Habitación de Guadalupe López
Enviado por Akyra_R • 19 de Febrero de 2013 • Informe • 1.223 Palabras (5 Páginas) • 285 Visitas
Escena 4
Guadalupe López recibe su primera lección de economía.
Habitación de Guadalupe López
GUADALUPE LÓPEZ: Pablo, he repartido por vosotros las octavillas que me diste, para desviar las sospechas del joven al que metiste en lío. Cuando había terminado el reparto, pude ver con mis propios ojos cómo detenían a otro hombre, que no había hecho más que leer una octavilla ¿Qué me has hecho hacer?
ANTONIO: Le damos las gracias, señora López, por su buen trabajo.
GUADALUPE LÓPEZ: ¿De manera que eso llamas un buen trabajo? ¿Y qué pasa con Sumilguin, al que han metido en la cárcel por mi buen trabajo?
ANDRÉS: Usted no ha metido a nadie a la cárcel. Por lo que sabemos, lo han metido los policías.
IVÁN: Y lo han vuelto a soltar, porque han podido comprobar que era uno de los pocos que había votado contra la huelga. Pero ahora está a favor. Señora López, ha contribuido usted a la unión de los trabajadores de la fábrica Sujlinov. Como habrá sabido, se ha decidido la huelga casi por unanimidad.
GUADALUPE LÓPEZ: Yo no quería que hubiera ninguna huelga, sino ayudar a un hombre. ¿Por qué meten a la cárcel a las personas que leen esas octavillas? ¿Qué pone en esa octavilla?
MARÍA: Al repartirlas, ha ayudado usted mucho a una buena causa.
GUADALUPE LÓPEZ: ¿Qué pone en esa octavilla?
PABLO: ¿Qué crees tú que ponía?
GUADALUPE LÓPEZ: Algo que no está bien.
ANTONIO: Es evidente, señora López, que le debemos una explicación.
PABLO: Siéntate con nosotros, madre, y te lo explicamos.
Ponen una tela sobre el diván, Iván cuelga un espejo nuevo de la pared y María deja otro con manteca sobre la mesa. Luego cogen sillas y se sientan en torno a Guadalupe López.
IVÁN: Mire, en esa octavilla decía que los trabajadores no debemos tolerar que el señor Sujlinov no rebaje a su capricho el salario que nos paga.
GUADALUPE LÓPEZ: Tonterías, ¿qué pueden hacer para evitarlo? ¿Por qué no va rebajar el señor Suijlinov a su capricho el salario que les paga? ¿Es suya la fábrica o no lo es?
PABLO: Es suya.
GUADALUPE LÓPEZ: Ah. Esta mesa, por ejemplo, es mía. Y ahora os pregunto yo: ¿no puedo hacer con esta mesa lo que quiera?
ANDRÉS: Sí señora López. Con esta mesa puede hacer lo que usted quiera.
GUADALUPE LÓPEZ: Ah. ¿No puedo, por ejemplo, hacerla astillas?
ANTONIO: Sí, puede hacer astillas esta mesa si quiere.
GUADALUPE LÓPEZ: ¡Ajá! Entonces, ¿no puede hacer el señor Sujlinov lo que quiera con su fábrica, que le pertenece lo mismo que a mí mi mesa?
PABLO: No.
GUADALUPE LÓPEZ: ¿Por qué no?
PABLO: Porque para su fábrica nos necesita, a los trabajadores.
GUADALUPE LÓPEZ: ¿Y si ahora no los necesita?
IVÁN: Mire, señora López, tiene que imaginárselo así: él puede necesitarnos unas veces y no necesitarnos otras.
IVAN: Cuando nos necesita, tenemos que estar allí, pero cuando no nos necesita, seguimos estando allí. Porque, ¿adónde vamos a ir? Y eso él lo sabe, Él no nos necesita siempre, pero nosotros necesitamos siempre de él. Y con eso cuenta. El señor Sujlinov tiene ahí sus máquinas. Pero esas máquinas son nuestra herramienta de trabajo. No tenemos otras. No tenemos telares, ni tornos, sino que utilizamos las del señor Sujilinov. Su fábrica le pertenece a él, pero si cierra, nos quita nuestras herramientas de trabajo.
GUADALUPE LÓPEZ: Porque vuestras herramientas de trabajo son suyas, lo mismo que mía la mes.
ANTONIO: Sí, pero ¿cree que es justo que nuestras herramientas de trabajo sean suyas?
GUADALUPE LÓPEZ, fuerte: ¡No! Pero lo encuentre justo o no lo encuentre justo, la fábrica le pertenece. También puede ocurrir que alguien no encuentre justo que esta mesa sea mía.
ANDRES:
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