La Naturaleza Humana
Enviado por arturorojas • 17 de Octubre de 2012 • 4.878 Palabras (20 Páginas) • 969 Visitas
Las estructuras esenciales del hombre
El preguntarse qué es el hombre no es expresión de simple curiosidad ante un problema no cabe duda que interesante sin relación alguna con nuestra vida, ya que de él depende la orientación de nuestra existencia terrena y la profundidad de nuestro amor. Todos, en algún momento de nuestra vida, tomamos conciencia de nuestra condición y de nuestra situación en el momento presente.
Vivimos en un mundo en el que el hombre va dejando constantemente su huella, así, al lado de los maravillosos avances de la ciencia y de la técnica, se encuentran las guerras y las luchas en las que el hombre se pierde en su afán de poder. Se quiere erigir en dominador del mundo visible, pero corre el riesgo de dejarse controlar por aquello que él creía haber dominado. A pesar de todo, el hombre busca y desea la verdad a través de nuestras experiencias, en el intelecto y en la voluntad se va abriendo paso al deseo de pasar por encima de los límites del espacio y del tiempo para alcanzar la paz y la unidad.
Esa convergencia de la conciencia de fragilidad y del deseo de superación, es lo que nos lleva a preguntar: ¿Qué es el hombre?, ¿Qué características presenta esa realidad a la tenemos que ir formando paulatinamente?
La respuesta a estas preguntas es personal, pero esto no significa que sea imposible decir algo de la existencia humana y no se pueda penetrar en su estructura y aclarar el sentido de la vida. Si bien, efectivamente, el hombre como subjetividad única y singular, experimentado su existencia personal, es difícil que sea comprendido racionalmente, si puede ser conocido en sus estructuras esenciales.
Con la educación pretendemos ayudar a cada hombre a poner en movimiento sus potencias y facultades, y facilitar su perfeccionamiento eliminando los obstáculos que se le oponen. Esto implica, como presupuesto previo, hacernos algunas reflexiones sobre el hombre, ya que la educación precisamente incide, entra en él. Solo así comprenderemos, en toda su profundidad, la tarea que nos espera.
El hombre es cuerpo y alma
La palabra latina homo y la palabra griega anthropos significan lo mismo: el hombre, el ser humano. Sin embargo, se formaron siguiendo directrices diversas. Homo se refiere al hombre como nacido de la tierra (homus-tierra) y anthropos ve al hombre como el ser que puede dirigir su vista al cielo (ana, tra, ops-mirar hacia arriba). Para poder comprender al hombre deben unirse ambas cosas: el ser dotado de espíritu, el ser ligado a la tierra.
El hombre es un ser que se compone de cuerpo y alma y, por tanto, se sitúa en la línea divisoria del mundo material y del espiritual; en él se unen el mundo visible de un alma espiritual.
El hombre es un cuerpo inserto en el mundo material, y por eso sabe que está sometido a las leves del espacio y del tiempo, al movimiento y a la finitud. Es un punto minúsculo, insignificante, dentro de la multiplicidad cósmica.
Puede, a veces, tener la sensación ser absorbido en la inmensidad del espacio. Pero también es espíritu y por eso puede trascender a la materia. El hombre posee un alma que le distingue de otros seres.
Es el alma una forma pura, inmortal, que sin embargo no es independiente del cuerpo para obrar. Su unión con el es esencial y es característica de su naturaleza, ya que necesita del cuerpo tanto como principio de acción como para completar su ser mismo. El alma humana es, por tanto, una forma pura incompleta, puesto que requiere del cuerpo es la materia apta, dispuesta inmediatamente para recibir al alma como su forma.
Decir que el hombre es cuerpo y alma significa que estas dos realidades están hechas la una para la otra, pero conservando cada una su propia naturaleza; en esta unión el alma se no se convierte en cuerpo, ni el cuerpo en alma. Si el cuerpo es materia apta para ser animada por el alma, no por ello se sale del orden material, y por tanto está sujeto a la mutación y a la corrupción.
El valor del cuerpo en la formación humana
La unión de alma y cuerpo supone para el hombre una tensión que le invita a buscar el dominio corporal a través de las potencias anímicas, de modo que el cuerpo se convierta en fiel instrumento para conseguir los bienes espirituales. Esto supone a veces restringir aquellas actividades corporales que obstaculizan la vida del espíritu, y en otras ocasiones servirse de él para la realización de todo lo que facilita el ejercicio de las virtudes.
Al ir formando a los adolescentes esta será la adecuada actitud pedagógica; inculcarles el valor y el respeto del propio cuerpo y, la necesidad de conservarlo en la mejor disposición para servir al espíritu. En la práctica todo esto se irá concretando en un conjunto de deberes relacionados con la higiene, el deporte, la diversión y el reposo, que no sólo tienen por objeto mejorar la función instrumental del cuerpo, sino que también tienen a la vista la estrecha relación entre la salud física y la salud del espíritu.
La higiene no sólo está relacionada con las exigencias que supone el cuidado de la salud, sino también con la natural y habitual correspondencia que hay entre la apariencia externa de la persona y su situación interior. En este punto habrá que evitar los dos extremos; ni causar un serio prejuicio a valores de orden superior como sería el caso, por ejemplo, de la elegancia buscada en sí misma, expresión de un profundo narcicismo, ni enmascarar tendencias vulgares, directamente contrarias al respeto debido al cuerpo. A veces se acentúa este peligro porque las modas y las costumbres toman un aire de extravagancia y de liberalidad que va destruyendo la facultad de percibir correctamente la naturaleza y el valor intrínseco de la vida eterna.
Sobre la valoración que debe darse al deporte, puede afirmarse que ordinariamente constituye un medio muy eficaz para derivar energía podrían desembocar mal. El deporte es una manifestación vital cuyas principales características son el esfuerzo, el riesgo, la superación personal, la competencia, la convivencia y el trato con otros. Ya desde tiempo de los griegos era concebido con esa finalidad por fortalecer el alma a través del fortalecimiento del cuerpo. Por eso, en la medida de lo justo, sin detrimento del tiempo y la energía para el cultivo intelectual, el ejercicio físico tiene un papel importante del joven, tanto por su importancia en la adquisición de virtudes, por encauzado de su agresividad.
La diversión es igualmente útil al cuerpo y al espíritu, siempre y cuando no se pierda su doble finalidad; el descanso del espíritu a través de un relajamiento de la atención y un cambio de actividad, y el reforzamiento de las facultades individuales. La diversión es un medio, no un fin, y por tanto puede ser beneficioso o prejudicial, útil
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