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La Mujer Mexicana


Enviado por   •  12 de Febrero de 2015  •  1.726 Palabras (7 Páginas)  •  408 Visitas

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La mujer mexicana

El origen de las normas femeninas

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Preparatoria No. 7

Muñoz Jáuregui Lorena

5ºB T/V

Las normas femeninas. Estereotipos. Llámense abnegación, servidumbre, encerramiento dentro del hogar, virginidad, maternidad.

Son términos lo suficientemente conocidos por cada uno de los mexicanos, ni se diga de las mujeres. Cabe aclarar que estas “normas” de la feminidad no están tomadas de la mano, o sujetas con esposas, a la nacionalidad mexicana, al contrario, estos ideales de la mujer son universales y antiguos.

Sin embargo, observamos que México es un país de problemas, por alguna razón no avanza. Cuando alguien lee estas últimas palabras ha de pensar en la economía, las reformas, la política, y si, tampoco avanzamos en eso, pero, ¿acaso un país sólo son términos constitucionales, congresos del estado y documentos firmados? No. Un país está hecho de individuos, de personas que viven todo lo anterior mencionado. Eso y mucho más.

Personas que forman familias. Familias donde hay mujeres.

Siempre me he preguntado qué sucede en el cerebro de un varón cuando lee o escucha la palabra “mujeres”. ¿Hay admiración? ¿Desprecio? ¿Burla, tal vez?

No sé que hay en la mente de los hombres cuando la mención de esta palabra, y tampoco puedo generalizar el pensamiento de las femeninas, pero sí puedo decir lo que hay en la mía, y no estoy orgullosa de confesarlo.

Hay un sentimiento de tristeza, de decepción. No soy ensayista, soy recolectora de historias e ilustradora mental de cuentos, así que podré sugerirle al lector que imagine a un adolescente, que avergonzado por las anécdotas relatadas por sus padres frente a otras personas, se resbala en su asiento, como si con esa simple acción, desapareciera, librándose de su patética existencia. Si pudo usted imaginarlo, así se siente esta servidora cuando escucha a lo lejos o a lo cercano, “mujeres”.

Y si yo soy una mujer ¿por qué hay ese sentimiento de auto rechazo? Y ni siquiera eso, pues no es en contra de mí misma, sino de todo mi género.

La opinión de una estudiante no le importa a nadie, pero hay algo que es real, y acreedor de la atención y la preocupación de hombres y de mujeres: está perdido el orgullo, la independencia, el valor y la libertad de la mujer, de la que forma familias, las familias de este país en ruinas a la moderna.

Vale la pena preguntarse dónde está escondida la causa del menosprecio de la mujer, del comportamiento estereotipado, a quién hay qué culpar; y no culpar para someter a juicio, sino para ayudar, apoyar y ser parte de la solución del problema.

Para encontrar las respuestas habremos que acudir a estudios de psicología, de sociología que gire en torno a la mujer de México. Hay que entender que el comportamiento de un solo individuo no se determina a la suerte, al azar, por qué sí; mucho menos el comportamiento de un género, llevado a los términos generales, por supuesto.

¿De dónde surgen las normas de género?

Lilia Granillo Vázquez afirma que “la abnegación femenina fundamenta la identidad cultural de los habitantes de México”. Y también nota que el aprisionamiento de la mujer dentro del hogar – el hogar tiene sus propias reglas- es también un punto clave en cuanto a las expectativas de una mujer mexicana. Armanda Alegría incluye a la lista las “normas” de abnegación, servidumbre y virginidad.

Alegría describe a la mujer abnegada como “ aquella que sabe soportar con resignación enfermiza las adversidades de la vida, es decir, la que no protesta, la que nunca se rebela ni exige, la que se olvida de sí misma en favor de los intereses de otros, en resumen la que se nulifica”. ¿De dónde viene el concepto de abnegación?

Haciendo un estudio de la historia de las mujeres mexicanas, encontraremos coincidencias de conducta desde los tiempos ancestrales de los aztecas, como nos dice Granillo Vázquez.

Tomemos en cuenta para esto, la consideración de que la cultura actual considera a todas las mujeres como traidoras e infieles en esencia, como Malinches; la peor parte del asunto es que las mismas mujeres continúan con estas ideas, se siguen sintiendo terriblemente pecadoras, traidoras, acreedoras y merecedoras de todo insulto, sufrimiento y mal trato. Todo apunta hacia una actitud masoquista con fines de expiación por ser, y solamente por ser una mujer.

Alegría complementa esta idea, diciendo que esta actitud recién mencionada induce a negar la existencia, y por lo tanto, a intentar vivir a través de otros, adoptando un comportamiento de soslayos y por ende de dependencia.

Para la mujer que se niegue a ver las cosas así, piénselo de este modo, las buenas mujeres que se dedicaron a formarnos, que nos criaron y nos guiaron en el concepto de ser una mujer – una mujer buena- , nos prepararon para ser duras como piedras. ¿Y para qué ser duras? ¿Qué significa ser dura? Somos preparadas para endurecer “nuestro corazón”, debemos ser fuertes para soportar el sacrificio de haber nacido mujer, porque teniendo el corazón de piedra –o eso es lo que se espera- será más fácil

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