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Historia del pensamiento antropológico ¿Qué es el hombre?


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2015  •  Ensayo  •  1.163 Palabras (5 Páginas)  •  232 Visitas

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Curso: Historia del pensamiento antropológico

Etnóloga Ivette Chiclana

¿Qué es el hombre?

Primer eje epistemológico: filosofía griega

Filosofía Antigua:

Hombre           un algo, como las demás cosas de la naturaleza

                Un alguien, corporalidad, emoción y razón

Para los griegos, principalmente Sócrates (470-399 a. C) y Platón (427-347 a. C), el principio de la filosofía era el “deseo de saber”, mismo que creían era innato en los hombres y de frente a los fenómenos de la naturaleza.

Más tarde, Séneca (4 a.C-65 d. C) establecía: – Curiosum nobis natura ingenium dedit: “Todos los hombres están acuciados por un deseo natural de saber”.

Sócrates es recordado como el gran sabio, pero su sabiduría radicaba fuera de la capacidad de retención o memoria, o de la acumulación de conocimientos que hoy en día reconocemos como saber. De Sócrates heredamos la necesidad de revisar aquello que conocemos; la virtud que, entendía el filósofo, radicaba en el conocimiento y se sostenía en el perfeccionamiento del mismo: entender sus causas y sus efectos.

De Platón cabe destacar su sentencia de que el hombre es “un forastero en el mundo”, “algo caído” en él. Para el filósofo, el hombre era alma y el cuerpo era su sombra, “la cárcel del alma”. Intenta explicar el conflicto interior que experimenta el hombre y la lucha entre las tendencias opuestas, que se manifiestan en la cotidianidad. Enfoque moral que sale de la exterioridad el hombre y sus condiciones materiales, para pensarlo como persona.

Tanto de Sócrates como Platón, heredamos entonces, la noción de que el hombre está regido por la “paideia”: educación como fuerza que forja al hombre, que le prepara para sus deberes cívicos. Es decir, el hombre más allá de su cuerpo y su materialidad, más allá de su alma o interior: el hombre en sociedad, el hombre en su relación con los Otros. Este esfuerzo educador sobre la razón humana conduce a la acción de pensar como ejercicio que busca salir de la explicación mítica. Por lo mismo, estos pensadores argumentaban que el conocimiento llevaba a la verdad, siendo lo difícil, llegar a la definición de la misma.

Heráclito (535-484 a.C) por su parte, delinea un paso más en el camino a la comprensión del ser humano cuando expone que el hombre se encuentra en la frontera del pensamiento cosmológico y el pensamiento antropológico. El reconocimiento de este umbral, le lleva a afirmar que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso continuo de nacimiento y destrucción, al que nada escapa: Conciencia de finitud, como límite de la experiencia humana.

Aristóteles retoma muchas de las ideas de sus maestros: “todos los hombres están acuciados por un deseo natural de saber”, pero además, sitúa al hombre como el grado supremo en la escala de lo viviente, lo distingue de la naturaleza por el alma: forma dotada de entendimiento y voluntad.

De esta forma, el hombre como “un algo” pasa a ser una entidad única y suprema, trazando de esta forma, las ideas y pensamientos que llevan a que el hombre sea pensado mas allá de una cosa viviente: “un alguien”. Idea que es ampliamente desarrollada por los teólogos del cristianismo: “Un alguien” revestido de conciencia, de interioridad, de auto-posesión y libre albedrio.

Siete siglos después de Aristóteles, San Agustín (354-430), “padre de la iglesia latina”, africano nacido en la ciudad de Numidia (hoy día entre Argelia y Túnez) y quien fuera estudiante de los clásicos griegos, se concentró en “el problema de la verdad”, del materialismo y el mal. Filosofía y política desde la creencia y la fe: Credo ut intelligam (Yo creo, para entender).

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