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La Filosofía De Santo Tomas De Aquino


Enviado por   •  10 de Febrero de 2013  •  1.487 Palabras (6 Páginas)  •  464 Visitas

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Por haber sido Santo Tomás de Aquino el doctor que estableció, de alguna manera por primera vez, y ciertamente con la máxima precisión, la distinción entre la Doctrina Sagrada o Teología y la Filosofía, el tema de la síntesis filosófica de Santo Tomás de Aquino tiene una significación capital no sólo históricamente, sino también por su mismo contenido doctrinal.

En los intentos de caracterización de aquella síntesis filosófica tuvo un especial significado la aprobación, durante el Pontificado de Pío X, de Veinticuatro tesis cuyos autores habían consultado a la Santa Sede sobre si expresaban principia et pronunciata maiora de la filosofía de Santo Tomás. En 27 de julio de 1914 respondía afirmativamente la entonces llamada Sagrada Congregación de Estudios: "eas plane continere sancti Doctoris principia et pronunciata maiora" (A.A.S. nº 6, 1914, pp. 383-386).

A una nueva consulta "sobre si todas aquellas veinticuatro tesis filosóficas contenían realmente doctrina auténtica de Santo Tomás y, en caso afirmativo, si debían imponerse para ser sostenidas en las escuelas católicas", respondió la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades de Estudios, en 7 de marzo de 1916, que "todas aquellas veinticuatro tesis expresan auténtica doctrina de Santo Tomás, y sean propuestas como normas seguras directivas" (A.A.S. nº 8, 1916, pp.156-157).

Por ulteriores actos pontificios, como la carta de Benedicto XV de 19 de marzo de 1917, Quod de fovenda, al padre general de la Compañía Wladimiro Ledochowski, aprobando la de éste, De doctrina Sancti Thomae magis magisque in Societate fovenda (Acta Romana Societatis Iesu nº 9, 1917, p.318 ss.), o la orientación favorable a la libertad de investigación en las escuelas católicas contenida en la encíclica de Pío XI Studiorum ducem de 29 de junio de 1923 (A.A.S. nº 15, 1923, pp. 323 ss.) resulta indudable que las veinticuatro tesis han sido consideradas en la Iglesia como materia opinable. En realidad, en la respuesta de 1914, consta históricamente que no se había dado intervención alguna de la Congregación del Santo Oficio, por lo que es claro que se trataba de una intervención interpretativa de normas disciplinares, y no de un acto de magisterio doctrinal.

La insistencia en la libertad respecto de la doctrina filosófica contenida en aquellas veinticuatro tesis pudo, tal vez, desdibujar en algún momento la intención y sentido de su aprobación, o, como observaba, en 24 de mayo de 1936, el Cardenal Arzobispo de Quebec Villeneuve, en la clausura de unas jornadas tomistas de Otawa, llevar a algunos a suponer que la Iglesia jerárquica impone el escepticismo o el eclecticismo a los filósofos cristianos (véase el artículo Thomisme, firmado por R. Garrigou-Lagrange, en D.Th.C., A.Vacant... t.XV, Iª, col. 1010, París 1946). Hay que evitar tan grave malentendido, y personalmente quiero afirmar mi convicción de la autenticidad de las tesis como doctrina de Santo Tomás, y también de su verdad filosófica.

Conviene reconocer, no obstante, el carácter incompleto, en un punto capital, de las tesis diecinueve y veinte. Se afirma en ellas que "recibimos el conocimiento de las cosas sensibles" y que "ascendemos, por analogía, al conocimiento de las cosas espirituales". Se omite la mención de un "doble conocimiento" acerca del alma humana: el conocimiento universal de la naturaleza del alma, y aquel que "cada uno tiene de sí mismo en cuanto que su alma tiene ser en tal individuo".

Al conocimiento universal se accede después del conocimiento objetivo de las naturalezas de las cosas sensibles, pero no como si las naturalezas sensibles pudiesen ser tomadas como semejanza del alma espiritual, sino por cuanto "considerando la naturaleza de la especie inteligible abstraída de las imágenes, encontramos la naturaleza del alma que recibe tales especies inteligibles" (Ver. Qu. 10, artº 9º , ad 9).

En cuanto al conocimiento singular y existencial por el que cada uno percibe que tiene alma, Santo Tomás afirma que esta percepción se da actualmente al estar en acto de pensar, porque "en cuanto piensa algo, percibe que existe" (Ver. Qu. 10, artº 12º, ad 7). Y si hablamos "en hábito" hemos de reconocer que el alma se conoce a sí misma por sí misma, por su misma esencia, sin requerirse la adquisición de ningún hábito intelectual: "para que el alma perciba que existe no se requiere hábito alguno; sino que basta para esto la sola esencia del alma presente a la mente: pues de ella brotan los actos en los que ella misma se percibe actualmente" (Ver. Qu. 10, artº 4º, in c.).

Encontramos, pues, en Santo

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