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La Amistad En Aristóteles


Enviado por   •  22 de Octubre de 2013  •  711 Palabras (3 Páginas)  •  286 Visitas

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Como es bien sabido, en sus

indagaciones filosóficas Aristóteles es siempre sensible a la pluralidad de opiniones: cuenta

con ellas, trata de explicarlas y de salvarlas en la medida de lo posible, convencido como está

de que la diversidad de las opiniones es siempre una señal de la complejidad del asunto en

cuestión. Así, y por lo que se refiere a la amistad, Aristóteles reconoce y constata que

mientras algunos piensan que hay formas distintas de amistad, otros opinan que solamente

hay una forma de amistad que merece el nombre de tal; los hay que opinan que todos pueden

tener amigos, independientemente de su calidad moral, mientras que otros hay que piensan

que solamente los hombres virtuosos y buenos pueden tener amigos y ser amigos de verdad;

para unos, la amistad se basa siempre y solamente en el interés y en la utilidad, mientras que

otros piensan, por el contrario, que una amistad interesada no sería verdadera amistad ni

debería, por tanto, ser considerada como tal. Y así sucesivamente.

Esta pluralidad de opiniones pone de manifiesto, en último término, que la palabra

'amistad' no es unívoca, sino que posee distintas significaciones y se aplica a distintos tipos de

relación afectuosa. No obstante, la palabra 'amistad' posee un cierto núcleo significativo

común que, en principio, es aplicable a todos los tipos de amistad, y que incluye los rasgos

siguientes. (a) En primer lugar, la amistad se define por el querer (recuérdese que, como dije

al principio, philía comparte raiz con el verbo phileîn, que significa “querer”). Ahora bien, no

toda forma de querer es propiamente amistad: en rigor, no puede hablarse de amistad cuando

el querer se dirige a objetos inanimados y a animales, a pesar de que en estos casos utilizamos

a menudo la palabra “amigo”, lo mismo en griego que en nuestra lengua, por ejemplo, cuando

se habla de “amigos de los castillos” o de "amigos de los animales". En estos casos se trata de

un uso impropio y derivado de las palabras 'amistad' y 'amigo'. (b) En efecto, la amistad exige

un querer mutuo, recíproco y, además, que sea conocido y reconocido por ambos, por ambas

partes. Si el querer no es recíproco, o si una o las dos partes desconocen la reciprocidad de su

querer, no cabe hablar de amistad en sentido estricto.

Pero el querer puede adquirir distintas formas según el fundamento en que se base.

Podemos querer a alguien (o querer algo) sencillamente porque es bueno, por su excelencia,

pero también podemos quererlo porque nos resulta placentero, y podemos quererlo, en fin,

porque nos resulta útil, porque de él obtenemos algún provecho o beneficio. En esta

diversidad de

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