Escalofrio De La Belleza

Desde años atrás se ha descubierto que el ser humano vive y sobrevive sometido por el placer y el dolor. Es a partir de estas dos sensaciones que nos determinan como irrepetibles, autenticándonos con individualidad, nos enseñan que somos iguales en lo general pero diferentes en lo particular, se comprueba de que los interese que nos unen, son también los que nos separan y quizá después nos enfrenten. Quien es dueño de los mecanismos de placer controla la educación de la ciudadanía.

Al enfocarnos solo en el placer percibimos de distintas maneras estímulos de satisfacción, de gratitud o aprecio por las acciones que día a día vemos realizar en otras personas, inclusive en nosotros mismos. Así bien identificar la diferencia de lo “bueno”, donde es propio de los seres de mentalidad más razonable llevándolos a reflexionar: lo “hermoso”, principalmente identificado por los sentidos que al igual interviene la razón; lo “bello” es lo que complace universalmente sin concepto, es decir, identificamos inequívocamente algo para construirlo o juzgarlo. El hombre no solo busca satisfacer sus necesidades, sino que también tiene interés en que las cosas sean hermosas o que les parezcan hermosas a ellos.

Estas sensaciones son brindadas por los placeres de la belleza, es un deleite único y desinteresado. El asunto de la belleza coincide con lo bueno y lo verdadero, sin necesidad de que resulten unas cosas bellas obligatoriamente y otras no. Existe una distinción llamada belleza adherente y otra vaga: la adherente surge por conocer un objetivo de perfección funcional y la vaga corresponde a la interpretación que le da la vista.

En su origen de la belleza, la palabra más familiarizada fue “bello”. La idea de lo bello plantea una intención intuitiva que reflexiva teniendo como objetivo; hacer la vida mejor, es decir cooperativa y solidaria, de abundantes experiencias. Lo bello comparte la tarea de lograr que haya más vida y menos muerte.

Otro aspecto que le da sentido a la belleza es el Arte, pues se asegura que lo bueno de la vida entra en el sentir de lo bello, ya que nunca ha carecido de una función intelectual, social o religiosa. La belleza efectivamente coincide con lo bueno y lo verdadero, de la cual aspiran los artistas para contraer esa capacidad de seducción, siendo esta su principal habilidad para producir placer, son quienes se ocupan de describir los sentimientos, pasiones y destinos humanos a través de la representación del comportamiento vital de nuestros semejantes.

Cualquier persona puede descubrir los fallos o trampas de una argumentación, haciendo uso de la razón, muchos son incapaces de hacerlo porque no prestan atención suficiente a los razonamientos, en cambio un artista puede ser creíble y hasta admirable cualquier tipo de vida. Según Platón el arte suele aceptar apariencias en lugar de cuestionarlas, tratando de explorar nuevas vías de comprensión

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