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Etica Contextualista De Aristoteles


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  6.731 Palabras (27 Páginas)  •  1.782 Visitas

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CREATIVIDAD E INNOVACIÓN

EN LAS ORGANIZACIONES MODERNAS

INTRODUCCIÓN

En los ajetreados días que vivimos uno de los leit motiv más en boga en la gente de empresas y organizaciones es el tema de creatividad e innovación. Tanto se ha escrito en los últimos decenios al respecto que pareciera que estamos frente al surgimiento de un problema específico de esta era. Hasta se puede llegar a tener la falsa sensación que otrora el Hombre carecía o no necesitaba de estos instrumentos. Al respecto, existe una tendencia generalizada y muy sugerente a olvidar o desechar los fuertes logros obtenidos por el Hombre a través de toda su historia. “Aunque con frecuencia es percibida como un evento de alta tecnología que involucra al inventor y a los empresarios, por supuesto, la innovación puede ocurrir en situaciones organizacionales de alta o baja tecnología, de productos o servicios, de pequeñas o grandes empresas. La innovación puede ser concebida como la puesta en práctica inicial de una idea dentro de una cultura. Cuanto más radical sea una idea, más traumático y profundo tenderá a ser su impacto. Sin embargo, lo absoluto no existe. Aquello que es nuevo y difícil de comprender se transforma en la “alta tecnología” de su época” .

UNA PERSPECTIVA HISTORICA

Creatividad e innovación pueden ser equiparadas a ingenio. Formas de descubrir los problemas y sus posibles soluciones teniendo en cuenta criterios de eficiencia y eficacia. Por ende, se puede afirmar sin cortapisas, en este orden de ideas, que ingenio, creatividad e innovación son tan viejos como la manzana de Eva, la injusticia y la prostitución. Definitivamente, lo que distingue al Hombre del resto de los animales es su poder intelectual y de razonamiento. Esto y no otra cosa es lo que lo ha llevado a través de un proceso evolutivo de 250.000 años desde el fondo de las cavernas a la superficie lunar.

Indubitablemente el hombre primitivo debía poseer buena capacidad de inventiva para mínimamente sobrevivir en un medio totalmente hostil y con una carencia casi absoluta de conocimientos. Fue el poder de razonamiento, que no poseía ni posee el mono, lo que originó su constante evolución. Basta imaginar como debía ser la supervivencia en pequeñas comunidades sin instituciones o con instituciones arcaicas, sin tecnología y sin conocimientos adecuados, para poder generar aunque fuese en una pequeña expresión la base de lo que hoy llamamos pirámide de Maslow.

Richard Roth, economista de la Universidad de Chicago, ha demostrado que pese a todas estas carencias el hombre de las cavernas se las ingenió para crear una especie de sistema de seguridad y control para todos los integrantes de una determinada “sociedad” que moraba en el interior de una cueva. Allí el problema consistía básicamente en el control de la distribución de los alimentos. Aunque hubiera dos o más cuevas el hombre primitivo se agrupaba en una sola debido a que era la forma de supervisar la conducta de los demás. “En la prehistoria, los cavernícolas aprendieron que era más productivo cazar en grupos que solo. Juntos, los cazadores podían atrapar y rodear efectivamente a su presa y después de capturarla la compartían. También descubrieron que al unirse en tribus podían proporcionarse mejor seguridad y resguardo de lo que podían hacer individualmente. De esta forma nuestros ancestros prehistóricos precipitaron el nacimiento de las primeras organizaciones humanas y los inicios de la vida de organización. Las lecciones de cooperación interpersonal aprendidas por los hombres y las mujeres prehistóricos ayudaron a que las generaciones posteriores desarrollaran actividades organizadas para cumplir sus objetivos” .

Otro ejemplo de creatividad e ingenio en la Historia Antigua se puede encontrar en las pirámides egipcias. Más allá de las escasamente creíbles teorías acerca de la posible ayuda extraterrestre, es claro que los faraones derrocharon ingentes recursos humanos y económicos y pusieron en marcha una buena cantidad de ideas innovadoras para construir semejantes monumentos. Resultado, a lo largo de todas las épocas, desde que comenzó a girar la rueda hasta el casi infalible ordenador moderno, el hombre ha ido aplicando una serie de técnicas de creatividad, ingenio e innovación basados en su inteligencia y razonamiento.

Probablemente una de las “bisagras” claves de la Historia del Hombre fue la revolución industrial del siglo XVIII que comenzó en Inglaterra. Esta no llegó en un mar de ignorancia, sino que fue consecuencia de una serie de adelantos técnicos acaecidos a largo de la Edad Moderna. Este proceso se caracterizó por un gran incremento en la rapidez del cambio tecnológico. La aplicación de la fuerza motriz a ciertas máquinas ya inventadas implicó un fuerte crecimiento de la producción y la productividad marginal del trabajo humano. Por primera vez en la Historia buena parte de la sociedad podía comenzar a satisfacer ciertas necesidades vitales. Verbigracia, la revolución agrícola previa posibilitó el inicio de la “sana costumbre” de comer todos los días. El proceso de industrialización permitió una acumulación de capital, tanto financiero como humano, que implicó la capacidad de poner en marcha emprendimientos industriales y organizacionales hasta entonces ni siquiera soñados.

Frederick Taylor y Henry Ford fueron, a los efectos prácticos, consecuencias directas de esta nueva dinámica. Por un lado, el creciente ascenso de masas poblacionales a poderes adquisitivos superiores, implicó una mayor demanda de bienes y servicios para satisfacer necesidades. Por el otro, el comienzo de aplicación de nuevas técnicas de ensamblaje y gestión empresaria destinadas a atender de manera cada vez más barata la consecución de las metas personales. Es archiconocida la frase de Ford, “yo puedo fabricar un auto de cualquier color, siempre que sea negro”. Ford podía alegremente realizar esta aseveración porque sabía que lo que la gente quería y deseaba era simplemente un auto. Que fueran todos iguales, caros y pintados en el mismo tono, casi no importaba. Lo central estaba dado por el medio de locomoción y las facilidades que se obtenían con su posesión. A los efectos prácticos, los estudios de tiempos y movimientos de Taylor estaban direccionados a elevar la productividad marginal de los obreros a un máximo posible bajo la condición de un cambio tecnológico, que para los paradigmas actuales, sería muy suave y lento. En tal sentido, estas organizaciones fueron diseñadas y estructuradas de manera tal que uno de los parámetros esenciales era intentar asegurar por cualquier medio la minimización de los errores. Los controles resultaban buenos, pero muy costosos tomando en cuenta que a la larga llevaban consigo una alta dosis de inhibición

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