La Locura Del Enclave

"si no creyera en la locura (...) si no creyera en la balanza, en la razón del equilibrio, si no creyera en el delirio, si no creyera en la esperanza (...) si no creyera en mi camino (...) que cosa fuera, que cosa fuera la maza sin cantera, un amasijo hecho de cuerdas y tendones, un revoltijo de carne con madera (...) un testaferro del traidor de los aplausos, un servidor de pasado en copa nueva, un eternizador de dioses del ocaso, jubilo hervido con trapo y lentejuela, que cosa fuera corazón que cosa fuera..." Silvio Rodríguez

Otra vez estoy sentado, bajo el plenilunio y sin saber que escribir, es algo así como no saber qué hacer, sin las sirenas alertando, pero en fin, todo trata interminablemente del no saber; evitare soñar despierto, este es de los temas críticos en que me pregunto ¿yo que puedo hacer?, esto no trata del ser, supongo que abriré una rendija para dejar salir el humo, o entrar el aire, cuando el alquitrán del tabaco consume tus pulmones, no tienes clara la tontería que deseas tener (…); todos hablan de las múltiples teorías sobre el trabajo, el desempleo es malo, pero a la vez es bueno, el hambre es mala, pero es buena, la guerra, ella simplemente es necesaria, ella es la chica que acaricia las vértebras de la columna con sus labios, adormece los sentidos y luego deja paralitico al estado, ¿Cómo?, los jóvenes despistados, proclamadores de la doctrina militar, ellos podrían responderlo, si supieran de que hablaran.

Siempre escribo, escribo a tantas cosas que ya no podría nombrar, pero esto, esto es demasiado, cada vez son más los que llegan frente a mis ojos, y aceptan mis palabras, pero cuanto temo que solo condesciendan con mis palabras, sin saber siquiera a que se refiere lo que digo; el desempleo no es un problema para el estado, no importa si lo dicen, aun así es necesario, en sí, mientras mayor sea el índice del desempleo (y más en un país como el nuestro, regido por una curiosa economía de enclave, con ciertas diferencias) menores son los sueldos que está dispuesto a pagar el empresario (terrateniente, jefe, patrón, como se le desee llamar), pero esto no implica que realmente los bienes y servicios disminuyan sus costos, en sí, el problema nace en la ingenuidad, Engels en su manifiesto comunista, será insistente en aquello del trabajo, en producir lo necesario para subsistir, pero nuestra realidad rompe con esa lógica de intercambio de productos y fuerza de trabajo, eso porque la balanza no está equilibrada, para que exista una clase social bien acomodada, necesariamente debe existir otra marginada, entonces, las clases menos favorecidas, que invierten algo así como la mitad de sus ingresos (cuando tienen ingresos) en comida, realmente pagan muchas veces ese costo, el valor real de un bien tan común como el alimento esta inflado hasta las nubes, y eso porque en la ciudad obtener esa subsistencia mínima para muchos suele ser algo bastante complicado; la idea

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