LOS SENTIDOS Y LA INTELIGENCIA
Enviado por yadix • 17 de Noviembre de 2013 • 538 Palabras (3 Páginas) • 292 Visitas
LOS SENTIDOS Y LA INTELIGENCIA
-“Oye, papá, ¿qué es esto?”
-“¿Esto? Es un sacacorchos. ¿Pero es que no lo ves?”
No sé si el ejemplo del sacacorchos es especialmente brillante, pero en
cualquier caso, probablemente habremos escuchado (o protagonizado) alguna
conversación de este jaez. El “qué es esto”, tan frecuente en boca de los niños,
nos puede servir para introducirnos en la explicación del conocimiento
intelectual como distinto del conocimiento sensible, que ya hemos estudiado.
Si continuáramos el diálogo anterior, el niño podría haber respondido a
su vez algo así como “pues claro que lo veo. Pero no sé qué es (ni sé qué es
un sacacorchos)”. Y es que el conocimiento sensible nos informa de las
cualidades concretas que tienen las cosas. Por los sentidos captamos el color
que tiene algo, su especial figura, si es suave o áspero, etc. Pero lo que los
sentidos no nos dicen es qué son las cosas. El niño no puede ver que eso es
un sacacorchos y que sirve para abrir botellas, porque eso son cosas que no se
pueden “ver”.
Todo aquello que tiene que ver con el “qué es algo” es un tipo de
conocimiento que no nos pueden dar los sentidos, sino la inteligencia, y así
como los sentidos nos suministran imágenes de las cosas, la información que
la inteligencia obtiene de las cosas es, en primer lugar, el concepto. Los
sentidos nos hablan de “algos”, pero no nos pueden decir qué es eso de lo que
nos hablan, pues ese conocimiento (el qué de las cosas) es ya un concepto.
Por ejemplo, vemos colores, pero no vemos qué es un color, pues el
concepto color es algo que está presente en el rojo, en el amarillo, en el azul...
y no es ninguno de esos colores. En la realidad, de hecho, no hay nada que
sea “el color” (el concepto de color), que pueda ser visto por el ojo. Hay colores
concretos (miles de los cuales están clasificados en las distintas gamas
cromáticas que utilizan los impresores, etc.), pero ninguno de los colores que
vemos podemos decir que sea “el color”.
Pero pongamos otro ejemplo. A lo largo de nuestra vida hemos visto
(hemos captado por nuestros sentidos) una infinidad de triángulos. Hay libros
llenos de triángulos dibujados, tal vez hayamos tenido en nuestras manos
alguno de metal (que incluso hemos escuchado), nos hemos examinado de
ellos, se nos han preguntado características, datos, de tal o cual triángulo, etc.
Para colmo, ahora se ha hecho obligatorio llevar triángulos en el maletero del
coche. Se puede decir, por tanto, que todos tenemos una imagen de triángulo
(o varias), que podemos representar con nuestra imaginación.
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