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Filosofia Latinoamericanas

monteros26 de Diciembre de 2012

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Filosofía latinoamericana significa uso ético

de la razón práctica

GUILLERMO HOYOS VÁSQUEZ

Departamento de Filosofía

Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

El debate en torno a la así llamada «filosofía latinoamericana» o «filosoña

de la liberación», iniciado desde mediados de los años sesenta, ha ganado

recientemente renovado interés, en especial por la discusión sostenida entre

uno de sus principales promotores, Enrique Dussel, y uno de los fundadores

de la ética discursiva, Karl-Otto Apel ', Un primer análisis de esta discusión

fue presentado ya en el XIII Congreso Interamericano de Filosofía, Bogotá,

4-9 de julio de 1994, por Mario Teodoro Ramírez en su ponencia «La razón

ética originaria y la ética del discurso. El debate ético entre Enrique Dusscl

y Karl-Otto Apel» 2.

Este trabajo no pretende proseguir el debate, por lo menos en los términos

en que ha sido desarrollado hasta el momento. Se busca más bien dar algunos

elementos que permitan reorientar la discusión en torno a las posibilidades

de una filosofía en Latinoamérica que pudiera responder a las intenciones

más auténticas que se han alegado para las diversas formas de la así llamada

filosofía latinoamericana. Como loexpresa el título, pensamos que hacer hoy

en día filosofía en América Latina con el pathos que quieren imprimerle los

representantes de la filosofía de la liberación es hacer filosofía moral y política

en el más riguroso sentido de la palabra. Entonces se ve la posibilidad y la

conveniencia de inscribir e identificar dicho empeño como uso ético de la

razón práctica 3, en cuanto esfuerzo por comprender el contexto histórico, cultural

y social en el que se reflexiona y como propuesta de solución ético-política

a situaciones que exigen cambios y que comprometen en ellos no sólo a las

personas, sino también a las colectividades.

I El debate ha tenido lugar, en parte, en ¡SEGORlA: Karl-Otto Apel, «La ética del discurso

ante el desafío de la filosofía latinoamericana de la liberación», en [SEGOR/A, 11 (1995),

pp, 108-125; Enrique Dussel, «La ética de la liberación ante la ética del discurso», en ¡SEGORÍA,

13 (1996), pp. 135-149; la bibliografía pertinente se encuentra al final de ambos artículos; el

trabajo de Dussel fue su ponencia en el XIII Congreso Interamericano de Filosofía, Bogotá 4·9

de julio de 1994 (ver las Memorias: Carlos R Gutiérrez (ed.), El trabajo filosófico de hoy en

el Continente, Memorias del XIII Congreso Interamericano de Filosofía, Bogotá, Editorial ABC,

1995). '

1 Ver Memorias, op. cit., pp, 1155-1165.

, Ver Jürgen Habermas, «Acerca del uso ético, pragmático y moral de la razón práctica»,

en Filosofia, núm. 1 (1990), Mérida, Venezuela, pp. 5-24.

ISEGORíA/19 (1998) pp. 79·96 79

Guillermo Hoyas Vásquez

Este planteamiento general del asunto acerca de las posibilidades y formas

de una filosofía latinoamericana permite solucionar desde un principio la mayor

dificultad, a saber, la rivalidad entre quienes vienen reclamando que hacen

una filosofía comprometida y auténtica que responde a las necesidades de

Latinoamérica y quienes piensan hacer mejor filosofía al conservar un grado

mayor de abstracción, que precisamente es lo que les es tachado por los «liberacionistas

» como «eurocentrismo». Las propuestas de solución al enfrentamiento

latinoamericano no siempre escaparon en el pasado reciente al simplismo

de las confrontaciones, como la expresada enfáticamente por Cappelletti

en el Congreso Interamericano de Filosofía en Caracas, en 1977: «Exigir (...)

una filosofía enteramente original, una verdadera filosofía de América Latina,

como han hecho con más entusiasmo que penetración algunos autores contemporáneos,

es algo que carece de sentido. No tiene una filosofía propia

el que quiere sino el que puede» 4.

Hoy en día parece más oportuno y productivo buscar la cooperación en

el debate crítico a partir de los esfuerzos de quienes quieren y puedan y de

quienes pueden y quieran; no se trata, por tanto, sólo de una conciliación

sin consecuencias filosóficas: unos y otros hacen hoy «filosofía latinoamericana»

y de la «liberación» cuando se ocupan filosóficamente de la problemática

socio-política, de los fenómenos multiculturales y, en general, de los problemas

colectivos de los pueblos de América Latina. No otra cosa se busca con el

«uso ético de la razón práctica» a partir de contextos sociales, culturales y

políticos determinados; este discurso es distinto de un uso pragmático propio

de la razón instrumental y del uso moral en el ámbito de lo universalizable;

pero a su vez, el uso moral se constituye en el horizonte en el que lo ético

tiene que poder reconocer sus límites)' la relatividad propia de toda tematización

de la pertenencía al mundo de la vida. Por ello la distinción de los tres usos

no significa que no se conserve la estrecha relación entre ellos, precisamente

como usos de la misma razón práctica articulada comunieativamente.

1. UNAAPROXIMACIÓN HISTÓRICA

La pregunta por el sentido de un ejercicio de la filosofía con consecuencias

sociales y políticas para nuestra América no es nueva. Quizá uno de los momentos

en los que mejor se explicita se manifiesta en los ya clásicos textos de

Juan Bautista Alberdi (1838 y 1840), citados y analizados agudamente por

Javier Sasso 5: Lo que necesitamos es, «no la filosofía en sí», sino «aplicada

a los objetos de un interés inmediato». El que no lo entienda así, «ignora

• Ángel Cappcllettí, «Historia y evolución de las ideas filosóficas en América Latina», en

La filosofía en América. IX Congreso Interamericano de Filosofía, t. 1, Caracas, Sociedad Venezolana

de Filosofía, 1979, p. 80.

l Ver Javier Sasso, «El autodescubrlmiento de América como tarea filosófica», en Ill Congreso

Nacional de Filosofía, noviembre 12-15 de 1991, Caracas, Sociedad Venezolana de Filosofía, 1993,

80 ISEGORíN19 (1998)

Filosofía latinoamericana significa uso ético de la razón práctica

absolutamente el rol social y político de la filosofía... y la estudia aislada, como

la botánica. La filosofía ..., considerada de este modo, es la impertinencia misma.

Ciencia que no ha de ser aplicada, que no ha de tener su fin sino en símisma,

es ciencia estéril y para nada. La filosofía es para la política, para la moral,

para la industria, para la historia, y si no es para todo esto, es ciencia pueril

y fastidiosa. Ya pasaron los tiempos de la filosofía en sí, como del arte en

sí» (...) «La abstracción pura, la metafísica en sí no echará raíces en América»

De aquí se concluye que es necesario atacar todo afán puramente teorizador

como algo no sólo inútil para lo que necesitan las nuevas naciones, sino como

algo perjudicial para la juventud. Pues «en América no es admisible la filosofía

con otro carácter», ya que «el rol de la América en los trabajos actuales de

la civilización del mundo es del todo positivo y de aplicación». Por lo que

no podrá sorprender la ausencia, en los eventuales seguidores de este programa,

de toda indagación propia en la filosofía; ésta es sólo «la ciencia de las generalidades

», cuyo «estudio, por lo común tan estéril», para traernos alguna «ventaja

positiva» ha de conllevar una «enseñanza breve y corta» que no le quite

a la juventud «un tiempo que podría emplear con provecho en estudios de

una aplicación productiva y útil» G.

Estos planteamientos de Alberdi pueden llevar a algunos de sus admiradores

actuales a buscar una renovada filosofía concreta, una auténtica filosofía latinoamericana.

Como comenta el mismo Sasso, es lo que acontece cuando, tras

considerar que en el pasado aconteció «un caso excepcional de intento de

aplicación de la filosofía a la organización social y política de una nación»,

se lamenta que cn este siglo «las propuestas relevantes no vinieron... del lado

de la filosofía».

En lugar de esta argumentaciónnostálgica habría que apreciar el verdadero

resultado de los planteamientos alberdianos: la indiscutible emergencia de las

ciencias sociales como disciplinas especializadas, las cuales, sea cual fuere la

generalidad con la que construyen sus hipótesis, han colonizado el terreno

que Alberdi podía, hace siglo y medio, pacíficamente ocupar. Es decir, 10 que

se pensaba que tenía que realizar una filosofía latinoamericana, concreta y

aplicada, es lo que ha ido aconteciendo en el ámbito de las diversas ciencias

sociales. Seguramente tampoco podía ser de otra forma. Por esto mismo pensamos

que la filosofía latinoamericana corre el riesgo de ser percibida todavía

hoy como un intento anacrónico por anular la reordenación del campo de

los saberes, un intento por generar ella misma una historiografía, una etnografía

o una psicología social apriori

...

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