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La Vida Social


Enviado por   •  14 de Junio de 2015  •  10.696 Palabras (43 Páginas)  •  256 Visitas

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I. Diversas visiones

1. Los ateos salen del clóset

"El operativo tuvo la luz del Espíritu Santo y la protección de nuestro Señor Jesucristo y de la Virgen en todas sus expresiones", dijo el presidente Álvaro Uribe tras la liberación de Íngrid Betancourt y otros 13 secuestrados que llevaban varios años en poder de las Farc. La religiosidad del mandatario se manifestó durante algún tiempo en la propia página web de la Presidencia con una frase que en algún momento recuperó el columnista Daniel Samper Pizano y que no se sabe cuándo y por qué desapareció: "Cuando el pueblo colombiano despierte, cuando el pueblo colombiano anochezca, tiene que pensar en Dios, en la Virgen María y en su Ejército".

El Presidente invoca a Dios con frecuencia, el rosario está institucionalizado los miércoles en la Casa de Nariño y los colombianos han visto al primer mandatario orando ante el cuerpo embalsamado del padre Marianito, hincado de rodillas al lado del cardenal Pedro Rubiano y del presidente de la Corte Suprema, e incluso, hace apenas tres semanas, invitando a la Junta Directiva del Banco de la República a pensar en el Espíritu Santo al decidir sobre las tasas de interés. Con justa razón, Lola Salcedo escribió en su columna de El Espectador que "ni en tiempos de doña Soledad Román de Núñez se boleaba tanta camándula ni se atribuía a la acción divina tanto".

No cabe duda de que millones de colombianos ven con buenos ojos las constantes expresiones religiosas del Jefe del Estado, pero algunos no están de acuerdo y han abierto un debate sobre si el Presidente, símbolo de la unidad nacional, está propiciando la aparición de un Estado confesional en contravía del Estado laico consagrado en la Constitución del 91.

En la polémica han terciado constitucionalistas, columnistas y científicos, y el debate ha servido para que algunos ateos hayan salido del clóset en defensa de sus no creencias religiosas.

En el programa del 18 de julio de Radiosucesos de la Mañana, de RCN, en medio de una discusión sobre si el Presidente atentaba contra la libertad de cultos y el derecho a la igualdad cuando rezaba el rosario frente a las cámaras del Canal Institucional, Juan Gossaín le preguntó al ex decano de Derecho de la Universidad del Rosario Juan Manuel Charry si era un religioso practicante. "No, Juan, yo soy ateo", contestó el abogado constitucionalista. Gossaín, entonces, le replicó medio en broma: "Ateo es aquel que sabe que hay que dar las gracias pero no sabe a quién, ¿no es cierto?". Pero con el tono firme de quien quiere dejar sentado un precedente, Charry le respondió: "Ateos somos los que no creemos en la existencia de Dios, Juan".

Al banquillo

En Colombia hay más ateos de lo que pudiera pensarse. O agnósticos, que son los que ante la imposibilidad de demostrar la existencia o la inexistencia de Dios, solo aceptan el conocimiento científico, verificable. "No me parece ni razonable ni justo que a una persona dotada de facultades intelectuales se le diga que tiene que sostener una doctrina porque sí", sostiene Andrés Mejía Vergnaud, investigador, columnista y promotor de una sociedad colombiana de ateos. Por su parte, la periodista María Jimena Duzán se siente identificada en su ateísmo con el filósofo español Fernando Savater, quien afirma que es un "suicidio intelectual" caer en la credulidad y en la fe, y que en cuestiones políticas o legales "Dios debe guardar silencio institucional".

Una encuesta realizada por Datatiempo en 2001 mostraba que de las 308 personas interrogadas en cuatro ciudades (Bogotá, Barranquilla, Cali y Medellín), el 0,4 por ciento no creía en Dios. En contraste -aunque no son comparables en sentido estricto-, una de Opinómetro-Datexco hecha para CAMBIO con 700 encuestados reveló que ese porcentaje ha subido a 3,3, cifra aún distante del 27 por ciento de Estados Unidos, el 59 por ciento de Alemania o el 73 por ciento de Francia, según una encuesta publicada por el diario Financial Times en 2006.

Pero si en Colombia el fenómeno se ha hecho manifiesto a raíz de las exhibiciones de religiosidad del Presidente, en el resto del mundo surgió con fuerza después de los atentados del 11-S y el ambiente de guerra santa que generó, de los escándalos de pederastia en los que se vio mezclada la Iglesia de Roma, y de la discusión académica sobre las teorías creacionista y evolucionista en cuanto al origen de la vida.

Hernán Toro, del grupo paisa Escépticos Colombia, escribió en su blog de eltiempo.com: "Los ateos están empezando a salir del clóset para mostrar sus puntos de vista, debido a que la irracionalidad y el fanatismo religioso inundan el mundo y amenazan con un choque de civilizaciones, mientras corrientes retrógradas erosionan la ciencia y la democracia".

Contra el fanatismo

Las creencias religiosas son del fuero interno de las personas, pero, a raíz de los hechos mencionados, prestigiosos autores como los británicos Richard Dawkins y Christopher Hitchens, el filósofo francés Michel Onfray y los estadounidenses Daniel Dennett y Sam Harris, han llevado el debate al escenario de lo público, convencidos de que religión y política son una mezcla explosiva. "Sospecho que el número de personas preparadas para admitir que son ateas está creciendo -le dijo a CAMBIO Richard Dawkins, profesor de la Universidad de Oxford-. Este crecimiento se debe a la cantidad de libros recientes sobre el tema, pero sobre todo a que la gente, tanto en los Estados Unidos de Bush como en el mundo islámico, está harta de la influencia de la religión".

Margaret Downey, presidenta de la Alianza Internacional de Ateos, fundada en 1995, se convirtió en activista contra la discriminación de los ateos desde cuando a su hijo le negaron el ingreso a los boy scouts por no ser creyente. Sostiene que autores como Dawkins, Hitchens, Dennett y Harris les han abierto camino a quienes no creen ni en el rejo de las campanas, y dice que el presidente de Estados Unidos también puso su granito de arena. "La payasada de Bush en nombre de Dios repelió al público e incluso a gente religiosa, que objeta la mezcla de gobierno y religión", dijo a CAMBIO.

El 11-S reabrió el debate sobre cuáles son las ventajas morales que, según los teístas, dan las religiones a sus fieles. "Los 19 asesinos suicidas de Nueva York, Washington y Pensilvania eran, sin lugar a dudas, los creyentes más sinceros que viajaban en esos aviones", anota Hitchens en su libro Dios no es bueno (Debate, 2008), y luego expresa su decepción por la reacción de los líderes religiosos estadounidenses que instigaron a la guerra contra los "enemigos de Dios" y hasta explicaron

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