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Harry Potter Y La Piedra Filisofal


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2012  •  1.203 Palabras (5 Páginas)  •  431 Visitas

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La Epopeya de Gilgamesh

Dentro de las historias de gigantes y naves voladoras que hacen parte de la cultura sumeria, ninguna se compara a la Epopeya de Gilgamesh, el hijo de los “dioses”, o a la leyenda del dios-anfibio Oannes.

“Y después vino el diluvio, y posterior al diluvio la realeza volvió a descender una vez más del cielo...” (Escrito cuneiforme sumerio).

Los sumerios vivían en la Mesopotamia, entre el Tigris y el Eúfrates. Representaban una forma de cultura superior que se impone a los bárbaros y nómades semitas. Ellos poseían avanzadísimos conocimientos astronómicos y eran capaces de realizar cáculos con 15 dígitos, o sea, con números arriba de 100 trillones. A título de comparación, basta decir que los griegos no sabían contar arriba de 10.000.

Los sumerios, que antecedieron a los babilonios, prácticamente fundaron la civilización actual al establecerse a lo largo del río Eúfrates, aproximadamente en 5000 a.C. Mas ya fueron encontrados esqueletos de 45 mil años en la región.

Cuentan los registros que los diez primeros reyes de Sumeria vivieron un total de 456.000 años, lo que da un promedio de 45.600 años para cada uno. Tablas de arcilla cuentan diversas historias fantásticas incluyendo gigantes, monstruos y naves voladoras. Dos de estas historias llaman la atención en especial: la leyenda del dios-anfibio Oannes y la Epopeya de Gilgamesh.

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Oannes es un misterioso ser que, según Berossus –sacerdote de la ciudad de Baal (Babilonia)–, aparece en la ciudad de Eridu, habiendo surgido del mar durante un nacer del sol del cuarto milenio. Fue descripto por Berossus como “un animal con razón”.

“El animal tenía todo el cuerpo de un pez. Su voz, y también su lenguaje, era humana y articulada (...) Durante el día, este ser acostumbraba conversar con el hombre, mas no se alimentaba en aquella estación del año. Y les dio entendimiento en las letras, en las ciencias y en todas las formas de artes. Les enseñó a construir casas, fundar templos, compilar leyes, y les explicó los principios del conocimiento geométrico. Los hizo diferenciar las semillas de la tierra y les mostró como recoger frutos. En síntesis, los instruyó en todo lo capaz de suavizar sus maneras y humanizar la humanidad. Tan universales fueron sus instrucciones que, desde entonces, nada fue acrecentado para mejorarlas. Cuando el Sol se ponía, este ser acostumbraba a sumergirse de nuevo en el mar y pasar la noche en sus profundidades, pues él era anfibio. Después de eso, aparecieron allí otros animales como Oannes.”

La historia de Gilgamesh es la más antigua epopeya conocida. Ella es anterior al propio Viejo Testamento. Son conocidas varias versiones sobre ella, siendo la más completa la del 3° milenio antes de Cristo. Y existen versiones todavía más antiguas.

Según el historiador Norberto de Paula Lima, “la historia de Gilgamesh es la historia de un hombre real, mas que en la realidad mágica y lo material difieren muy poco. Y este hombre buscó un nombre inmortal, buscó compartir la naturaleza de los dioses y (...) de la humanidad no mutilada, que comulgaba directamente con Dios”.

Gilgamesh fue considerado, en Sumeria, “el hombre para el cual las cosas eran conocidas”. El es el típico mestizo entre “dioses” y terrestres. “Cuando los dioses crearon a Gilgamesh, le dieron un cuerpo perfecto (...) Dos tercios lo hicieron dios, y un tercio hombre”.

El recorrió muchas tierras hasta llegar a Uruc y tornarse su rey. Este gigante fue temido por su arrogancia y, aparentemente, por su inagotable apetito sexual, pues no evitaba “ni las niñas, las vírgenes recién casadas, las hijas

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