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LA MUJER LATINA


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2012  •  4.795 Palabras (20 Páginas)  •  434 Visitas

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María J. Rodríguez-Shadow

Las mujeres, presencia y protagonismo

Introducción

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora surgió a partir de la propuesta hecha por la dirigente comunista alemana Clara Zetkin en la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, ofrecida en Copenhague en la primera década del siglo XX. La idea era crear espacios dedicados a la lucha por los derechos de las mujeres y honrar la memoria de un grupo de trabajadoras de la industria textil que perdieron la vida en un incendio provocado por los dueños de la fábrica, quienes se rehusaban a cumplir las demandas de las obreras: igualdad de salarios y una jornada de 10 horas de trabajo.

Cierto, ésta no fue la primera vez que las mujeres protestaron por la carencia de derechos políticos y laborales: el descontento femenino ante estas injusticias data desde tiempos antiguos. Aquí sólo señalaré los más recientes: por ejemplo, Olimpia de Gouges en 1791 publicó La declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, y al año siguiente Mary Wollstonecraft dio a conocer su Vindicación de los derechos de la mujer y, en 1897, la fundación de la Unión Nacional de Sociedades para el Sufragio de la Mujer (National Union of Women's Suffrage Societies-NUWSS).

Básicamente, estos documentos y las propuestas de dichas asociaciones pugnaban por la defensa del derecho femenino al trabajo asalariado, el mejoramiento de las condiciones laborales en las fábricas, la abolición de la explotación infantil, el sufragio femenino, la igualdad de oportunidades para ejercer cargos públicos y el derecho a la participación en asuntos nacionales e internacionales.

Durante todo el siglo XX se llevaron a cabo manifestaciones y mítines para obtener estos logros, y en el camino se fueron agregando otras demandas: rechazo a la guerra (en este caso, a la Primera Guerra Mundial), objeción a la violencia doméstica y al acoso, eliminación de la discriminación y del sexismo, capacitación laboral, acceso a la educación y abolición de la explotación sexual; así como, reclamos de leyes que protegieran sus derechos políticos, familiares y laborales, entre otros.

Durante dicho periodo, mujeres de diversos países se fueron integrando a esta conmemoración, aun cuando en ocasiones era prohibida por los gobiernos, sobre todo por los de carácter militar, y pese a que las manifestantes fueran reprimidas por la policía incluso con gases lacrimógenos. De tal manera, se han realizado actos con significado simbólico; por ejemplo, en el Día Internacional de la Mujer en 1993, la bancada de mujeres del Parlamento Filipino asumió simbólicamente la dirección de la Cámara de Representantes e incorporó en la agenda parlamentaria la discusión sobre el divorcio, el maltrato a las mujeres y la prostitución. Otras veces se han llevado a cabo acciones más concretas que expresan el descontento por situaciones específicas: en Alemania, en 1994, se realizó la primera huelga de mujeres en la historia de ese país, en protesta por la política discriminatoria del gobierno respecto a la crisis de desempleo femenino.

En fin, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer es una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, demandar otros cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos femeninos. Es verdad que en nuestro país y en el mundo occidental se han logrado muchas y muy importantes modificaciones en la condición de las mujeres y en la percepción que de éstas se tiene; sin embargo, es preciso reconocer que todavía nos falta mucho camino para recorrer. ¿En qué campos hemos avanzado? ¿De qué logros debemos felicitarnos? ¿Qué transformaciones se requieren para conseguir una verdadera equidad? Aun cuando podría hablarse extensamente de los triunfos logrados en diversos terrenos, me limitaré a señalar algunos puntos que considero cruciales.

Desde luego, se pueden mencionar muchas áreas donde las mujeres no hemos conseguido una paridad con los hombres; sin embargo, si adoptamos una perspectiva histórica —lo cual haré aquí—, podremos observar los enormes avances y logros que hemos ganado, por ejemplo, durante los últimos 200 años. Ahora, a diferencia de 1808, usamos pantalones sin que nos metan a la cárcel, solicitamos servicio en un restaurante sin necesidad de ir con un hombre, podemos votar, ocupar puestos de elección popular, separar nuestro erotismo de nuestra capacidad reproductiva, inscribirnos en la universidad, tener derecho al trabajo y a retener nuestros ingresos (tanto si estamos solteras o casadas); además, ya no estamos sujetas a matrimonios arreglados, gozamos del derecho a solicitar el divorcio por infidelidad o malos tratos, a tener propiedades, a hacer testamento; estamos protegidas por las leyes contra la violencia doméstica, tenemos acceso a anticonceptivos seguros y hemos incrementado nuestra esperanza de vida (en la actualidad, ésta es mayor que la de los hombres). Todos estos derechos han sido obtenidos mediante una larga lucha en diversos foros y espacios, tanto públicos como privados.

Varias son las cuestiones que ocupan un lugar central en las preocupaciones de los grupos feministas, de las ONG's y de los organismos internacionales enfocados a la consecución de la equidad entre géneros: la participación de las mujeres en los espacios de poder y en la toma de decisiones en diversos ámbitos, la autonomía de las mujeres al decidir sobre sus cuerpos, el mejoramiento de su formación educativa y la intervención en el mercado de trabajo en condiciones de paridad con los varones. Revisemos brevemente las conquistas femeninas en estas áreas.

Las mujeres y el poder

Un aspecto digno de mencionarse es el referente a las modificaciones obtenidas entre las mujeres y el poder político. Otra vez, es verdad que el camino por recorrer es muy largo, pero muchos y muy importantes cambios se han conseguido: ahora ya hay mujeres responsables de la dirección de universidades (como en la UAMA y en la UDLAP) y mujeres gobernantes de estados (Guanajuato, Colima, Zacatecas, Tlaxcala; cierto, son entidades pequeñas, pero por algo se empieza); asimismo, en Latinoamérica ha habido varias presidentas (en Panamá, Chile y Nicaragua), y en otras partes del mundo las mujeres han gobernado varias naciones (Liberia, Finlandia, Filipinas, Indonesia, Irlanda, Islandia, Letonia, Malta, Sri Lanka) o, bien, han ocupado el cargo de Primer Ministro (en Inglaterra, Jamaica, Pakistán, India, Israel, Nueva Zelanda, Mozambique, uno de los países más pobres del mundo). Si se revisa la lista (que está incompleta), se podrá notar que tanto naciones desarrolladas como países pobres han sido dirigidos por una mujer. De este modo, es

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