LA TEOLOGIA NATURAL O TEODICEA..
Enviado por carlosflores43 • 24 de Octubre de 2016 • Informe • 2.127 Palabras (9 Páginas) • 643 Visitas
LA TEOLOGIA NATURAL O TEODICEA.
INTRODUCCION
Es propio del hombre ser un buscador del Absoluto. Esta es una característica de nuestra naturaleza humana…. Preguntamos por ese sentido y finalidad de nuestra vida. Somos animales metafísicos….
Preguntamos porque no nos con-formamos con nuestro entorno.... Caemos en la cuenta qe las cosas no son en sí mismas portadoras de sentido.... Vivimos una relatividad interna, nos sentimos dependientes, limitados, y la contingencia de las cosas y de nuestra propia vida nos hace buscar razones que den sentido, buscamos una razón absoluta, independiente, ilimitada e imperecedera de nuestro ser y del sentido de nuestra vida.
“Si suprimo algo que es absoluto para mi, automáticamente otro absoluto ocupa su puesto”. K.Jaspers
Dios es el concepto más dificilmente alcanzable, pero al mismo tiempo el más inevitable de la razón especulativa humana (Kant). Y Hegel llegó a señalar que decir que no deba realizarse el recorrido del mundo a Dios, de lo finito a lo Infinito, es decir que no se debe pensar. Tomás de Aquino señalaba que conocer la verdad es lo que anima nuestra vida intelectual, ya que nos impulsa a conocer la causa final de todos nuestros conocimientos.
“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. (San Agustín)
Así, afrontar la cuestión de la existencia de Dios es “el problema de los problemas”.... En la solución de ese problema el hombre compromete su vida entera, en una determinada orientación y fundamenta su conducta.
De hecho históricamente todos los filósofos han afrontado el problema de Dios, de un modo o de otro.... Así, si el planteamiento y la solución del problema es universal, es decir, si alcanza a todas las formas en que el espíritu humano puede presentarse, o sea, si es un interrogante para el hombre, con mayor razon Dios pasa a ser el problema central de la filosofía.
Por tanto, la teodicea, o teología natural es una disciplina filosófica; puede definirse como: la ciencia de Dios obtenida por la luz natural de la razón. O más explícitamente: la ciencia por la cual Dios, en cuanto causa del ser, es conocido por la luz natural de la razón.
El término teodicea es debido a Leibniz; sus Ensayos de teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (1710) eran, en su intención, una justificación de Dios, un abogar en favor de la justicia de Dios; el término ha pasado a designar toda especulación racional sobre Dios, su existencia y sus atributos. El nombre de “teología natural” se utiliza para diferenciarlo de la “teología sobrenatural” que parte del dato revelado.
3) TEOLOGÍA SOBRENATURAL Y TEODICEA.
La teología sobrenatural es la ciencia de Dios obtenida por la luz sobrenatural (gracia) de la revelación. Supera inmensamente las simples luces de la razón; nos hace conocer a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo; nos enseña que Cristo nos ha sido dado para convertirnos en hijos de Dios.
Aunque también en el dato revelado hay verdades que la razón puede descubrir. Por ejemplo: que Dios sea único y verdadero creador y señor.... O que Dios protege y gobierna el mundo con su providencia.
Ahora bien, en la adhesión a la verdades comunes a la teología sobrenatural y a la teodicea, los “motivos” son distintos entre ambos modos de conocimiento. En teodicea el espíritu se adhiere a los objetos que alcanza “a causa de su verdad intrinseca, percibida por la luz natural de la razón”; en teología sobrenatural, el espíritu se funda en la fe divina
4) EL ORIGEN DE LA IDEA DE DIOS SEGÚN: A.Comte, K.Marx, F.Nietzche
A. COMTE (1798-1857)
“En el estado teológico el espíritu humano, al dirigir esencialmente sus investigaciones hacia la naturaleza íntima de los seres, las causas primeras y finales de todos los efectos que le chocan, en una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenómenos como producidos por la acción directa y continua de agentes sobrenaturales más o menos numerosos”. Comte
Este estado empieza con el fetichismo que culmina con la adoración de los astros. Después se retira la vida a los objetos y se la transporta a seres ficticios (politeísmo); finalmente, estos son reducidos a uno solo (monoteísmo).
En un segundo estado, simple modificación del primero, el estado “metafísico” o abstracto, los agentes sobrenaturales son sustituidos por fuerzas inherentes a los seres de este mundo, por abstracciones personificadas y finalmente por una sola entidad general, la naturaleza. La teología deja aquí paso a una ontología.
Finalmente, en el estado “positivo” o científico, se renuncia a nociones absolutas y al conocimiento de causas últimas de los fenómenos para quedarse únicamente a descubrir sus leyes.
Para Comte el estado teológico y metafísico son obra de la imaginación y de la fantasía; el fetichismo, las divinidades y las entidades ontológicas son cuentos inventados por la imaginación, inadecuados para explicar el más mínimo detalle de la realidad y de los hechos que en ella se desarrollan.
El estado positivo propone sustituir el uso de la imaginación por la observación, única base posible de los conocimientos verdaderamente accesibles, razonablemente adaptados a nuestras necesidades reales. Si nos atenemos a la fantasía, todo es confuso y discutible si prescindimos del único medio posible de verificación como lo es la
La regla fundamental del estado positivo es que: toda proposición que no es estrictamente reducible al simple enunciado de un hecho, particular o general, no puede tener ningún sentido real e inteligible.
Pero el hombre necesita de una religión. Esta nueva religión tendrá por objeto la misma humanidad:
A este único verdadero gran Ser, del que conscientemente somos los miembros necesarios, se referirán de ahora en adelante todos los aspectos de nuestra existencia, individual y colectiva…. Es la gran concepción… que viene a eliminar irrevocablemente la de Dios”.
El siglo XIX fue muy optimista pensando que la humanidad iba en un mejoramiento sucesivo hasta ocupar el lugar destinado, hasta entonces a Dios.
En la marcha hacia la perfección contribuían los progresos científicos y tecnológicos; considerados por los positivistas como tendientes, de un modo infalible, al provecho de la humanidad y como absolutamente incapacitados para ocasionar ningún mal a la comunidad humana.
La ley llamada "de las tres etapas", no está
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