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LA FORMACION DE LA OLIGARQUIA DEMOCRÁTICA


Enviado por   •  27 de Enero de 2014  •  1.885 Palabras (8 Páginas)  •  195 Visitas

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A lo largo del presente curso hemos estudiado el fenómeno y estructura del poder, comenzando por la visión aristotélica, pasando por la contractualista, hasta la visión marxista con el materialismo histórico. Pero detengámonos un momento y pensemos si el fenómeno del poder realmente viene de la naturaleza humana, como comúnmente se cree, de la envidia de los hombres o de su ambición por la grandeza o del solo disfrute de los bienes materiales… mi intención en éste ensayo es exponer de forma sistemática la formación del poder desde el horizonte de la integración de la oligarquía política sobre una base democrática, que aunque a primera vista parecen incompatibles, son en la práctica partes diferentes de un mismo proceso.

La democracia es una de las formas de gobierno más extendidas del siglo XXI, consolidada como la forma de gobierno más justa y donde se pueden ejercer una gran variedad de libertades, como la seguridad de la propiedad privada o el libre comercio, en un medio donde los individuos logran realizar sus actividades de manera casi espontanea, siempre y cuando no dañen al derecho del otro, una especie de convivencia armónica donde existen reglas para el logro de las realizaciones personales. Se idealiza generalmente como el más justo de los gobiernos, donde el poder soberano reside en la mayoría y donde ésta gobierna para su propio beneficio.

Pero dentro de ésta forma de gobierno existe un núcleo oligárquico que le impide tomar la forma real de democracia. Pero, ¿cómo es posible que dos formas de gobierno incompatibles en teoría logren relacionarse entre sí? Al respecto una pequeña explicación desde la base de la organización de la división del trabajo: En toda sociedad para lograr la auto conservación y crecimiento del grupo es necesaria la división del trabajo, donde invariablemente surgirá la necesidad de personas que se encargen de las tareas manuales y otros a las intelectuales y directivas. En este proceso, la sociedad comienza a estructurarse y gradualmente comienza una división entre dirigentes y dirigidos.

En un inicio se pretende la participación de la mayoría en el proceso democrático, pero ésto se vuelve prácticamente irrealizable, pues las tareas diarias de la población, impiden que ésta dedique un tiempo exclusivo a las tareas políticas, ya sea por lo numeroso de la población o por la extensión del territorio, ésta pretensión se hace técnicamente imposible. En éste sentido se requiere por cuestión práctica el uso de la representación y por consiguiente de la delegación de éstas funciones a otra persona que actuará como representante de los intereses de un grupo de personas. En teoría el dirigente ejecuta las órdenes de la mayoría, al ser éste el vínculo entre las demandas originadas dentro del grupo que representa y aquellos que se encargan de la elaboración y ejecución de las políticas públicas.

La sociedad sigue en aumento y por consiguiente el número de representantes crecerá si se quiere seguir con la participación del pueblo en los asuntos públicos, pero al delegar tales funciones, la sociedad comienza a perder poder. Ya que al aumentar el número de ciudadanos, ya no es posible pensar en que medida ésta logre realmente dirigir a sus representantes, y es en éste momento cuando éstos comienzan a tener una mayor autonomía de aquellos que les delegaron sus funciones, “si el pueblo delega su soberanía, la renuncia, ya no gobierna, es gobernado” . Y es precisamente en éstos grupos dirigentes donde se comienza a formar un sector separado del pueblo que ya no puede perseguir los mismos intereses, al ver el gran poder que tiene en sus manos, ya no permitirá que nadie se lo arrebate.

Ya instalados en el poder, el grupo oligárquico no se reconoce como un grupo compacto u homogéneo, entre sus filas existen a su vez distintos grupos con intereses muy definidos. Se reconocen como parte de un grupo separado ya del pueblo, pero no por eso integrados de manera armónica, no persiguen fines comunes, tal vez similares. Cada uno busca su propio beneficio para lo cual en determinado momento tendrá que hacer uso del poder de su fuerza o de sus palabras, a través de la confrontación directa o a través de los acuerdos, actuando tal y como la situación lo amerite, pero siempre en la búsqueda del interés de grupo. En ese sentido el medio más aceptable para que aquellas fuerzas políticas, logren competir de manera “ordenada” se ha consolidado en el sistema democrático.

El desarrollo y crecimiento del grupo oligárquico da como consecuencia lo que denominamos la rotación de las élites, donde un grupo pretende remplazar a otro, para lograr ejercer su poder, ésto no quiere decir modificar la estructura, sólo ocupar su lugar dentro de la organización social, logrando beneficiarse del poder que otorga el puesto político. En ningún momento el fin, ha sido remplazar el poder de la minoría por el poder de las mayorías, simplemente el de una minoría por otra.

Los diversos grupos oligárquicos que han logrado establecerse en la cima del poder, se van transformando, de acuerdo a la época histórica, acoplándose a los nuevos tiempos y cambiando continuamente de denominación, logrando mimetizarse para la población de un modo tan perfecto, que la mayoría no logra distinguirlo fácilmente. En una época se llamaron nobles, en otra liberales, republicanos o demócratas. El nombre es indiferente pues es en todos los casos un grupo oligárquico es quien se encuentra detrás de éstas máscaras políticas.

Por ejemplo, para conseguir el apoyo popular, los partidos conservadores se transforman en democráticos y liberales, y precisamente a través de la moderna democracia, donde la ilusión de que el gobierno de todos es el mejor, se convierte en la herramienta para que la aristocracia recupere sus viejos fueros,

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