La construcción y representación del yo en ambientes virtuales

Tema

La construcción y representación del yo en ambientes virtuales.

Introducción

La cultura electrónica actual no sólo ha representado un gran avance tecnológico dentro del ámbito científico o un cambio social, sino que la inmersión en esta cultura ha llegado a tal grado, que podría decirse que refleja una nueva realidad, que muchas personas utilizan como “su realidad”.

A raíz de esto, la identidad, o mejor dicho, la construcción y representación de ésta, se ve alterada, hasta que existe una dualidad entre realidades que el mismo individuo está viviendo y va cambiando mediante el uso del lenguaje.

A través de este escrito, analizaremos el fenómeno de creación de perfiles virtuales, tales como Facebook, Twitter, etc., cómo afectan la concepción del yo, y cómo es que la imagen afecta en diferente forma, dependiendo si se trata de un perfil virtual de la misma persona o una representación en forma de avatar de la persona.

Desarrollo

Primeramente, debemos entender de mejor manera lo que es el Yo o a partir de que concepción partiremos para hacer un análisis posterior. Se podría decir que el concepto del Yo ha sido construido a través de diversas ideologías que provinieron a través de diversas corrientes filosóficas y humanísticas. De esta forma, así como se puede hablar de nosotros como un ser individual, condicionado a factores tanto internos como externos como pueden ser el alma y el grupo social, la idea de un Yo que se puede definir a través de estos rasgos va enfrentándose cada vez más a nuevas corrientes de pensamiento que le llevan a cuestionarse su misma entidad individual.

 En concreto, podemos entender al lenguaje con relación al Yo como “el medio con el que el hombre se forma simultáneamente a sí mismo y al mundo, o mejor, con el que adquiere autoconciencia separando de sí un mundo” (Humboldt)

Relacionando un poco más el lenguaje con los ambientes virtuales, nos encontramos con que el éste tiene la facultad única en el ser humano de generar realidades, opiniones y creencias como ninguna otra condición humana. El lenguaje se puede entender como el medio más poderoso con el que contamos los seres humanos para generar acción y crear. A través de los sistemas que tiene el lenguaje, éste se puede estructurar de tal forma que nos puede ayudar a nuestros propósitos como forjador, moldeador y destructor de la realidad o nuestra realidad.

Ahora, traslademos estos conceptos a una época donde el internet está a total disposición del lenguaje y así, en cierta forma, descubrimos una extensión de nuestro mundo -u otra realidad- en la que es posible crear y representar el mundo que conocemos en uno nuevo; como una especie de mundo platónico, donde el internet o los perfiles virtuales toman el rol de ideales que nos gustarían alcanzar, nuestro propio y tangible mundo de las ideas, del que habla Platón, pero creado y forjado por nosotros y el lenguaje.

Esto nos lleva hasta el siglo XX con Magritte. Aquí podemos observar que cuando una persona crea un perfil o un avatar (ahora veremos la diferencia que existe entre estos dos) está generando un ideal basado en la concepción que tiene la persona misma de ella. Sin embargo, el perfil es sólo una representación de la persona, no una re-presentación. Aunque la persona creadora y la persona virtual sea la misma, el simple hecho de que la persona virtual haya nacido de una concepción de la persona y de una forma idealista, convierte a la persona virtual en una representación que, podría decirse, se encuentra a un “nivel” de distancia de la persona real. Si vemos una foto de perfil en Facebook o Twitter, no estamos viendo a la persona. Como diría Magritte: “esto no es una pipa”.

Por otra parte cuando hablamos de un avatar, estamos frente a una realidad totalmente diferente.  Pongamos de ejemplo los famosos “mundos” virtuales, como World Of Warcraft (un juego de rol por turnos donde creas tu propio personaje en un mundo ficticio).

El hecho de analizar los avatares nos permitirá observar cómo las personas representan su imagen deseada –quizá su ideal-, a través de elementos gráficos, y cómo está de por medio la subjetivación en estos procesos.

Los mundos virtuales y, por consiguiente, el avatar, son ambiguos. Mediante medios gráficos representan el mundo sin el mundo y a las personas sin personas, es decir, están constituidos por imaginarios, por información subjetiva.

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