LA FORMACIÓN INTEGRAL EN UNA ESCUELA DE IGNORANCIA

LA FORMACIÓN INTEGRAL EN UNA ESCUELA DE IGNORNCIA

La educación y formación tiene panoramas muy amplios para trabajar, pero todo parte de un proceso central que es la integridad, se entiende por integridad al no carecer de ninguna de sus partes (DLA, 2015). Asimismo, como La Marca  afirma (2007):

El desarrollo integral de la persona es el proceso central de la educación. Desde esta perspectiva, la educación personalizada surge como una modalidad educativa que se apoya en la consideración del ser humano como persona activa, con posibilidades personales para explorar, cambiar y transformar el mundo que le rodea. (p. 2).

De acuerdo con lo anterior, es cuestionable cuál es la verdadera función de la educación, considerando que esta última está permeada por diferentes interés intereses políticos, sociales y económicos. Según Jean Claude, su función principal se resume en someter a los educandos en el nuevo imperativo social,  donde intervienen diferentes formas de disciplina, vigilancia y control autoritario, y no como lo menciona La marca: el desarrollo integral de la persona.

Por otra parte a lo largo de los años, dichos discursos educativos han sido de gran discusión, pues siendo la escuela el primer gran espacio de interacción social que contribuye a alcanzar un estatus social, se ha debatido la enseñanza de los valores como forma de solidaridad, entendidos como la disposición del hombre al sacrificio que puede otorgarle sentido a su propia vida; o por otro lado, como una forma de civismo que además de  transmitir saberes sofisticados y creativos (saberes desechables) su fin último es el de instruir en lo más mínimo de saber cultural y espíritu crítico.

Siendo así, es considerable que la idea de que un docente debe de entender que la formación de personas no puede tratarse de llenar excesivamente de información y dejar carente en más aspectos sea producto de discursos socio-económicos que permean a diario su discurso, y por tanto, le hacen creer que en una utopía, donde  la escuela actúa como un espacio de vida democrático y alegre, y no como realmente es: una guardería ciudadana.

Sin embargo, se debe tener en cuenta que cada la mayoría de las personas que decidieron escoger el camino la docencia, creen en diferentes utopías, pues ¿Qué sería de la educación, sin maestros soñadores que creen que ella es la principal herramienta de cambiar el mundo? De ahí  que la idea de un maestro como transmisor de comportamientos cívicos o elementales que puedan amenazar la seguridad del sistema no sea de mi agrado, y que por el contrario persista aún más la idea de fomentar y promover la condición personal de cada niño y que con eso se desarrolle su capacidad de elegir y de ser, no por el contrario, que se le diga qué debe decidir y cómo ser. Es así pues, que si se analiza bien incluso estos aspectos se deben trabajar lentamente y deben de llevar un proceso adecuado para forjar bien los factores que implica la personalidad. También La Marca (2007) habla de esto:

El mejor modo de conocer cuáles son los rasgos del temperamento de los alumnos es convivir con ellos y observar su conducta, tanto en las palabras como en las obras. Sin embargo, una convivencia prolongada no es posible entre el profesor y sus estudiantes.(p. 12) .

La afirmación se dificulta si la cantidad de alumno es bastante como suele ocurrir en el contexto colombiano, y por qué no en muchos de los países donde aún una de las principales funciones de la escuela se resume en “incluir” y contener al mayor número de personas. Siendo el primero de ellos un punto ineludible de mencionar, pues a lo largo de los años se ha vendido la idea de estudiar para ascender socioeconómicamente y con ello, que la escuela fuese el único medio para lograrlo, desconociendo  las demás intervenciones formativas fuera de la educación como es la familia.

En general, la formación integral de cada individuo requiere de una visión de aprendizaje intencionada, que piense en fortalecer una personalidad responsable, ética, crítica, creativa, y participativa; que busque la formación de seres integrales que entiendan la importancia de reconocer e interactuar con su entorno, para construir su identidad cultural.

No se trata de una adquisición de conocimientos específicos, por el contrario, busca la internalización de actitudes y formas de comportamiento que contribuyan a que el estudiante participe de forma activa en la transformación de la sociedad, y con lo anterior no me refiero a crear un modelo de estudiante para una sociedad determinada, no, los maestros en su función de formar no deben impartir entonces un conocimiento específico que ayude más adelante en una profesionalización, sino, que debe velar por crear seres integrales  que con ayuda de los otros se hagan a sí mismos, y que sin embargo no anhelen ser igual a los otros, sino ser su propia versión.

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