Filosofía y movimientos sociales
Enviado por lcamarena • 18 de Mayo de 2021 • Ensayo • 1.081 Palabras (5 Páginas) • 117 Visitas
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El mundo ha cambiado. Nada comparado con hace años, pues nuestro mundo ha cambiado. A través de la historia, acontecimientos, batallas, guerras, conflictos armados, manifestaciones, tendencias. Nuestra sociedad ha cambiado. Y aportando ideas y pensamientos de todas las épocas, juntos, hemos creado nuestra sociedad de hoy. Pero ¿nosotros formamos la sociedad, o ella nos forma a nosotros? Pues estamos tan enganchados a la forma de vida que hemos preestablecido, que no nos damos cuenta de nuestra creación. Esta es nuestra sociedad. Nuestra sociedad es la capitalista; y ésta es, la sociedad sin dimensiones.
Hoy en día existe una gran inmovilidad, por parte de los individuos que formamos al mundo. Constantemente, tendemos a oponernos a las consecuencias que el capitalismo ha producido. Hemos sido autores y creadores de un universo donde no caben alternativas de vida, más las que están supuestamente establecidas.
Sin conciencia alguna, creamos una sociedad que limita la libertad del ser humano, donde sólo podemos exigir lo que se nos permite exigir; y este permiso debe de ser obtenido de aquellos que controlan nuestro mundo. Puede ser entendido con ejemplos tan simples como: el obrero que depende de su patrón, o qué México depende de Estados Unidos.
Nos hemos impuesto una serie de necesidades artificiales y materialistas, para sentirnos satisfechos y no superados; encadenándonos a estas falsedades. Nuestra sociedad es capaz de reducir al hombre a tan sólo una pieza de la industria manufacturera, sin reconocernos por lo que realmente somos. Lo único importante es aquello que está de moda, y no logramos la originalidad en nuestros seres.
El ser humano que se encuentra como parte de esta sociedad, está a su vez sometido a la misma, no por la fuerza, sino por la burocracia y la administración de las industrias de ella. Hemos creado una nueva esclavitud que está ligada, no al gasto de la energía muscular, sino a la tecnología, donde el ser humano se aferra a la producción tecnológica masiva. Esto ha ocasionado un cambio, no sólo en los países desarrollados, sino que también afecta a los países subdesarrollados, cambiando así el estilo de vida de todos los que nos encontramos sometidos nuestra sociedad. Tal y como dijo Herbert Marcuse: “la tecnología como tal no puede ser separada del empleo que se hace de ella; la sociedad tecnológica es un sistema de dominación que opera ya en el concepto y la construcción de técnicas.” (Marcuse, 1979) No está el empleo de la tecnología como medio de producción, el problema es cuando ella nos controla a nosotros. El tiempo libre ya no existe, hemos dejado de medirlo. Ahora sólo nos guiamos y medimos en base a la productividad.
Nuestra única preocupación es alcanzar un bienestar, y pensamos que sin él ya no existe la felicidad. Pero este bienestar se ha convertido en un grado de mediocridad, pues no nos hemos esforzado por ir más allá de esta zona de confort. Esta felicidad misma se ve condicionada por las maneras de hablar y expresar conceptos que han sido ya formulados por la sociedad misma. El peso de estos pensamientos posee una carga ya definida que no nos permite examinar, ni analizar, ni profundizar libremente sobre ellos. Todo ya está dicho y escrito. Así, entonces, no hay un pensamiento libre, sino totalmente condicionado por las aparentes libertades que ofrece la sociedad.
A diferencia de los grandes pensadores históricos, como lo fue Marx, quien, con sus ideas, fue capaz de mostrar las posibilidades de cambio, y producir estos cambios; nosotros tratamos de hacer estos cambios, pero sin argumento lógico sometiéndonos a los juicios que la misma sociedad hace de nosotros. No nos permitimos llegar a ser más de lo que queremos, somos un obstáculo unos de otros. La sociedad creada hoy, ha sido capaz de aniquilar ese espíritu de revolución, ese deseo de superación social, y ha reducido el sentir humano. Nuestros propios supuestos protectores, han abusado de aquél poder que democráticamente nosotros decidimos cederles. Movimientos estudiantiles, como en Tlatelolco, o más reciente en Ayotzinapa, son ejemplos de manifestaciones pacíficas, jóvenes compartiendo su manera diferente de pensar, aventajándose a un mundo dónde sabían que serían reprimidos; pero nunca por aquellos que alguna vez consideraron que eran sus iguales.
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