Kant Y La Libertad

Kant se refiere a la noción de libertad como “una suposición necesaria de la razón en un ser que cree tener conciencia de voluntad (es decir, es un ser racional)”, diferenciándola de la facultad de desear. Se trata de una suposición en tanto que la libertad no se manifiesta, no es un fenómeno. Pero nada impide pensar la libertad, más precisamente como una forma de causalidad de los seres vivos racionales, en tanto es un componente de la voluntad. Desde la perspectiva de la razón práctica, que toma a la libertad para poder orientarse a través de la moral, y si queremos entender la experiencia moral, cabe la defensa de la existencia de la libertad: si en sus acciones los seres racionales están determinadas por causas naturales, es decir si carecen de libertad, no podemos atribuirles responsabilidad, ni es posible la conducta moral. Por lo tanto “tenemos que suponerla, si queremos pensar un ser como racional y con conciencia de su causalidad respecto de las acciones, es decir, como dotado de voluntad”.

Por otro lado, Kant sostiene que allí “donde cesa la determinación por leyes naturales, allí también cesa toda explicación y solo queda la defensa (de la idea de libertad)”. Esto se refiere la estructura dual de la naturaleza humana (el mundo sensible y el mundo inteligible), en tanto todas las representaciones que se nos presentan nos dan a conocer los objetos solo de la forma en la que afecta nuestros sentidos (o sea, como fenómeno), permaneciendo desconocido lo que sean en sí mismos, pero al pertenecer a estos dos mundos, el hombre no puede pensar nunca la causalidad de su propia voluntad sino bajo la idea de la libertad, porque la independencia de las causas determinantes del mundo sensible es libertad. Esta distinción es crucial en tanto que ubica a la libertad dentro del mundo inteligible, como una idea de la razón, independiente de la experiencia La defensa de esta idea se refiere a hacer entender que para dar validez a la ley natural con respecto a las acciones humanas, los que sostienen la imposibilidad de la libertad por ser contradictoria tuvieron que tomar al hombre como fenómeno, pero cuando se les exige que lo piensen como cosa en sí (es decir, como inteligencia), siguen considerándolo fenómeno, resultándoles contradictorio separar la causalidad de la voluntad con la de las leyes naturales del mundo sensible, contradicción que desaparece al levantar la diferenciación entre mundo sensible y mundo inteligible. La libertad, si bien no es posible de probar, también es imposible de negar que sea posible, dado que el conocimiento está afectado por la finitud del hombre.

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