Gabriel Marcel
Enviado por • 9 de Octubre de 2013 • 9.855 Palabras (40 Páginas) • 793 Visitas
CAPITULO I
UNA PERSPECTIVA DEL PENSAMIENTO FILOSOFICO DE GABRIEL MARCEL
En este primer capítulo, estudiaremos la vida y el pensamiento de Gabriel Marcel, para luego analizar en sus principales escritos y la influencia que tuvo para Marcel el existencialismo filosófico con sus características. Luego en el segundo capítulo desarrollaremos y profundizaremos la concepción existencialista del hombre que Marcel propone sobre la esperanza, como una posibilidad en el camino para la plenitud del hombre.
1.1 BREVE BIOGRAFÍA
Es importante presentar una breve biografía de la vida de Gabriel Marcel, porque su pensamiento parece brotar de su vida, más que de sus estudios filosóficos. Es por eso que cada suceso en la vida de Marcel influirá luego en su pensamiento.
Gabriel Marcel nació en París, Francia, el 7 de diciembre de 1889, murió el 8 de octubre de 1973. Hijo único y huérfano de madre a la edad de cuatro años, vivió una infancia triste, de incomunicación humana, al lado de su tía y madre adoptiva. Él mismo nos cuenta su experiencia de ese hecho en uno de sus libros: “El acontecimiento decisivo fue en realidad la muerte de mi madre, que me fue arrebatada en cuarenta y ocho horas, cuando iba a cumplir los cuatro años” (MARCEL 1967:14) .
La infancia de Gabriel Marcel estuvo caracterizada por la soledad, pues como era hijo único, no tuvo compañeros de juego . En sus paseos se inventaba hermanos y hermanas con los que mantenía diálogos. Marcel veía en este hecho uno de los gérmenes de su próxima creación teatral.
Su padre Henri Marcel, tenía una actitud espiritual común a la de muchos intelectuales agnósticos en su época, de la religión solo encontraba valioso el aporte histórico de su arte, por lo demás consideraba absurdo creer en los dogmas de la iglesia. Apasionado lector de teatro y apasionado viajero, inculcará a su hijo estas dos inclinaciones. Las funciones oficiales que gozaba el padre como por ejemplo, consejero de Estado, embajador de Suecia, director de Museos y Bellas Artes, contribuyeron a que Marcel tome contacto con lo más elevado del mundo cultural de su época.
A la muerte de su esposa Henri Marcel se volvió a casar y lo hizo con la hermana de su difunta esposa, la cual nunca llegó a llenar el sitio de la fallecida. Esta era originariamente de creencia judía como su hermana, pero luego se volvió hacia un protestantismo liberal que equivalía más bien a una religión racional sin dogmas, Marcel dirá que será más bien una agnóstica religiosa . Ella era de una ética estricta y cuidaba en la educación de Marcel la exactitud, la veracidad y la responsabilidad.
Su actitud se oponía al esteticismo de su esposo, una opción que llenó de fuerte tensiones el matrimonio. Gabriel Marcel mismo nos relata este hecho: “Comprenderéis mejor el profundo trastorno del que fui preso durante toda mi infancia, si os digo que sentía profundos desacuerdos entre mi padre y mi tía, cuya naturaleza eran las más diferentes que puedan concebirse: a menudo he dicho que en él predominaba la conciencia estética, en ella la conciencia moral con sus exigencias más estrictas. Yo tenía la sensación que se habían casado por mi causa, y que no eran felices en su matrimonio (MARCEL 1967: 14).
Gracias a ese suceso Gabriel Marcel tendrá en su infancia un sentimiento de culpa y en su pensamiento este hecho influirá dándole un sentimiento de lo trágico, como él mismo lo reconoce:
“….me inclino a pensar, cuando me asomo a esos años lejanos, que estos sentimientos de una culpa involuntaria crearon en mí el sentimiento de lo trágico que nunca me ha dejado (MARCEL 1967: 15).
A pesar del amor que los suyos los suyos le prodigaban, Marcel recuerda sus años infantiles, como la vida en un universo desértico, en un universo doloroso. El agnosticismo estético de su padre y el moralismo, no menos agnóstico de su tía, unidos a la deplorada ausencia de su madre y la falta de hermanos, componían en torno a él una atmósfera incesante y árida, que dificultaba la respiración (PRESAS 1967: 9).
Esto hacía que la presencia de su madre muerta se revele cada vez más de forma precisa y luminosa.
Marcel recuerda sus años infantiles como la vida en un universo desértico, en un universo doloroso una experiencia que engendró en él un resentimiento contra la enseñanza secundaria, un resentimiento que nunca pudo ser aplacado por nada, como se puede observar en este pasaje, en uno de sus libros:
Mis padres que habían sido alumnos brillantes, daban una importancia excesiva a las composiciones. Sufrí continuamente por haber sido juzgado basándose en calificaciones o de los puestos que me eran asignados…ese ambiente toxico contribuyó a desvalorizar para mí durante esos crueles años casi todo lo que entonces aprendí, porque todo mi saber quedaba emponzoñado por el hecho de que se convertía en materia de competición, y ello alentaba mi angustia (MARCEL 1967: 16).
Entre los años 1901 y 1906 Marcel estudió en el Liceo Carmot, lo cual no hará más que agravar el estado de las cosas, porque Marcel se sentirá constantemente espiado y demasiado vigilado; en estas condiciones, una tarea escolar, lo mismo que un resfrió, se convertirán en un verdadero drama (Confr. PRESAS 1967: 9).
En esta etapa se aprecia la inclinación que Gabriel Marcel tenía a la filosofía, ya que ésta podía responder a sus tantas preguntas y satisfacer sus inquietudes. Mencionando, al respecto:
No había más que una, pero decisiva excepción la clase de filosofía. Porque en esta materia por primera vez, había de sentirme en mi propio elemento, seguro de mí mismo, y si aventajé a mis compañeros, no fue como los años anteriores, debido a un trabajo ímprobo, sino porque el trabajo que se me exigía correspondía a una afición completamente espontánea y que yo realizaba realmente con alegría (MARCEL 1967: 17).
Después de los años en el Liceo Carmot, Marcel se licenció en Filosofía en la Universidad en la Sorbona de Brunschwvicg. Luego de graduarse se dedicó a la enseñanza de la filosofía y comenzó a trabajar como profesor en colegios de enseñanza secundaria, pero pronto se dedicó al periodismo y a la crítica literaria y de teatro.
En 1919 Marcel se casó con Jacqueline Boegner, de origen protestante, quien gracias a su habilidad en el piano, ayudó a poner a Marcel melodía a muchas de sus composiciones teatrales. Su muerte significó también en la vida de Marcel una experiencia de dolor y espera en la resurrección.
Se convirtió al catolicismo en 1929, fue profesor en la Escuela Normal Superior de París y en varios institutos franceses y de otros países.
Entre sus numerosas producciones encontramos obras teatrales y filosóficas,
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