; por un lado está la manifestación anímica (tristeza, insomnio, miedo intenso), y por otro lado, la manifestación física ( el ardor, la presión).

La presencia repentina o la constancia permanente del dolor es capaz de definir límites en la movilidad del cuerpo, de producir resignación, aislamiento, contención; de exaltar el ánimo, trastocar el sentido de la vida, pervertir el pensamiento e incluso, conducirnos al ataque personal de nuestro cuerpo.

“El estudio del dolor nos lleva a una medicina humana hasta en sus maniobras más basales”

René Leriche

El dolor se define como una experiencia sensorial y emocional desagradables o en algún caso hermosa, asociado a un daño real o potencial del tejido, o se describe en términos de dicho daño. Se trata de un sentimiento subjetivo que todos aprendemos a través de nuestras propias experiencias.

El dolor significa sentir, percibir, experimentar sensaciones o impresiones; lamentar. A su vez, las palabras sentir y sensación significan experiencia dotada de sentido y de juicio.

El dolor es como otra forma de pensar, un modo de ser acontecimiento.

El que tiene dolor camina hacia sí mismo, se formula preguntas y respuestas, analiza sus dudas e inquietudes, se premia o se critica; camina hacia los otros y busca en ellos lo que no se tiene.

Entendido como el sexto sentido, evidencias de las culturas humanas más antiguas muestran también su preocupación por comprender al dolor como una afectación del espíritu

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