La Verdad Científica
Enviado por casto007 • 28 de Mayo de 2013 • 6.237 Palabras (25 Páginas) • 326 Visitas
VI. LA VERDAD CIENTÍFICA. (1)
ACTUALMENTE, el prestigio de la ciencia como garantía de la verdad en lo que se dice es muy grande. Los agentes de publicidad lo reconocen y explotan con frecuencia, señalando que las bondades del producto X han sido "científicamente comprobadas" o que la superioridad del producto Y está "demostrada científicamente".
A las proposiciones así calificadas, el carácter científico les confiere una doble virtud: no sólo son verdadera sino que además lo son de manera permanente e irrefutable. En la misma tesitura, se acepta que la ciencia no admite titubeos o incertidumbres: lo que ya ha sido demostrado científicamente como verdadero es clara y completamente cierto, mientras que lo que aún no ha recibido tal carácter permanece en la profunda oscuridad de lo desconocido. Por lo tanto, puede decirse que, en la opinión del público en general, las verdades científicas son ciertas, permanentes y completas.
En cambio, en los medios formados por profesionales de la ciencia, los investigadores aceptamos que la verdad científica es solamente probable, transitoria e incompleta. Mi objetivo en estas líneas es examinar las causas de estas diferencias conceptuales y sus posibles significados.
Que las verdades científicas son ciertas se demuestra con facilidad, pues es posible confirmar que las predicciones hechas a partir de ellas se cumplen. Recordemos que Herón, rey de Siracusa, había ordenado la construcción de una corona de oro y había entregado el precioso metal al joyero del palacio, pero cuando recibió la corona el rey sospechó que quizá el artífice lo había engañado, diluyendo el oro en otro metal, y le pidió a Arquímedes que lo demostrara. El sabio encontró la solución al problema en el sitio y en el momento en que menos lo esperaba: cuando se sumergía en una tina de baño y reconoció que perdía peso en la misma proporción en que desplazaba agua de la tina. En otras palabras, descubrió un método para medir la densidad de un objeto sólido de forma irregular; como la densidad depende del material con que está hecho el objeto, resulta también una forma de determinar la pureza del mencionado material. Aplicando su método a la corona del rey Herón, Arquímedes demostró que tenía menos oro del que había recibido el joyero real. La predicción (que no es otra cosa que una instancia particular de la verdad científica) se cumple y confirma el carácter verdadero del postulado científico.
La permanencia de la verdad científica es otro aspecto en el que difieren la opinión popular y el concepto profesional. El público en general tiene una posición ambivalente al respecto: por un lado, quiere pensar que "ahí afuera" existe una especie de montaña formada por un material purísimo llamado Verdad y que los científicos somos como picapedreros que con más o menos esfuerzo logramos obtener fragmentos de distintos tamaños de este material, que conservará su valor y su pureza para siempre; por otro lado, se da cuenta que, a través de la historia, algunas verdades científicas han cedido su lugar a otras, frecuentemente parecidas pero ocasionalmente tan distintas que se diría que son opuestas (no hace demasiados años se aceptaba que las células diploides normales de la especie Homo sapiens tenían 48 cromosomas; en 1956 se demostró, no sin cierto bochorno internacional, que en realidad sólo poseemos 46 cromosomas). Para estos casos, que no son pocos, el público en general ha adoptado el concepto del "progreso", o sea que las verdades científicas pueden pasar de menos a más desarrolladas, siendo al mismo tiempo todas ellas ciertas.
En cambio, cualquier miembro activo de la comunidad científica que sostuviera la permanencia de la verdad en la ciencia tendría como recepción inicial una sonora y unánime carcajada, seguida (si su postura es persistente) por su marginación completa. Los profesionales de la ciencia sabemos que una de las propiedades esenciales de nuestros postulados es su transitoriedad, que los resultados de nuestro trabajo se parecen mucho más a una escalera infinita que a las tablas de Moisés, que cuando postulamos una nueva hipótesis para explicar un grupo de fenómenos lo hacemos con la convicción de que probablemente es mejor que la vigente (que puede o no ser propia) pero que con seguridad, en última instancia, también está equivocada.
La razón de esta postura aparentemente irracional es que el conocimiento que tenemos de la naturaleza es incompleto; lo que sabemos no es perfecto pero es perfectible, no de un golpe sino poco a poco, con mucho trabajo y cayendo una y otra vez en falsas ideas de haber agotado la cuestión, de haberla comprendido en su totalidad. La verdad en la ciencia no sólo no es absoluta, sino que tampoco es (ni puede ser) permanente.
VII. LA VERDAD CIENTÍFICA. (2)
A PRIMERA vista, la palabra "verdad" se antoja de significado sencillo y hasta obvio. El Diccionario de la Real Academia la define como "Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas se forma la mente. 2. Conformidad de lo que se dice con lo que se piensa o siente..." Se trata entonces de una forma de relación entre dos términos, que cuando coinciden se califica de "verdadera" y cuando no lo hacen se conoce como "falsa". Además, uno de los dos términos es objetivo ("las cosas" o "lo que se dice") y el otro es subjetivo y está relacionado con el pensamiento y/o las emociones. De acuerdo con la definición lingüística de la palabra "verdad", la definición filosófica del concepto de "verdad" generalmente aceptada hoy es la propuesta por Alfred Tarski en 1933 con el nombre de "concepto semántico de la verdad", pero que hoy se conoce como la teoría de "la correspondencia con los hechos" de la verdad. La teoría de Tarski puede resumirse como sigue: "La proposición 'el cisne es blanco', es verdadera sólo si, en realidad, el cisne es blanco." En otras palabras, la propiedad designada como "verdad" es la medida en que las proposiciones corresponden a la realidad a la que se refieren. Nada más, pero también nada menos.
En vista de lo anterior, parecería aceptable que la polaridad "verdadero- falso" sólo es relevante a las proposiciones cuyo contenido forma parte de la naturaleza, de la realidad empíricamente verificable. Es legítimo discutir si la frase "el abuso del alcohol produce daño hepático" es verdadera o falsa, ya que se refiere a fenómenos reales y objetivos que pueden detectarse, analizarse y hasta medirse por todos los interesados en determinar si es cierta o no; en cambio, la frase "el alcoholismo es éticamente reprobable", con lo que casi todos estaríamos
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