Filosofía antigua. Resumen del mito al logos

Filosofía antigua                                                                                                            Valeria Salgado

El capítulo parte señalando en cómo la filosofía griega es fue un ancla para el pensamiento racional del estado, donde la misma daría inicio a lo que conocemos hoy por hoy. Conoceremos en el mismo los planteamientos de Tucídides, el cual poseía renombre por ser un historiador y militar ateniense de la época, que derrumbarían las creencias míticas, o como lo dice en el texto, la “eliminación de lo fabuloso”. Aquello no sólo trajo un tipo de nuevos pensamientos, sino que estableció la profundización sobre el estudio de lo que llamamos como facultades sensoriales, hablamos del entorno natural, en donde podemos rescatar que; “la nueva concepción de la naturaleza llegó a ser el terreno común de donde surgió una nueva concepción de la vida individual y social del hombre”^[1], lo que quiere decir que el ser humano se separa del entorno que le rodea, dejará de creen en sus sentido y no le sería posible conectar con el mundo, se objetualiza el mundo y, pasaría a ser un objeto de conocimiento.

Sin embargo, el camino a seguir para establecer lo antes dicho sería un proceso largo y tedioso que, por mucho tiempo para los antiguos fisiólogos^[2] el estudio de la physis^[3] estaría dictado por lo opuesto a todas las creencias religiosas, ya no establecerían los fenómenos naturales como “lo que quieren los dioses”, sino que se empeñarían por buscar una respuesta óptima a los sucesos, aunque bien, no había una línea que dibujara en qué punto se encontraba lo fantástico (como lo podía establecer Tales o Empédocles) y en qué lo real. “Es cierto que los elementos míticos no pudieron ser eliminados desde luego; pero fueron neutralizados y compensados por una nueva tendencia del pensamiento que se desarrolló firmemente y alcanzó cada vez un mayor peso”^[4].

Por otra parte, los pensadores de la escuela milesia^[5] indagaron en todo lo que se concebía como el principio de las cosas, algo curioso en su generalidad por el hecho de que “en todas las cosmogonías míticas, origen significa un estado primitivo que pertenece al pasado mítico inmemorial”^[6], es decir, algo que ha sido sustituido por otro tipo de cosas, puesto que el mismo hace referencia al inicio de todas las cosas.

A pesar de lo que se pudiese pensar, la naturaleza no será el centro de la problemática, ya que ésta es sólo cierta parte de la problemática, lo más duro a derrotar eran las mismas concepciones míticas, las creencias religiosas que estaban inculcadas desde hace ya tanto tiempo en la urbe que se volvía sumamente complejo arrancarlo de raíz. Intentar derrotar este centro requirió de la unificación de los opuestos de la filosofía griega de entonces, la filosofía del ser y del devenir, donde curiosamente ambas partes atacarían a los dioses homéricos, en un intento por desenmascarar la imagen que se les pintaban a los dioses, puesto que en éstos predominaba la imagen idónea de su divulgador.

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