La filosofía griega. Héctor Samour
Enviado por hsamour • 10 de Febrero de 2016 • Ensayo • 4.141 Palabras (17 Páginas) • 325 Visitas
La filosofía griega. Héctor Samour
1. Importancia de la filosofía griega
En este artículo haré una aproximación a los aspectos principales de ese período privilegiado de la historia de la filosofía occidental, que es la filosofía griega. Es “privilegiado” porque nuestra manera de pensar, nuestra Weltanschauung, está en gran medida, condicionada e influida por el modo de pensar de los griegos antiguos. Algunas de sus producciones, generalmente científico-técnicas, han sido superadas y perfeccionadas por la modernidad, pero otras han sido sólo perfeccionadas y, algunas, ni superadas ni perfeccionadas. Los tiempos posteriores, por ejemplo, en arte, se miran continuamente, en múltiples resurgimientos o renacimientos, en el espejo del tiempo de los griegos. Pero hay más.
La filosofía actual, a veces, busca justificación y legitimación. Y en muchos casos, para definir cuál es la esencia de la filosofía se ha abocado a los griegos para mostrarla en su gestación (Zubiri, Heidegger, Nietzche, Marx, Hegel). Los griegos generaron una forma de pensar y un lenguaje de los que somos deudores, unos conceptos, en fin, que son, en gran medida, nuestros conceptos. O como dice Zubiri: “Es que el pensamiento griego pertenece al pensamiento occidental de una manera mucho más honda que por haber sido el punto de arranque de unas especulaciones que han durado a lo largo de los siglos; Grecia pertenece a nosotros de una manera más fundamental: porque constituye permanentemente y todavía hoy la posibilidad misma de la filosofía occidental”.[1]
Ciertamente los griegos pasaron, ya no están. Y en este sentido, Grecia pertenece al pasado que ya no es. Pero donde hay continuidad histórica, lo que desaparece no cae en el vacío, sino que, al desaparecer, deja a las subsiguientes generaciones en una situación definida por las posibilidades que le ha legado aquello que ya no existe, y son estas posibilidades legadas a la posteridad las que constituyen y definen la situación de los sucesores. En este sentido, Grecia pertenece a las posibilidades internas de la filosofía occidental. Pero esta dialéctica de las posibilidades no consiste en una mera recepción. Uno puede pensar que se trata de una mera continuación: Anaximandro, Parménides, Platón, Aristóteles, etc., han tratado una serie de temas, y de esos temas se va a continuar hablando dentro del mundo occidental. Esto es, en parte, verdad, pero no es lo fundamental, porque a lo más conduciría a una especie de cóctel del pasado y del presente. Las ideas del mundo griego, el elenco de conceptos que el mundo griego nos ha otorgado como posibilidades intelectuales, se va a utilizar para resolver problemas completamente ajenos a la mente griega.
La casi totalidad de los conceptos que forman el acervo de la filosofía occidental estuvieron de una u otra forma pensados por los griegos. Hay excepciones, por ejemplo, el mundo griego jamás tuvo ni el vocablo ni la noción de persona, o un concepto o vocablo que respondiera a lo que nosotros entendemos por existencia, que apareció hasta el siglo IV.
Mostraré la evolución de la filosofía griega, insistiendo en los conceptos que tal filosofía dio a luz, y que han tenido una gran repercusión en la historia de la filosofía. Conceptos como logos, aletehia, sophos, eón, einai, physis, nous, epistéme, doxa, dynamis, energeia, eidos, eicasía, eudemonía, pistis, dianoia, ousía, polis, arjé, paideia, telos, entelequia, etc.
2. Cómo hacer historia de la filosofía griega
La filosofía griega es un proceso evolutivo en el que la filosofía nace arrancándose paulatinamente del mito, se constituye y se desarrolla. Pero no se trata sólo de un proceso meramente lógico o una mera evolución de puras ideas, sino un proceso que surge de las relaciones del ser humano con la naturaleza y la sociedad. Se trata de un proceso histórico sociocultural.
Erróneamente se ha creído que en un momento dado del proceso histórico surge espontáneamente un interés en la pura contemplación desinteresada y racional. Pero esto no es así. Veamos lo que dice Aristóteles al respecto:
“Que no se trata de una ciencia productiva, es evidente ya por los que primero filosofaron. Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes, luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a las estrellas y a la generación del universo. Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia. Por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos”.
“De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esa disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna otra utilidad, sino que, así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta es sola para sí misma”.
“Y, entre las ciencias, pensamos que es más sabiduría la que se elige por sí misma y por saber, que la que se busca a causa de sus resultados, y que la destinada a mandar es más sabiduría que la subordinada”. [2]
¿Se hace ciencia sólo por saber? Aristóteles dice que la sabiduría (la filosofía) es una ciencia contemplativa, desinteresada, no productiva. Pero también dice que la filosofía comenzó cuando ya estaban solucionadas las cuestiones productivas y de “ornato de la vida”, con lo cual reconoce la importancia de las condiciones materiales para que surja lo espiritual; sólo cuando existe lo primero se puede dar lo segundo.
Sin embargo, Aristóteles olvida algunas cosas, sobre todo, la importancia y decisiva influencia que los modos de inserción de los filósofos en la sociedad ejercen en su filosofía. En este sentido, Zubiri afirma lo siguiente:
“Toda filosofía tiene su base, como supuesto suyo, una cierta experiencia. Contra lo que el idealismo absoluto ha pretendido, la filosofía no nace de sí misma. Y ello, en varios sentidos: primeramente, porque si así fuera, no sería explicable que la filosofía no hubiera existido plena y formal en todos los ángulos del planeta, desde que la humanidad existe; en segundo lugar, porque la filosofía muestra un elenco variable de problemas y de conceptos; finalmente, y sobre todo, porque la posición misma de la filosofía dentro del espíritu humano ha sufrido sensibles oscilaciones...Pero el que toda filosofía parta de una experiencia no significa que esté encerrada en ella, es decir que sea una teoría de dicha experiencia... La filosofía puede contradecir y anular la experiencia que le sirve de base, inclusive desentenderse de ella y hasta anticipar formas nuevas de experiencia. Pero ninguno de estos actos sería posible sino poniendo el pie en una experiencia básica que permitiera el brinco intelectual de la filosofía. Esto quiere decir que una filosofía sólo adquiere fisonomía exacta referida a su experiencia básica... Experiencia significa algo adquirido en el transcurso real y efectivo de la vida. No es un conjunto de pensamientos que el intelecto forja, con verdad o sin ella, sino el haber que el espíritu cobra en su comercio efectivo con las cosas”. [3]
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