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Juana de Ibarbourou: la poetisa del erotismo en la naturaleza


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  4.599 Palabras (19 Páginas)  •  1.159 Visitas

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Beatriz Andrea Camacho Romero

Poesía hispanoamericana

Profesor: Oscar J. Gonzales Molina

Semestre I – 2016

Juana de Ibarbourou: la poetisa del erotismo en la naturaleza

  1. Introducción

Juana de Ibarbourou, nace en Melo, Uruguay en el año de 1895, y muere en Montevideo en 1979. Fue también conocida como Juana de América, su poesía estuvo cargada de una profunda sensualidad y un desbordante erotismo, aunque también escribo poemas con tema religioso; en el presente trabajo analizaremos su perfil erótico en cinco de sus poemas, recogidos dentro del poemario Raíz Salvaje.

Con la edad de 27 años, la autora resume en este poemario los sentimientos de amor, nostalgia, tristeza y pasión. Y sin dificultad trabaja distintos tipos de metros, ritmos, consonancia y asonancias dentro de los 44 poemas que incluye este poemario. Por el contrario de lo que se ha pensado no se trata de una poesía de corte naturalista sino de una expresión sensible del alma, la mujer y su relación conflictuada con el erotismo de su persona. A pesar de la libertad que muestra en sus poemas fue una mujer que vivió bajo las reglas del credo católico, se casó con un buen hombre, tuvo un hijo y en su vida nunca se entregó a las extravagancias.  

        Muchos de los críticos han considerado la poesía de Ibarbourou parte de la corriente naturalista, pero mi opinión es contraria a la de ellos, puesto que, si se lee detenidamente la poesía de la autora, aunque si aparecen muchos referentes naturales, estos no son solamente parte de un paisaje y no se trata de expresar formalmente su conformación, sino que es a través de la naturaleza como se logra liberar de las ataduras sociales que no le permiten experimentar su sexo, su lado erótico, su interioridad. La naturaleza en la poesía de Ibarbourou es lo que permite a la mujer experimentar nuevos sentidos, y es allí donde se pone frecuentemente la figura del amado y la amante, cuando están por tantear el mundo amplio de lo erótico y lo sensual.

        La definición de lo erótico que se va a trabajar para poder analizar la poesía de Ibarbourou, es la que da el ensayista y poeta Octavio Paz, en su libro la llama doble. Donde platea en varios casos lo que podría ser llamado por los hombres la experiencia de lo erótico, desde lo sensitivo, su relación con el amor, con el amado y la amada, y sobre todo con la literatura.

        A lo largo de las páginas de este trabajo se tratará de descubrir como el erotismo de Ibarbourou se conecta tanto con su experiencia de ser mujer, como con la experiencia sensorial que brinda la naturaleza. Para ello se analizarán cinco poemas que se encuentran en el poemario Raíz Salvaje, estos poemas son Olor Frutal, Noche de lluvia, El baño, La sed y Carne inmortal.

  1. Análisis del erotismo en la naturaleza

Empezaremos en el orden que se planteó anteriormente, es decir, el primer poema que se va a trabajar es el que lleva por título Olor Frutal. Este poema refleja un erotismo cargado de ansia por lo natural, por la libertad que esto presenta, por el anhelo profundo de que el amante la reconozca como su deseo erótico, por conocer a su amante y por mostrarse delante de este en su forma natural.

        Una de las primeras definiciones de erotismo que nos da Paz en su libro La llama doble, es que este es “ante todo y sobre todo la sed de otredad” (Paz, 20), es decir, el querer y necesitar el contacto con otro. Paz, dentro del libro da varias sentencias de lo que podemos conocer como erotismo, y en muchas de sus páginas habla de lo erótico como un “acto que requiere, para realizarse, el concurso de un cómplice […]” (Paz,24), y esto es lo que precisamente notamos dentro del poema de Ibarbourou, hay una descripción de su ropero, con los olores y con las prendas íntimas, que ya dan un ambiente de privacidad desde el comienzo, y la otredad aparece en el siguiente verso: Ese perfume es mío. Besaras mil mujeres/ Jóvenes y amorosas, mas ninguna/ Te dará esta impresión de amor agreste/ Que yo te doy (Raíz Salvaje, Olor Frutal, Ibarbourou,12)

        Describe como guarda cada una de sus prendas de vestir en medio de pequeños espacios naturales, como frutas maduras, manojos secos de vetiver, entre otros elementos; dentro de este poema podemos de igual forma notar como los amores y lo erótico se pasean con libertad por la voluptuosa naturaleza, la aparición de un cuerpo físico es necesario cuando se habla de lo erótico en la literatura, dice sobre esto Paz que “sin erotismo -sin forma visible que entra por los sentidos- no hay amor […]” (Paz, 33).El cuerpo físico se hace presente en este poema desde el principio, cuando Ibarbourou escribe uno de los primero versos, el cual cito a continuación: “Un aroma frutal que da a mi cuerpo/ un constante sabor a primavera” (Raíz Salvaje, Olor Frutal, Ibarbourou,12) Vemos entonces también que se canta con un gran entusiasmo a el cuerpo, plagando su poesía de versos olorosos y multicolores, logra unir la naturaleza con el erotismo, para de esta forma mostrar las palabras de una mujer que se consumen en la llama de la pasión erótica.

        En general sobre este poema se puede afirmar que hay una concepción de lo erótico desde la otredad, desde lo olores y desde la naturaleza, puesto que sus ropas intimas se guardan al lado de elementos naturales, y al escribir Ibarbourou los siguientes versos: “Cuando de los estantes/ Pulidos y profundos/ Saco un brazado blanco/ De ropa íntima/ Por el cuarto se esparce/ Un ambiente de huerto” (Raíz Salvaje, Olor Frutal, Ibarbourou,12) nos sugiere la desnudez de la voz lírica, atribuida sin duda a una mujer, dejando así a la imaginación del lector otro aspecto esencial del erotismo, que es el sexo. Sobre esta relación entre el sexo y lo erótico, Paz dice que al vernos sometidos a “la perene descarga eléctrica del sexo, los hombres han inventado un pararrayos: el erotismo” (Paz, 17) Es decir, que el erotismo desplaza el fin reproductivo del sexo, y se vuelve licencia para el hombre; sin embargo, al mismo tiempo es represión, pues aún hay muchos fetiches y parafilias que no entran en el campo del erotismo, y este al igual que la sociedad, los condena.

        Pero para no desviarnos del tema principal, seguiremos ahora con el poema Noche de Lluvia, por el mismo título intuimos un sentido reservado del asunto a tratar, puesto que las noches de lluvia desde hace ya tiempo dentro de la sociedad se han podido identificar con momento de paz de intimidad entre las personas, o de soledad y tranquilidad, para pensar y reflexionar sobre diversos asuntos. Siguiendo por la línea de Paz en su libro habla sobre un aspecto del amor que está unido al erotismo dentro de la literatura, que es el assai, este término se entiende como la prueba de amor, que comprendía varios grados, los cuales son “asistir al levantarse o acostarse de la dama; contemplarla desnuda […]; en fin, penetrar en el lecho con ella y entregarse a diversas caricias […]” (Paz, 90)

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